Róisín Murphy, autora de grandes discos dentro y fuera de Moloko, de ‘Statues’ a ‘Overpowered’, ha estado en el foco de la crítica en las redes sociales durante los últimos días. El problema han sido unos comentarios de tintes transfóbos procedentes de lo que parecía su Facebook personal. En principio se desconocía si la cuenta era verdadera o los comentarios eran “fake”, pero finalmente Róisín ha reconocido que son suyos.
En dichos comentarios, Róisín se pronunciaba en contra de los bloqueadores hormonales en menores de edad. Se trata de medicamentos prescritos a niños con disforia de género, que retrasan la creación de testosterona o estrógenos. Comentando al activista tránsfobo Graham Linehan, Róisín decía: “por favor, no me llames TERF, no uses esa palabra contra las mujeres. Te lo suplico. Pero los bloqueadores hormonales SON UNA MIERDA, son farmacéuticas partiéndose de risa de camino al banco. Los niños pequeños confundidos son vulnerables y necesitan protección. Esa es la verdad”.
Teniendo en cuenta lo que se parece esa justificación a la de las personas que están en contra de las leyes trans, el revuelo ha sido todavía mayor. En Popjustice han tenido que cerrar todos sus hilos. Y el comunicado que ha decidido emitir Róisín Murphy a través de Twitter no ha ayudado demasiado, pues viene a anteponer su carrera musical al activismo.
La cantante comienza diciendo que se ha encontrado en medio de una discusión pública con la que no se siente “a gusto”: “No me puedo disculpar lo suficiente por ser la razón de todo este surgimiento de daño, fuego y azufre potencionalmente peligroso en las redes sociales. Presenciar las ramificaciones de mis acciones y las divisiones que ha causado es desolador”.
A continuación reconoce que la cuenta de Facebook que originó el daño sí es suya: “He tenido una cuenta personal de Facebook durante años. La mañana en que hice esos comentarios estaba haciendo scroll, y traté un tema específico que solo tenía relación con un post en concreto de una persona. Era algo que tenía en mente. Conocía a amigos informados sobre el asunto. Debí haber sabido que estaba cruzando una línea”.
Continúa hablando de su público LGTB+: «He pasado toda mi vida celebrando la diversidad y las diferentes opciones, pero nunca he dirigido mi música directamente a los bolsillos de ningún sector demográfico en concreto. La música que hago es el centro de todo lo que hago y siempre está evolucionando de manera impredecible. Para todos aquellos que me estáis abandonando, o los que ya os habéis ido, lo entiendo, de verdad, pero por favor sabed que os quiero a todos y cada uno. Siempre he estado orgullosa de mi audiencia y he entendido el privilegio que supone actuar para todos vosotros a lo largo de los años”.
Añade: “Lo siento muchísimo si mis comentarios os han hecho daño directamente, a muchos de vosotros. Habéis debido de sufrir un gran shock al ver esto tan abruptamente. Entiendo que las opiniones cerradas no sirven para nada, pero espero de verdad que la gente pueda entender que mi preocupación venía del amor por todos nosotros”.
Quizá en referencia a quien la haya acusado de promocionar con esto el disco que sale en 10 días, responde: «Desde ahora, saldré de esta conversación públicamente. No tengo ningún interés en convertirlo en NINGÚN tipo de campaña, porque hacer campañas no es lo que yo hago. Aunque entiendo completamente que para otros el activismo es su verdadera vocación, algo necesario y legítimo en una democracia, mi verdadera vocación es mi música y la música nunca excluirá a ninguno de nosotros. Creo que siempre será una de esas herramientas que podemos usar para crear una cultura de tolerancia. Gracias por molestaros en leer esto”.
A 2 semanas de publicar ‘Hit Parade’, su disco con DJ Koze, que contiene algunas de nuestras canciones favoritas en este momento, como ‘CooCool’ y ‘The Universe’, habrá quien anteponga la música por encima de todo.
Pero cuando acaba de compartir un vídeo lleno de color y brilli-brilli con Jessie Ware, cuesta comprender que Róisín Murphy no se haya dado cuenta de que su música SÍ se dirige a un «sector demográfico» tan concreto como el de Taburete o Morgan Wallen. El vestuario de Murphy, su modo de moverse y por supuesto el modo de romper moldes de sus sofisticadas producciones, sonaba en muchas cabezas como la viva imagen del activismo. Parecía evidente incluso su inspiración en lo queer, así como el modo en que ella ha inspirado a generaciones que han venido detrás. Parece que no es el caso.
Desde luego sí pertenece a un sector demográfico muy concreto el tipo de público en nuestros foros que está devolviendo el pre-pedido de su disco a través de su página web, o lo está intentando. Y no seré yo quien levante la mano de la cancelación: reseñaremos su disco y publicaremos nuestra entrevista sobre dicho álbum con la artista -realizada hace semanas- ciñéndonos estrictamente a valores musicales. Pero cuestionar el activismo, hablar de «campaña» aunque sea en negativo -en plena campaña-, el simple uso de la palabra «demographics», o pensar que tu música servirá de unión en los tiempos crispados que corren, no parece la mejor manera de salir de un embrollo. «Contrata a un community manager» es la primera respuesta destacada a este tuit con el que Róisín Murphy decidía afrontar la polémica.