Música

Bonnie “Prince” Billy / Keeping Secrets Will Destroy You

Lo nuevo de Will Oldham retoma las cosas donde las dejó en 2020 con ‘I Made a Place’ si miramos estrictamente a su obra en solitario, aunque recientes colaboraciones con Bill Callahan o Matt Sweeney han mantenido a esta leyenda del alt-country ocupado mientras tanto. Lo de “leyenda” no es una hipérbole: se acaban de cumplir 30 años del debut de Palace Brothers, y Oldham no da señales de aminorar su incansable ritmo artístico ni esa admirable consistencia creativa que ha mantenido hasta la actualidad.

Su nuevo álbum es prueba fehaciente: una docena de nuevas canciones excelentes, unidas por el nexo común de la sobriedad. Atrás quedan los arreglos con banda completa de ‘I Made a Place’, y tampoco encontrarás aquí las excentricidades experimentales de -por ejemplo- su versión del ‘I Wish You Were Gay’ de Billy Eilish junto a Bill Callahan. Oldham vuelve con un planteamiento de folk austero, intermitentemente acompañado por algunos músicos invitados de su ciudad (Louisville, Kentucky).

EL primer dato relevante es el hecho de que la grabación original de ‘Keeping Secrets Will Destroy You’ incluía batería y bajo en varios temas, que fueron posteriormente omitidos en la mezcla final. Un “menos es más” nada nuevo en el artista, que ha usado ese enfoque no percusivo, casi de música de los Apalaches, con anterioridad.

Pero esa búsqueda de frugalidad tiene también un impacto en la recepción del oyente: su sencillez te acerca la voz de belleza agrietada de Oldham mucho más a los oídos, y te coloca las canciones mucho más cerca del corazón. Algo que es especialmente perceptible en maravillas de espartana simplicidad como ‘Kentucky Is Water’ o ‘Rise And Rule’, que se sostienen perfectamente con simple guitarra española y voz durante cuatro o hasta seis minutos de los que no sobra ni un segundo.

Son canciones que aportan delicadeza acústica folkie de enorme belleza, pero el álbum también ofrece melodías más cercanas al pop acústico, eso en lo que su autor ha sido siempre especialista. Por ejemplo ‘Behold! Be Held!’ ofrece una de las melodías más inspiradas de Will en décadas, con maravilloso acompañamiento de órgano y saxofón, y una letra que es capaz de aunar versos de amor a la música (a crearla, a consumirse en ella), de amor una persona (“me debes una explicación por no ser mía”) y una tercera estrofa sobre la muerte y la reencarnación. Todo puede caber en una canción de Bonnie “Prince” Billy.

Entre esas canciones está también la excelente ‘Willow, Pine and Oak’, con otra melodía deliciosa, y una letra en la que clasifica a la gente en tres tipos de árbol: los sauces te secan el pozo y “el tiempo pasado con ellos lo lamentas”. Los pinos “emiten un maravilloso olor” pero “su corteza es pegajosa, abrazarlos es complicado” y “son solitarios, lo cual no es para mí”. Es en el roble, pues, “donde reside mi amor”.

Todo esto se complementa con otro puñado de canciones más claramente country, de esas que en lo formal son claramente ese estilo, pero que las letras de Oldham alejan de cualquier parecido con lo esperable del género. ‘Like It Or Not’ abre el disco en esa onda, estableciendo además lo que será su sonido dominante: canciones grabadas de forma casual, doméstica, con algunos instrumentos de acompañamiento (mandolina, violín) que aparecen tímidamente, en segundo plano, hacia la mitad de la canción, si es que llegan a hacerlo. Sus versos parecen expresar verdades sobre la vida que Oldham quiere transmitirnos, “Todo el mundo sonríe cuando ve algo hecho con justicia / Todos lloramos cuando sentimos que nadie confía en nosotros / Todo el mundo muere al final, así que no hay nada que ocultar” para después dar uno de sus típicos quiebros: “Canto a la destrucción / Hoy me siento feliz / Y recuerda la regla de oro: / El fin del mundo no se va a marchar de aquí”.

Entre esas canciones está también la más uptempo ‘Blood Of The Wine’, (sobre la que estoy tentado de escribir que suena a un Oldham más viejo y sabio, olvidando que en 1993 su voz ya sonaba así) o ‘Trees of Hell’, que insiste en la temática arbórea pero con otro punto de vista: el “drone” del violín fiddle la sitúa inmediatamente en un tono gótico-sureño exquisito y fantasmal, como si fuera una “murder ballad” escocesa que nunca existió en la que no es una persona sino los árboles quienes destripan al protagonista.

El texto promocional del disco habla de la importancia de la “unión”, de la “comunidad”: “las canciones de este álbum están hechas por gente unida, para gente unida”. Donde más claro se plasma este concepto es en su canción probablemente más literal, ‘Sing Them Down Together’, una bellísima balada country con un sutil y bello acompañamiento de piano eléctrico que contiene consejos como: “Cuidado a quién alabas y a quién culpas / O elegirás el nombre equivocado / Dejando mudos a nuestros verdaderos héroes / Complaciendo a los que más contaminan / La ruina llega cuando estamos divididos / Y ahora hemos dejado que ese conocimiento se nos escape / Ven con nosotros, cambiaremos tu melodía. Sí, cantaremos juntos”.

En esos momentos más literales las letras se asemejan por momentos a las admoniciones de un gurú, o a frases motivacionales de Instagram… pero le permitiremos a Oldham un lapsus de franqueza en un disco que en realidad es un festín para el disfrute de sus letras. Cuando está en su medio natural (expresión artística con parapeto poético algo surreal) el artista puede pasar como un fascinante rayo de reflexión filosófica a trivialidad cotidiana, de imagen cruel a humor negro, o incluso a frase romántica reminiscente del mejor John Prine.

El precioso cierre de ‘Good Morning, Popocatépetl!’, con ese órgano del músico góspel Kendall Carter, es perfecto, y no hace sino confirmar que este ‘Keeping Secrets Will Destroy You’ viene cargado de numerosos tesoros para descubrir y disfrutar. Parafraseando un verso de ‘Like It Ir Not’, “prepárate para una erupción extática en el volcán de tu corazón”.

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Publicado por
Jaime Cristóbal