Thirty Seconds to Mars tuvieron la determinación de sacar provecho de la pandemia. El guitarrista Tomo Miličević había abandonado el barco en 2018 y para enfrentarse al que ha terminado siendo su primer disco desde ‘America’, han llegado a manejar hasta 200 canciones. Hace un par de años ya dijeron disponer de material para dos y tres álbumes diferentes.
El que nos presentan en primer lugar tiene un nombre tan transparente como ‘It’s the End of the World But It’s a Beautiful Day’. «En contraste con el mundo que nos rodea», el grupo de los hermanos Leto quiere transmitirnos positividad. La temática del álbum oscila entre el amor, el despecho, el carpe diem y la transcendencia. El disco se cierra con un tema llamado ‘Avalanche’, casi tan intenso como el homónimo de los Héroes, que dice algo así como «No dejes que la vida te lleve por delante, abre los ojos / De tus cenizas, resurgirás / Será mejor que corras o te atrapará la avalancha».
Para expresar todo esto, unas estrellas como Thirty Seconds to Mars no se andan con chiquitas. El mes pasado actuaron en Lollapalooza y Jared Leto saltó al escenario -literalmente- haciendo puenting desde el tejado. El show había comenzado con un gran coro sobre las tablas, las cámaras le buscaban sin encontrarle, y el hombre esperó hasta que todo el mundo estuviera pendiente de él para gritar «are you ready?!!» y finalmente saltar al vacío mientras sonaba su tema ‘Walk on Water’. Las canciones del 6º álbum de Thirty Seconds to Mars tratan de «caminar sobre el agua» lo mismo que este viejo tema, y lo cierto es que lo consiguen.
‘Life Is Beautiful’ es su típica canción avasalladora, guitarrera pero con cierta querencia brostep, y una letra que no solo nos habla de lo hermosa que es la vida, sino de Reyes y Reinas, de Espíritu Santo y un poco de Lázaro. «Es hora de levantarse otra vez», nos anima. Un fondo parecido tiene el megacoro del nuevo single ‘World On Fire’, sobre «la vida que nos saca de la oscuridad», sobre el contraste entre destrucción y nacimiento. «Deja que haya luz y haremos arder este mundo». Cuenta con unas improbables guitarras de Ed Sheeran.
El registro en el que más cómodos lucen en este álbum Thirty Seconds to Mars es en el pop-rock sin ansiedad por llenar cada agujero del mundo. ‘Seasons’ es un buen medio tiempo de desamor, honesto, directo y sincero que pelea «a través de altibajos». Podría haberlo escrito Post Malone, y lo digo para bien. También luce, por encima de la medio decena de singles que ya conocíamos de este disco, la balada ‘Never Not Love You’, con una dedicación que alguien tipo Bon Jovi habría convertido en superventas a mediados de los 80 o de los 90. «Nunca no te necesitaré / nunca no te desearé / nunca no moriré». En la trémula interpretación de sus primeros versos, intuimos una interesante versatilidad en el ganador de un Oscar que tanto se desgañitara en su hit ‘The Kill’.
Jared Leto se ha criado escuchando tanto Led Zeppelin como Depeche Mode, y eso se nota más que nunca en unas producciones que se estiran de un lado a otro. Desde la canallita y sexual ‘Stuck’, que comienza en plan Red Hot Chili Peppers pero luego les postula como Adam Levines de la vida («el modo en que te mueves me tiene atrapado»), y les ha llevado al número 1 de las radios alternativas estadounidenses durante 14 semanas; hasta la balada ‘Get Up Kid’, pasando por ‘7:1’, que comienza electrónica e intrigante y después admite arreglos orientales y comparaciones neo-románticas. O por temas que cambian sobre la marcha, como los interesantes ‘Midnight Prayer’ -ciertamente influido por Dave Gahan en su arranque-, y ‘Lost These Days’. Este último se levanta, pasando del inicio acústico a la electrónica en su minuto final, incorporando la gran frase «estar enamorado de ti es como bailar con un arma cargada». Con sus clichés rock y todo, estamos ante uno de los discos más pop de Thirty Seconds to Mars.