Música

Daughter / Stereo Mind Game

Daughter llegan a su tercer disco 10 años después de su debut. Aparte de una banda sonora para un videojuego y algún proyecto paralelo, ‘Stereo Mind Game’ es su primer álbum desde 2016, cuando publicaban ‘Not to Disappear‘. El disco vuelve en el punto en el que lo dejó el grupo formado por la líder Elena Tonra, el guitarrista Igor Haefeli y el batería Remi Aguilella. El precioso single ‘Be Your Own Way’ mantiene las letras susurradas, los efectos electrónicos, los bellos arreglos de cuerda, la melancolía… si bien con cambios sutiles.

Si en su debut ‘If You Leave‘ hablábamos de unos textos que versaban sobre rebozarte en tu propia miseria y en el alcohol, ‘Stereo Mind Game’ es un disco que trata de salir adelante. Explica Elena Tonra que este disco «es más optimista que los anteriores, aunque aún tiene mis letras, por lo que no iba a salir del todo luminoso». Y esa voluntad se ha manifestado en algunas de las canciones más accesibles que nunca hayan grabado Daughter, por un lado. Por otro, también algunas de las más diferentes.

En el primer grupo estaría esa buena presentación que fue ‘Be Your Own Way’, sobre una relación a distancia, en concreto sobre alguien que conoció en California, con el océano de por medio que eso iba a implicar (“te veré en otro planeta si los planes cambian”). Y ahora podemos sumar piezas como ‘Swim Back’, con algo de noise, algo de indietrónica, algo de rock; y la post-grunge ‘Party’, en que Elena recuerda su vida antes de dejar de alcohol. «La peor noche de mi vida, o lo que es peor, la mejor», sentencia… y todos los que hemos consumido alguna vez podemos reconocernos ahí.

En producciones así de pulcras y ricas, Daughter recuerdan un tipo de pop electrónico que ya apenas se hace y que durante 5 minutos pareció inundarlo todo en los años 2000. Lo fácil es vincularlos con paisanos y coetáneos como The xx y London Grammar, pero la profundidad de capas hace pensar más bien en gente como Lali Puna o las dos bandas de Ben Gibbard, Death Cab for Cutie y The Postal Service, dada la importancia tanto de las guitarras como de los sintetizadores.

En el segundo grupo, una serie de canciones ligeramente experimentales, pero siempre cálidas, que ellos mismos definen como territorio nuevo para ellos. ‘Junkmail’ se compone de basura encontrada entre el correo no deseado, definiéndose como «la canción más desprovista de género que jamás hayan publicado». ‘(Missed Calls)’ no es tanto un molesto interludio de 2 minutos sobre mensajes de voz, como una reflexión sobre lo separados y solos que estamos, y que recuerda un poquito a Air France.

‘Neptune’, grabada en una sola toma, es una preciosa metáfora sobre lo que significa estar apoyado por nuestros amigos. De ahí que en su segunda parte se sumen los coros de Igor y de la cantante Josephine Stephenson. Es un homenaje a cómo nuestros seres queridos se las arreglan para sacarnos del agujero. Y el álbum se cierra con un tema llamado ‘Wish I Could Cross the Sea’ en el que los sonidos ambient, los efectos, el chelo y el piano tratan de emular a las olas del mar.

El proceso de creación de ‘Stereo Mind Game’ ha sido largo y elaborado, y por ejemplo la estupenda ‘Future Lover’ fue una de las primeras melodías que tuvieron, pero una de las últimas grabaciones que supieron culminar. Todo ello sin que el acabado final suene forzado o artificioso. «Estoy deseando averiguar cómo será el futuro, si tendré tiempo suficiente». Sigue habiendo un gusto por la canción pequeña en su música que nunca les hará llenar estadios. Pero es una canción pequeña como la mejor de Ivy o de Autour de Lucie. Una que nunca hemos podido olvidar aunque no ocupara las portadas.

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: daughter