Este 12 de agosto se presentó en el festival de electrónica Dreambeach el nuevo proyecto del inagotable DELLAFUENTE. ‘INCURSIÓN’ fue un show conceptual en luces, láser y visuales que no se va a volver a repetir en vivo, y que reinventaba en clave de remix parte del repertorio del artista granadino. El proyecto paralelo se llama SALOMON SESSIONS. Esta semana se publica la versión de estudio del espectáculo, mientras que la edición física que saldrá más adelante incluirá la parte audiovisual captada en Dreambeach.
Entre los productores que han reimaginado algunas de las piezas más emblemáticas de DELLAFUENTE están Antonio Narváez, Baiuca, Daniel Rifaterra, Nusar3000, PMP, Raul Nadal, Skash, Toni Anzis y el propio Pablo Enoc Bayo Ruiz.
Aunque no aparecen remezclas de algunas de sus colaboraciones más populares, como la realizada junto a Rels B ni la de C. Tangana, que tampoco es que sean las más queridas de su repertorio, precisamente, ‘INCURSIÓN’ sí funciona por momentos como un particular “greatest hits” adaptado a las pistas de baile. Sobre todo cuando se abre con ‘Dineros’ con Morad seguida de ‘A lo mejor’, seguida de la reciente y muy destacable ‘Sharila’, una de sus últimas grandes composiciones.
Las aportaciones de diferentes productores dan matices a las canciones. ‘Cuéntamelo’ se ha convertido en un fiestón de piano-house que ni el Diplo de ‘Be Right There’. ‘Yalo Yale’ conserva en su versión «115/117 bpm» el espíritu de tecno-rumba de la original, solo que elevado al cubo y aderezado con unas gotitas de acid. ‘Dineros’ pretende ser un homenaje al jersey club, mientras ‘A lo mejor’ juega con el trance, ‘3 caras’ con los territorios drum&bass con nusar3000, y ‘Libertad y salud’ con el techno en manos de PMP.
Con lo substanciales que son los cambios de remezcla a remezcla, ‘INCURSIÓN’ termina resultando algo lineal de más, para bien y para mal. Para bien, porque el proyecto es cohesivo; para mal, porque se hace un poco de bola. Ni las producciones más bailables terminan de ser trallazos de total lócur, ni las más contemplativas terminan de mirar por la ventana tristemente de verdad. En este último caso, no habría hecho ningún mal una versión de 7 minutos con nuevos pasajes instrumentales de la ‘Nana del miedo’. La idea de Daniel Rifaterra era estupenda. ¿Alguien dijo The Field?