Música

Holly Humberstone / Paint My Bedroom Black

Los espacios claustrofóbicos, como representación de esa mente que no encuentra la paz, que anhela en el mismo grado conexión y soledad, además de manera simultánea, son recurrentes en la obra de Holly Humberstone. ‘Falling Asleep at the Wheel’ era su primer éxito. Después, el single ‘Haunted House’ y el EP ‘These Walls Are Way Too Thin’ hablaban de otros lugares que han inspirado las letras de Humberstone para bien o para mal.

Una casa infestada de ratas en Londres, el hogar familiar que ya es tan solo un recuerdo, ahora los hoteles desoladores perdidos de la mano de Dios en algún pueblo de América, en los que tiene que dormir durante las giras, han ido dando forma a un repertorio preocupado por la imposibilidad de asentarse en un lugar, físico o mental.

Holly Humberstone, que se ha ido de gira con Olivia Rodrigo y girl in red, sabe lo que significa estar lejos de sus seres queridos. Pero, además, ella vive atormentada por no poder darles la atención que merecen. Como cuando eres feliz pero no lo disfrutas porque sabes que va a durar poco, también ‘Paint My Bedroom Black’ se divide entre esos dos estados, uno “feliz y extrovertido” y otro introvertido, “en que quiero que el mundo pare y encerrarme en mí misma”.

El debut oficial de Humberstone (antes llegó el minidisco ‘Can You Afford to Lose Me?’, que reunía muchos de sus singles publicados hasta la fecha) sabe representar ese limbo emocional a través de canciones que suenan melodramáticas e introspectivas al mismo tiempo. La culpa marca ‘Antichrist’, hija del sonido de ‘Midnights’ de Taylor Swift y no solo porque contenga la frase “yo soy el problema”; y también ‘Into Your Room’, que, virando hacia el estilo influido por los ochenta de The 1975, contiene frases como “odio lo mal que te he tratado”. Holly incluso dedica una canción a una amiga con la que perdió el contacto por culpa de la vorágina de las giras. A ‘Lauren’ expresa que, “en mi defensa, nunca deberías confiar en una chica que duerme con un colchón en el suelo y tiene mil mensajes sin leer”. Al final, concluye: “espero no me odies”.

El estilo de Humberstone es conversacional, íntimo, y por tanto tiene sentido que sus canciones se inspiren en la música de raíces americana, aunque ella sea británica. Sin embargo, Holly no tiene miedo de exhibirse, textualmente, “patética” en sus propias canciones, lo cual le abre a mostrarse especialmente vulnerable. En la animada ‘Cocoon’, de influencias country, declara que se ha convertido “en una taxidermia de mí misma”, afectada por la depresión, que solo puede aliviar mirando episodios de ‘The OC’, y en el folk-rock ‘Ghost Me’ “llora toda la noche” y busca sus síntomas en Google “aunque sé que no es buena idea”.

Esta gracia contando sus propios miserias ayudan a relativizar el peso de un disco en realidad bastante oscuro, en el que los efectos electrónicos, hipnóticos y turbios, tratan de representar esa claustrofobia que vive Humberstone en su mente. Así, algunas canciones pueden recordar a los Red House Painters, como la ensoñadora ‘Kissing in Swimming Pools’, explorar la intimidad de un vocoder en ‘Baby Blues’ o sonar tan R&B como ‘Girl’. Pero al final es la preciosa ‘Room Service’, en toda su sencillez, la que nos convence de que ‘Paint My Bedroom Black’ es un buen sitio en el que estar, al menos, durante un rato.

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Publicado por
Jordi Bardají