Chappell Roan / The Rise and Fall of a Midwest Princess

Hoy os traemos una de esas historias complicadas con final feliz que tanto gustan en el pop. Chappell Roan, una chica de Alcobendas una pequeña ciudad de Missouri, toca el piano desde los diez años, luego empieza a subir a Youtube versiones de otras canciones, empieza a escribir sus propios temas, y con 17 llama la atención de Atlantic Records tras lanzar el single ‘Die Young’, firmando con ellos y sacando el EP ‘School Nights’. Se muda a Los Ángeles, llega a telonear a Vance Joy o Declan McKenna… pero aquello no termina de despegar, desde luego no en lo que a las expectativas del sello se refiere, y Atlantic se la quita de en medio antes de que la fruta empiece a ponerse marrón. They only want you when you’re seventeen.

La pandemia pilló a Chappell trabajando en una cafetería, ya de vuelta en Missouri. Pero, quizás por esa cercanía de la muerte que tenemos todos en 2020, decide darle un último intento a su sueño de ser cantante: vuelve a Los Ángeles, y se saca dinero en una tienda de donuts porque, como repetía en el último single con Atlantic, ‘Pink Pony Club’, “I’m gonna keep on dancing”. Poco a poco, su fanbase va creciendo, a lo que también ayuda el boom de Olivia Rodrigo: Dan Nigro, con quien escribe ‘Pink Pony Club’, es quien luego produce ‘driver’s license’ (y ‘SOUR‘ en sí), así que Chappell acaba abriendo para ella en varios conciertos (ahora es, de hecho, su telonera oficial en Estados Unidos). Todo esto lleva a que por fin debute en el largo este otoño, a pesar de que, según cuenta, “estuve muy cerca de rendirme, volver a Missouri y trabajar de esteticién o de drag queen”. Menos mal que no lo hizo, porque ‘The Rise and Fall of a Midwest Princess’ (saludos a Bowie) es uno de esos debuts realmente prometedores que vemos muy de tarde en tarde.

Dan Nigro es, de hecho, principal productor de este disco, junto a gente como Jonah Shy (que ha trabajado para FLETCHER o Camila Cabello), Mike Wise (Allie X, Charli XCX) o Noah Conrad (Ashe, BTS). Y, ya que hablamos de Olivia Rodrigo, ‘Femininomenon’ (encargada de abrir el disco) es como si Olivia hiciese una de esas canciones sin vergüenza ninguna que tan bien le salían a Kesha en ‘Animal‘ y ‘Warrior‘ (¡ese estribillo!). Y no es ninguna excepción, porque la afición de Chappell por lo camp, que recuerda a la de Gaga, está presente en muchos momentos del disco. Por ejemplo, para ‘Red Wine Supernova’, otro temazo, quería una canción de dos tías ligando “pero con energía camp”, y lo ha conseguido. Pero es que no hay más que ver su portada, la mencionada declaración sobre ser drag queen, o las implicaciones de su propio personaje artístico, una versión drag de Kayleigh Rose Amstutz (su odiado nombre de nacimiento) que es “más divertida, pero agotadora

, yo soy mucho más introvertida… me gusta estar sola en casa, fumarme un porro y jugar al Mario o a Fortnite”. Esta ambivalencia se palpaba mirando sus primeros pasos (mucho más baladistas) y también se refleja en el disco.

El enfoque teatral y uptempo está en bops como ‘Super Graphic Ultra Modern Girl’, que no puede ser más marica tanto en temática como en sonido; ‘Naked in Manhattan’, donde ansía su primera vez con una chica entre referencias a ‘Mulholland Drive’, Lana del Rey y Regina George; ‘HOT TO GO!’ y su personaje de animadora buenorra, el recuperado himno ‘Pink Pony Club’ o la vengativa ‘My Kink is Karma’ (cuyos efectos vocales nos hacen acordarnos de Allie X), donde suelta cositas como “verte sufrir me sirve de preliminares”. Pero también hay álter egos en las baladas, adoptando un punto naíf a lo Taylor en ‘Picture You’ (“I’m scared to say half of the things I do when I picture you”), ‘Coffee’ (sobre los riesgos cuando queda “para un cafelito” con alguien con quien hay tensión sexual) o ‘Casual’.

‘Casual’ es sin duda la joya de la corona de las baladas. En ella, Chappell habla de cómo se entera de que al parecer su novio realmente no es tal, porque lo que el chaval va diciendo es que no tiene “nada serio”. Empieza con un perfil inocente, llamándose “estúpida” a sí misma, para ser cada vez más pasivoagresiva (“it’s hard being casual when my favourite bra lives in your dresser / it’s hard being casual while I’m in the phone talking down your sister”) y cerrar con un “I hate that I let this drag on so long, you can go to hell”. Canciones más downtempo como ésta o la preciosa ‘Kaleidoscope’ (“if you ever find someone who could write a better song for you… well, I’d love to see them try”) no están reñidas con una colección de bangers que ya quisieran para sí muchas popstars que no están precisamente con su álbum debut. Quizás temas como ‘After Midnight’ o las dos finales, sin ser un “skip”, bajan un poco el listón, pero ‘The Rise and Fall of a Midwest Princess’ está a la altura de su título, y escuchándolo no puedes evitar sentir que estás viendo nacer a una princesa pop y, sí, a una estrella. Muy mal tendría que seguir haciendo las cosas para no serlo.

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Publicado por
Pablo Tocino