Música

Roosevelt / Embrace

A los 33 años que ha cumplido este viernes, Roosevelt se siente diferente a sus amigos. El «trabajo serio» que tienen sus colegas le hace sentir a menudo un bala perdida. Titulando ‘Embrace’ su cuarto álbum, el proyecto de Marius Lauber ha querido «abrazar», «aceptar» cuál es su labor en este mundo. En principio un nombre provisional, ‘Embrace’ se consolidó después como la palabra idónea para esta era, porque Roosevelt siente que son muchas las ocasiones en que tratamos de ocultar nuestros propios sentimientos o huir de ellos.

Autor y productor en solitario de toda su música, Lauber continúa en este disco la senda del synth-pop más espacial, el disco-funk más deudor de los años 70 y la densidad de aquello que se conoció como chillwave. «Nunca me ha interesado reinventarme a mí mismo disco tras disco», confesaba recientemente sin tapujos. «Creo que la evolución viene por sí misma y cuando escuchas mi primer álbum, hay arreglos de producción que ahora haría de otra manera, pero sé que para la gente es una diferencia pequeña». ‘Embrace’ es ese cuarto álbum en el que un artista mejora su fórmula en los detalles, no la transforma en absoluto.

El modo de abrazarse a sí mismo es por tanto aceptar también su estilo propio, como siempre dividido entre el desenfreno extático y el dolor. El single principal ‘Ordinary Love’ lo escribió en una cabaña aislada en California, inspirado por la euforia de un nuevo amor y también por su incertidumbre, resultando uno de sus clásicos medios tiempos contemplativos. Por el contrario, otro de los sencillos, ‘Rising’, se acerca a la energía de la EDM, por supuesto sin rozar tal cosa. Él es más sutil que todo eso: digamos que su filosofía es más próxima a la de un Caribou o un Flume.

El álbum incluye el funk de guitarras 70’s de ‘Luna’, los vientos sintetizados de otros singles como ‘Paralyzed’ -que escribió en Barcelona inspirado por Melba Moore y Gwen Guthrie- y temas que podrían explotar en el futuro, a destacar ‘Forevermore’. De nuevo en él lo mejor es la melodía realizada con los teclados, el gran gancho del tema, por encima del mismísimo estribillo.

Y es que en contra de lo que digan los números o los fans de esa voz que siempre deja las historias y las letras en segundo plano -en un lugar a menudo ininteligible-, en Roosevelt es esencial la labor de los instrumentales, que llena de capas y capas construyendo un pequeño «muro de sonido». Mucho mejor que esa anécdota llamada ‘Lake Shore’, el instrumental ‘Yucca Mesa’ no es una mera introducción para ‘Paralyzed’. Es la mejor descripción de ese espacio entre el cielo y el suelo en el que te sitúan las producciones de Roosevelt. A veces uno desea que esas secuencias de sintetizadores del artista durasen para siempre.

Roosevelt actúa el 13 de diciembre en Sala Apolo y el 14 de diciembre en Lula Club. Entradas, aquí.

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: roosevelt