Travis Birds ha venido presentando durante los últimos meses hasta media docena de singles de su tercer disco. ‘Perro Deseo’ es su trabajo más luminoso, como probaba la deriva del single ‘Mis aires‘, o la misma portada del álbum, tan colorida. La cantante se niega a apegarse a ningún estilo ni etiqueta -de hecho muchas de sus canciones presentan varios cambios de ritmo-, aborrece la palabra «cantautora», y pasamos media hora de charla bromeando y reflexionando sobre géneros y su feliz difuminación. Estopa, Pereza y Sabina salen a colación, aunque la noticia es la sonrisa y la ilusión con que la artista presenta su trabajo nuevo. Desde este jueves 12 de octubre, lo estará presentando en directo en las siguientes plazas. Detalles, aquí.
12 de octubre | Bilbao | Kafe Antzokia
13 de octubre | Vitoria | Jimmy Jazz
28 de octubre | Valladolid | Porta Caeli
4 de noviembre | Madrid | La Riviera
11 de noviembre | San Sebastián | Doka
17 de noviembre | Alicante | Sala Stereo
18 de noviembre | Valencia | Jerusalem
14 de diciembre | Burgos | Sohho
15 de diciembre | Pamplona | Sala Totem
16 de diciembre | Oviedo | Sala Gong
26 de enero | Villena | Teatro Chapí
2 de febrero | Granada | Aliatar
3 de febrero | Murcia | Sala REM
9 de febrero | A Coruña | Garufa Club
10 de febrero | Vigo | La fábrica de chocolate
23 de febrero | Zaragoza | Sala López
24 de febrero | Barcelona | Sala Apolo
2 de marzo | Sevilla | Sala Custom
9 de marzo | Almería | Berlín Social Club
10 de marzo | Málaga | La Cochera Cabaret
Tu sello vende este disco como el más luminoso de tu carrera… ¿Estás de acuerdo?
Usamos el término “luminoso” porque son canciones que tienen bastante más color y luz que las del disco anterior, que era muy oscuro, como muy de subconsciente y de dentro. Este sale más fuera y no está tanto en los pensamientos como en la acción.
¿El concepto está más bien en las letras?
¡Y musical también! Porque, al final, la música tiene un color más potente, más fuerte y contrastado.
El disco tiene mucho matiz, es difícil de situar en un género. Tiene partes más rockeras, otras más electrónicas, algunas de pop de los 90… ¿Para ti tiene un estilo concentrado, o has dejado que vuele en libertad?
He dejado que vuele en libertad, con trozos de cosas que me gustan. No busco unificarlo todo en un estilo ya hecho, sino coger todo lo que me inspira y me gusta y, dentro de mi caos, darle una forma y una interpretación. A veces sí que me siento a componer diciendo: “Hoy voy a hacer un bolero al uso” como ejercicio, pero al día siguiente soy otra persona, porque fluctúo todo el tiempo y, de repente, cuando me vuelvo a sentar a seguir con ese trabajo, lo termino convirtiendo en otra cosa. Lo dejo fluir libremente, no me gusta hablar de géneros ni demasiado de referencias concretas porque, si te digo alguna cosa, me estoy dejando otras muchas que a lo mejor son igual de importantes.
¿Y de qué te gusta hablar?
(Ríe). ¿En lo profesional?
O de lo que quieras…
Pues podemos hablar de otras muchas cosas, pero de nada que suponga una etiqueta, no me gusta hablar de cosas que etiqueten y que te hagan dar una definición que deje otras muchas cosas fuera, porque en una entrevista no cabe hablar de todo eso. Pero sí que podemos hablar de lo que a mí me genera y el motor que me enciende. A mí me gusta mucho admirar y coger las canciones que me han llegado de otra gente y de otros momentos, y hacer mis traducciones y darles mi concepto.
¿Qué escuchabas de pequeña?
Depende de la época, pero mis padres afortunadamente nos han puesto música de todo tipo. Desde musicales, porque mi padre es muy friki de los musicales y, aunque yo no soy tan fan, lo he mamado muchísimo y de alguna forma me ha afectado y dejado ciertas semillas.
¿Qué tipo de musicales?
‘Sunset Boulevard’, que le encantaba aunque a mí no me gusta nada, ‘Cats’… No sé, todos le encantan.
¿Y qué más música?
Me han puesto mucha copla, a los Beatles, también música clásica…
Es gracioso que digas eso porque una canción del disco, ‘Canción del Valle’, me parece muy teatral.
Es súper teatral, porque de hecho es una reinterpretación de ‘Bodas de Sangre’, con el personaje de la luna y de la chica perseguida y acusada un poco por su luz. Al final, ‘Bodas de Sangre’ es una tragedia. Los «cánticos» hacen también referencia a los cánticos de Lorca en el libro…
He visto esa obra muchas veces. No es muy luminosa, ¿eh?
Para nada.
Cuando estás componiendo este tipo de canciones, que tienen tanto cambio de ritmo, o que empiezan de una manera y de repente dan un salto y son de otra… ¿estás pensando en la interpretación escénica?
Sí, este disco ha estado muy pensado para eso precisamente. Me apetecía, por un lado, ir rápida para poder defender estas canciones en el momento vital en el que las he escrito. Es algo que no me ha pasado hasta ahora porque siempre todo se ha dilatado mucho. Desde que he tenido unas composiciones y las he publicado, siempre ha pasado bastante tiempo, y en el momento de la gira ya no estaba tan conectada con ellas y he tenido que hacer ejercicios para reconectarme en cada actuación y en cada directo porque ya estaba componiendo otra cosa. Esto he querido condensarlo para poder vivir ese momento y, además, el hecho de vivir una gira como la que he vivido, que me ha enseñado un montón de cosas, me ha hecho tomar decisiones de cara a dónde me apetece estar y qué tipo de canción quiero hacer.
Volviendo a lo que decías de la oscuridad, y que ‘Bodas de Sangre’ es bastante oscura, a mí me inspira mucho la oscuridad y los rincones de las cosas. La luminosidad no me resulta tan inspiradora, pese a que sea la traducción que haya hecho, que es más luminosa de lo que venía haciendo.
Es un contraste esta luminosidad con el verano tan turbulento que ha habido política y socialmente. De repente, escuchar un disco así, tan luminoso y con un componente social tan reducido o inexistente… No sé si estás viendo reflejado a tu yo del 2022 o ahora estás en otra película más combativa.
Me veo reflejada en estas canciones y en las vivencias que he tenido con ellas, pero estoy en constante transformación y busco eso. No me gusta quedarme en eso, me sigo sintiendo identificada y me apetece interpretarlas en directo, encuentro esa conexión más fácil que con canciones del primer o segundo disco de las que me siento más alejada.
Sobre los cambios de ritmos, ¿como compositora te surgen de forma natural; primero das con una melodía concreta de la canción y luego desarrollas, o te viene todo junto?
Voy desarrollando. Si me apetece hacer algo oscurito, busco la línea de bajo, empiezo a desarrollar por ahí la melodía, y al día siguiente cuando retomo quizá voy cambiándolo.
Mi sensación es que no eres el tipo de compositora que dice que ha escrito una canción en cinco minutos.
No, no suele pasar. Lo reposo bastante. Es verdad que cuando tengo una idea que me tira, sí que digo que hay que trabajarla y a veces sale más rápido y he compuesto cosas en una tarde que luego terminas de redondear, dándole vueltas a la armonía e intentando sofisticarlo partiendo de una idea más simple. Pero sí, sí que dedico bastante tiempo a cada canción.
Y, en este disco, ¿qué canciones han salido más rápido y cuáles más despacio?
Qué buena pregunta. ‘Mis Aires’, por ejemplo, tardó meses.
¡Parece muy espontánea! Igual es por el vídeo.
Pues esa tardé meses en terminarla. La dejé aparcada y no sabía si la iba a usar, pero luego la acabé. Y, de las más rápidas, ‘Oruga’.
¿Crees que ‘Mis Aires’ pueda ser tu gran himno? Esa canción que siempre tengas por encima de tu homenaje a Sabina en Spotify. ¿O está por venir?
Yo es que no sé valorar eso. Cuando hice la canción con Coyotes, yo nunca hubiera dicho que esa canción llegaría a ser uno de mis emblemas. No soy buena tomando esas decisiones ni teniendo esa visión.
Pero cuando tocas en directo sí que lo ves, es muy evidente.
Sí, lo veo. Y sí que me parece que, dentro de todo mi repertorio y de cómo han funcionado mis canciones a lo largo de mi carrera, ‘Mis Aires’ debe de ser una importante.
Ha salido casi todo el disco como single, ¿cómo has seleccionado realmente las canciones que hacías de adelanto?
He ido fluyendo según componía y me apetecía publicar. No ha habido una selección para publicar lo que va a funcionar mejor, sino que he fluido según lo que iba teniendo. Sí que, a medida que nos hemos ido acercando a esta fecha, ha estado todo más pensado y no podíamos publicar todo el disco como single, pero el resto ha sido bastante fluido.
A mí, la canción ‘Una romántica’ me parece muy popera, por lo menos para mis oídos.
Lo es.
Y otras canciones que has sacado me parecían menos comerciales, pero claro, si fluyes…
Claro, no he pensado en eso. Pero porque mi proyecto no creo que tenga esa característica de tener canciones comerciales. Habrá canciones que funcionen mejor y otras que funcionen peor, pero no creo que sea ese tipo de música la que yo hago, y hay que dejarlo vivir así. No pienso tanto en eso.
‘Mis Aires’ tiene dos millones de reproducciones en streaming. Y no tiene ninguna playlist gigantesca apoyándola especialmente. ¿Esta canción ha funcionado de manera orgánica?
Sí, bastante orgánica. Estoy muy contenta.
Ese vídeo lo estrenamos nosotros.
Lo sé, lo agradezco un montón. Yo es que me siento muy conectada y no tengo esa visión comercial de las cosas, y afortunadamente mi equipo sabe cómo pienso y van conmigo en eso.
Pero colaborar con Leiva es una estrategia.
No, colaborar con Leiva era un deseo.
Pero está muy arriba, que tú también, pero Leiva es que llena dos WiZinks. No puede ser “bueno, he fluido con mi amigo Leiva”.
Era algo que musicalmente me apetecía muchísimo hacer. Sin embargo, si te fijas, es una canción muy pequeña y sencilla. No es una canción pensada para que sea un hit, sino pensada en la música, en la historia y en el ambiente que tiene. Y, por eso, ha sido tan guay precisamente compartir esta canción con él. La ha hecho muy especial porque, estar al lado de alguien de la importancia y profesionalidad de Leiva en una canción así, para mí rompe un montón de cosas y queda únicamente la música como importante.
Muchos artistas se quejan de que hoy en día tienen que hacer una colaboración cada dos meses o forzar un featuring en un disco. Casi que te extraña escuchar un disco sin artista invitado y, a veces, piensas, “¿qué aporta esta persona realmente al concepto que tiene este artista?”.
Eso pasa un montón y sí que hay bastante presión en este momento dentro de la industria musical. Como que las colaboraciones son lo más, las nuevas radios, las nuevas formas de alcanzar oyentes que no irían a ti de forma orgánica o que tardarían más en llegar. Hay bastante presión con eso, pero mi sincera opinión es que se está agotando.
¿Por qué?
Porque se ha hecho mucho. Ya no es una novedad, algo que la gente diga “hala, vamos a escuchar esta combinación y ver cómo funciona”. Ya está todo en el mercado y no llama tanto la atención.
También la crítica fácil es ponerlo a caldo, pero hay cosas que han salido muy chulas. Por ejemplo, la gente pedía la colaboración de Billie Eilish y Rosalía, y efectivamente colaboraron y no pasó nada. Pero otras veces de manera orgánica han salido cosas chulas de artistas que de pronto te encajaban totalmente las voces.
Sí, a veces funciona de puta madre y otras pasa más desapercibido. Es una lotería lo que salga.
«No me gusta el término «cantautora» ni me siento ahí metida, ya que ha definido a un género en concreto y no me veo ahí»
¿Te ves como una cantautora?
Para nada, soy compositora e intérprete. Pero no me gusta el término ni me siento ahí metida, ya que ha definido a un género en concreto y no me veo ahí.
Me interesa mucho la evolución que ha tenido esta palabra. Cuando era pequeño era una cosa, luego fue otra, ahora prácticamente no se usa… Pero, en realidad, si tú compones y cantas, ¿no eres una cantautora?
Sí, en la composición de las palabras responde perfectamente. El problema, lo que envenenó el término, es que se convirtió en un género. Por eso, en el momento en que toma esa forma y se contamina de ciertas tendencias, ya no interesa tanto.
¿Por el componente social que se le asociaba?
No, yo creo que hay más cosas en juego. Es un estilo bastante definido. Lo que la gente entiende por cantautor suele tener algo mucho más potente que el simple mensaje social. Hay grupos muy potentes que lo tienen y que jamás asociarías con el término cantautor, no tiene nada que ver.
Tú estuviste en el homenaje a Sabina, que es como «El Cantautor». Supongo que te gusta él.
Sí, yo lo admiro mucho como artista, aunque no me considere cantautora. Entiendo la definición y por qué muchas veces me han puesto esa definición, pero si me preguntas a mí si me siento cantautora, te digo que me siento compositora. Y fluyo y hago música muy diferente que, a lo mejor, no tiene tanto que ver con el género que puede entenderse cuando hablas de un cantautor.
Me interesa mucho cómo ha evolucionado la visión de lo que era la música de los años 90. Cuando era adolescente en los años 90, había muchas etiquetas, estaban los indies, etc. Toda esa música que vendía tanto de Sabina, los Rodríguez, Rosario… era lo peor en ciertos sectores y ahora se ha revisitado un montón. Sobre todo a partir del disco de C Tangana, que es ese sonido, de los 90. Está ahí hasta Calamaro metido, que tiene una imagen nefasta. Hay un montón de cosas que parecían horribles, pero que resulta que no son horribles. Y tu música me recuerda a eso, a ese punto españolete de Estopa, de Bebe… ¿Has escuchado eso de pequeña?
Un montón.
«El daño que nos hacen las etiquetas es que nos obligan a situarnos a algún lado»
¿Y cuál es tu visión sobre eso?
Mi visión es que, por cómo somos y que tenemos que categorizar todo mucho, pasan cosas que están mal vistas socialmente. Eso es lo nocivo que tienen las etiquetas. Ahora algo ha vuelto porque alguien lo ha puesto de moda y, de repente, es cool y aquello molaba y no lo sabíamos, ¿sabes? Ese es el daño que hacen las etiquetas y que nos hace sentirnos muchas veces obligados a situarnos a algún lado. Vamos a difuminarnos un poco y a romper con eso. Yo he mamado esa música muchísimo y ha marcado mi personalidad como compositora. De hecho, fui ultra fan de Pereza en su momento, y ahora me pongo el primer disco de Estopa y me maravilla, me parece increíble. Sí, claro que he mamado eso y apreciaba lo que tenía.
¿Eran grupos que ibas a ver en directo?
Cuando era adolescente me partía la cara por ver a Pereza.
¿Has sufrido críticas por géneros o etiquetas?
No.
Es que te veo muy determinada con las etiquetas. “Qué hartura de las etiquetas…”
Porque me parece que nos limita un montón de veces. Algo puede no conectar contigo en un momento concreto y está bien, igual que al revés. Es una cosa que me parece nociva y por eso notarás que reacciono fuerte ante eso. Es que me parece limitarte.
¿Crees que esto se está perdiendo?
Creo que, afortunadamente, se está difuminando. Cada vez nos sentimos más libres para decidir lo que nos gusta y lo que no, y poder decirlo claramente.
En JENESAISPOP siempre hemos defendido la diversidad y nos hemos querido quitar muchos prejuicios musicales. Luego vas a un festival y de repente ves cosas rarísimas, unas pegadas unas a otras… Yo en mi web hablo de Quevedo, de ti, de Bad Gyal… Pero en un festival este año se ha visto a gente mezclada sin mucho sentido. ¿Hay festivales que te hayan encantado particularmente, o en el que creas que encajes?
Me encantaría estar en un montón de festivales que me parecen muy top, pero también me ha pasado lo de estar en sitios donde dices “¿qué hago aquí?”. Esos son duros, son difíciles.
Eso le pasó a Ginebras este verano en un festi. Salieron a un concierto y dijeron que no les habían hecho ni caso.
Lo leí, que estaba empezando a ser un poco habitual. Sobre todo porque, la gente que quería ir a ver al cabeza de cartel, pasaba de los demás.
Yo hice un artículo sobre eso. Me encanta la diversidad, pero programad los espectáculos para que puedan interesar a alguien.
Estoy de acuerdo, debería de haber cierta coherencia. Porque mola descubrir cosas que no sabes lo que son o que no has escuchado, pero aun así sí que creo que, cuanta más coherencia tenga el grupo de gente que actúa seguido, mejor para todos.
Finalmente, sobre el trabajo de producción del disco, ¿hay alguna canción que haya cambiado especialmente desde el proceso creativo?
Los productores le han dado bastante color, personalidad y onda. Trabajé con listas de referencias para cada canción y así ver qué mundos quería explorar.
¡Creía que no te gustaban las referencias!
Sí me gustan, pero no me gusta hablar de ellas para mi música porque, cuando lo hago, me dejo otras muchas. Lo que quiero decir es que hay tantas cosas ahí que, al final, me quedo corta. Pero en otro contexto me encantan las referencias. Y los productores le han dado bastante color.
Ponme algún ejemplo, porque claro, hay tantos cambios en el disco y tantísimos estilos que no sabría por dónde empezar. ‘Peligro’ me parecía un pasodoble pero de repente es como un rock.
Tal cual, es un buen ejemplo. ‘Peligro’ es una canción que, cuando yo la toco, es muy italiana, y Paco la llevó a un rollo mucho más americano. Que también fue adrede, de las referencias que pusimos en cómun, porque queríamos darle un poco esa onda y al final acabó cogiendo más ese otro color. Pero es una canción que en la producción cambió absolutamente. ‘Urgente’ también cambió bastante; a priori yo la quería llevar por un rollo mucho más cubano en la producción y terminó siendo bastante más del norte de Europa. Han cambiado las cosas, sí.
¿Y estás contenta con el resultado? Se te ve en la cara, ¿no?
Estoy muy contenta, bastante orgullosa, sobre todo de lo que he aprendido con todos ellos. A nivel producción no estoy igual de contenta con todas, evidentemente, eso siempre pasa. Pero estoy muy orgullosa.
A nivel de producción, supongo que cambiarías cosas, pero si has hecho el vinilo hace 6 meses…
Yo cambiaría cosas, pero claro, ya no puedo, me matan (se ríe)
Dime un cambio posible. Alguna cosa que te raye.
Me he quedado con ganas de probar la producción que tenía en la cabeza para ‘Urgente’, que era más Cuba.