Música

Tina Turner no «tenía una edad»

Hay un momento de tu vida en que la edad no significa nada. Cuesta recordarlo en un mundo en el que artistas de 20 años escriben sobre sentirse «viejos», estrellas de 28 piensan en retirarse para no hacer «el ridículo», influencers de 30 y poco se definen como «señoras mayores», podcasters de 40 no se quitan el «tener una edad» de la boca, y personalidades de 50 se definen como «abuelas», como para reírse de sí mismas, como si ser abuela fuera algo gracioso en absoluto. Pero es cierto. Hablo de la infancia: cuando tus padres son Dioses que lo saben todo para ti, y el mejor plan que te cabe en la cabeza es pasar un verano con unas personas octogenarias. Tus abuelos. *Los de verdad, no tus amigos que se autodenominan como tales desde los 25.

Seguro que muchos de los que leéis sobre música, tengáis la edad que tengáis, rondabais los 5 años cuando descubristeis a Tina Turner. Da igual si fue en 1971, en 1984, en 1995 o en 2010. A través de su trabajo con Ike Turner, su resurrección en solitario, con la banda sonora de ‘GoldenEye’ o a través de una película, un musical, la noticia sobre su retirada o el algoritmo de Spotify, ver a Tina Turner por vez primera era contemplar un mito, una leyenda viva en cuanto abría la boca o se movía por el escenario, con un carisma arrollador. Alguien que nunca pasaría de moda. Y desde luego alguien que no «tenía una edad».

La inocencia de la infancia y la pubertad hizo disfrutar a una generación de niños y adolescentes de clásicos como ‘What’s Love Got to Do With It’ sin que te preguntaras cuántos años tenía Tina Turner. Recuerdo quedarme embobado mirando sus vídeos, sin nunca, jamás, tratar de dilucidar su edad. Eso llegaría mucho después.

El comentario sobre lo bien que se conservaba la artista sí era habitual, pero también lo eran los cincuentones en las listas de éxitos, a diferencia de lo que ocurre ahora, cuando parece que la industria ha agudizado su crueldad con los profesionales de la música pop. Leonard Cohen era pinchado con 50 años en Los 40 Principales (son los que tenía en la era ‘I’m Your Man’), Julio Iglesias vendía millones de discos aún en los 90, todo el mundo sabía quién era Nana Mouskouri porque era carne de prime-time. Ahora parece que tenemos mucho miedo de que alguien cambie de emisora o de canal, o de que se asuste escuchando una playlist. Han mejorado muchísimo algunas cosas, pero la media de edad para entrar en Today’s Top Hits de Spotify ronda los 30 años, rara vez puede pasar de los 40, con honrosas excepciones.

Excepciones como Beyoncé, para la que Tina Turner es un referente muy evidente, al proceder de un entorno musical eminentemente masculino. En su entrevista para The Guardian del mes pasado, que parece haberse concedido como temiendo lo peor, Tina era muy consciente de ese papel. Cuando le preguntan cómo quiere ser recordada, responde que como «reina del rock’n’roll» y añade: «como mujer que mostró a otras mujeres que está bien esforzarse por conseguir el éxito en sus propios términos». Cuando le preguntan qué no le gusta de su apariencia física (y parece mentira que esto sea una pregunta en 2023, y de un medio serio), es tajante: «Nada. Las mujeres se ven obligadas a mirarse a sí mismas demasiado fijamente, y a ser críticas con su apariencia. Y los hombres, no». Y una más para el «knock-down» del test. Cuando le preguntan «qué te da miedo de hacerte mayor», responde igualmente: «Nada. Esta es la aventura completa de la vida y acepto y abrazo cada día traiga lo que traiga».

Decía Picasso que «cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida». Los artistas han ido por delante para enseñarnos un par de cosas sobre cuál es la supuesta manera adecuada de envejecer, y Tina Turner puso algo más que un grano de arena al respecto, sobre todo siendo mujer.

Mientras muchas actrices de Hollywood protestaban con razón por la falta de papeles para las mujeres de «cierta edad», Tina Turner lograba hacer de la edad su gran bandera, por mucho que no supieras muy bien de qué edad estábamos hablando. Tanto ha cambiado todo con los tiempos, de hecho, que sorprende comprobar que en su momento de mayor popularidad la artista tenía tan sólo 45 y 50 años, es decir, la edad actual de Shakira, y no la que quizá te haya venido a la mente, próxima a la jubilación. Tanto han cambiado los tiempos, las modas y las posibilidades: no lucen igual los 42 años que tenía Elvis cuando murió, que los 50 de Jennifer Lopez en la Super Bowl. Y este cambio de percepción, entre otros factores, se debe a que a Tina Turner le salió del coño subirse a un escenario con 51 años en minifalda.

Muchas de las loas que hoy se escribirán sobre Tina Turner se corresponderán con sus tiempos junto a Ike Turner, con quien logró sus primeros éxitos, le dio su primera oportunidad y al fin y al cabo un hijo y su apellido profesional, en medio de demasiadas cosas malas e intolerables. Pero siempre tendrá más valor una reinvención en lo que podríamos llamar «a destiempo», que un golpe de suerte en la lozanía de la juventud, algo al alcance de casi cualquiera. Y fue en ‘Private Dancer’ donde dejó al mundo mudo.

Cuando en Capitol ya nadie daba un duro por ella, cuando iba por su 5º disco en solitario sin haber alcanzado casi ningún hit sola, más de un lustro después de su separación, el ejecutivo John Carter se enfrentó al sello para defenderla. Quedaba atrás el rhythm and blues, también los coqueteos con la música disco, para apostar por un sonido que mezclara baladas y temas de pop llenaestadios. Algo que terminaría definiendo los 80 por su alternancia entre guitarras y teclados, emparentado con Bruce Springsteen. Lo cual era bastante gracioso porque no era otra que Pamela Springsteen, hermana del Boss, a quien veíamos en el vídeo de ‘What’s Love Got to Do With It’ como bailarina.

Y este fue su gran comeback, con un punto reggae y unos sintetizadores sensuales que dotaban al disco de cierto misterio. Curiosamente, tanto Cliff Richard como Donna Summer habían rechazado este tema, ignorando que iba a posicionarse en el número 1 del Billboard Hot 100 de Estados Unidos.

También estaría en aquel disco ‘Private Dancer’, un bonito tema escrito por Mark Knopfler que Dire Straits habían rechazado de ‘Love Over Gold’. Knopfler creyó que un cantante masculino no podía entonar tal letra, que parecía escrita desde la perspectiva de una prostituta. Mientras Mark no se veía «bailando por dinero», Tina Turner no tuvo ningún reparo en entonar este tema sobre alguien que sí hará tal cosa y “todo lo que quieres que haga” en un lugar “al que todos los hombres van porque todos los hombres son iguales”.

Se escogería este tema para titular el LP y la portada del disco, con Tina pintándose los labios, acompañada de un gato negro, es histórica. Casi tan icónica como la portada después de ‘Break Every Rule’ (1986), un título que dejaría claras sus intenciones. Y que llegaría tan solo unos meses después de la gira del disco anterior, que fue monstruosa: hasta 177 fechas. Echad un ojo a la hoja de ruta y desfalleced del susto: a excepción de enero, cuando no había empezado, y junio, cuando se tomó un descanso, Tina Turner ofreció un concierto prácticamente todos los días de 1985.

Pero Tina no desfalleció, y grabó rápidamente ese otro disco que presentaría con singles como ‘Typical Male’ o ’Two People’. Allí hubo créditos de Bowie, Bryan Adams, Phil Collins o Steve Winwood de diferentes formas; si bien sería ‘The Best’ ya en 1989 otro de sus grandes hitos. La canción ya se había publicado de mano de Bonnie Tyler, pero Tina Turner sentía que se podía mejorar: pidió un nuevo puente y cambió un poco el tono.

Los primeras notas de ‘The Best’ son tremendas. De esas que hacen reconocible un tema en un par de segundos, o quizá una carrera entera. Antes de cantar el tema, por ejemplo en Barcelona, decía “¿sabéis qué? ¡Sois los mejores!”, en referencia al título de la canción. Aunque todos sabíamos que tal tema solo podía estar dedicado a sí misma, subida en unos tacones de 15 centímetros, mostrando las piernas que se harían imprescindibles en sus parodias, o rugiendo literalmente en un gesto que podríamos llamar «empoderado» si es que tal palabra entonces hubiera sido inventada.

Tina Turner interpretó en los 90, con gran éxito también, el tema ‘GoldenEye’ para ‘James Bond’, que Bono y The Edge no habrían grabado ni con la mitad de gracia como U2. Los irlandeses, en aquel momento entre ‘Zooropa’ y ‘Pop’, por no hablar de su proyecto experimental The Passengers, escribieron el tema con Tina Turner en mente, pero a esta no le gustó nada la demo que le mandaron y la rechazó. “Me mandaron la peor maqueta posible. Esta canción, es que ni siquiera sé en qué tono estaba”. Bono le suplicó que la aceptara. “Me pareció increíble lo que me habían mandado, pero ya sabes, tienes que meterte en la piel y hacerlo. Entonces la canté como la canté y Bono quedó impresionado. Tuve que salirme de mí misma y hacer la canción. Nunca había hecho una canción como esa antes, y me dio creatividad en el sentido de hacer algo que era muy, muy difícil».

De la misma manera que James Bond no volvió a arriesgar con un artista de 55 años para interpretar su tema principal, esa Tina Turner dispuesta a arriesgar y a hacer otras cosas es la que echamos de menos en última instancia. Podemos recordar algún single de sus dos últimos discos, como ‘On Silent Wings’, con coros de Sting, porque la radiofórmula fue generosa con ellas. Pero es cierto que en estos años Tina Turner no se prodigó como compositora, como sí había hecho durante los 70, ni ya como performer. En su última entrevista para ABC, afirmaba: «Estoy segura de que todos podemos abrirnos un camino a nuestra versión personal de una vida en paz. Estoy segura porque yo pude, incluso después de enfrentarme a circunstancias aparentemente imposibles. No soy sobrehumana, solo una señora de un pueblo llamado Nutbush. Si yo pude llegar a ser indestructiblemente feliz, todos podemos».

Había sido precisamente la historia de Nutbush la que nos contaba en ‘Nutbush City Limits’, un éxito primigenio junto a Ike equiparable en cifras a la adaptación de ‘Proud Mary’ o a la de ‘River Deep – Mountain High’. Un lugar en el que solo se podía «ir de compras los viernes y a la iglesia los domingos», donde «no había whiskey», donde «el límite de velocidad era demasiado bajo». Donde «vas a la cárcel sin fianza». Un tema que recibió una producción bastante imaginativa para ser de 1973 y que nos contaba la visión de la artista sobre una ciudad sin posibilidades, cuando tenía poco más de 20 años.

Complace imaginarla feliz, como decía ella misma, terminar sus días con su familia, después de haber trabajado tanto. Aunque duele pensar que su último disco llegara tan pronto como a los 60 años, y dejara de dar conciertos tan pronto a los 68, a diferencia de lo que han hecho muchos de sus homólogos masculinos, que continúan ofreciendo shows incluso más allá de los 80, como esos Rolling Stones a los que tantísimas veces teloneó (además sintiendo una atracción secreta hacia Mick Jagger).

Ahí Tina Turner decidió que «sí tenía una edad». Pero qué demonios, ya había puesto una primera piedra como mínimo para las mujeres. Una tan grande que incluso resultó en algún momento demasiado pesada para sí misma. Cuando le preguntaban por su retiro, respondía entre risas que «no quería salir al escenario con bastón». Que quería ser recordada dándolo todo sobre las tablas como había hecho siempre. Algunos lo llamarán retirarse a los 68 -una edad estándar de jubilación- con dignidad. Otros argumentarán que si sus 50 años fueron los nuevos 30 hace demasiado tiempo, los 70 pueden ser los nuevos 50 para generaciones venideras. Será gracias a ella, aunque fuera sin proponérselo.

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: tina turner