La jornada del sábado en MIRA ha contado con dos nombres destacados: Mura Masa y Evian Christ. Los dos productores británicos han venido a presentar sus recientes lanzamientos discográficos, aunque con resultados desiguales.
A eso de las 19.30 arranca el set de Lanark Artefax, cuya mezcla de borrascas digitales y visuales estroboscópicos me recuerda vagamente a lo que suele ofrecer Alva Noto (o cualquier artista ligado al sello Noton) en sus directos. El set es por otro lado un viaje mucho más emocional de lo que parece en un primer momento.
A continuación, Aisha Devi ofrece un set de vocales y sonidos programados desde el ordenador que destaca por el componente extraño de sus visuales, que juegan con símbolos del hinduísmo tanto como exploran la idea misma de lo grotesco. La música de Aisha Devi puede sonar tan amenazante que sus violentas ráfagas de sonido reflejan el efecto del fuego y sus percusiones parecen golpeadas por auténticas bestias.
El colorido ‘demon time’ de Mura Masa es un espectáculo de producción, pero Mura Masa no logra trasladarlo al directo de la manera más emocionante. A pesar de los esfuerzos de la cantante Fliss por animar el ambiente de todas las formas posibles, bailando, haciendo twerking, marcándose unas sentadillas cósmicas que ni Madonna o dejándose los pulmones, en momentos contados, como si fuera Whitney Houston, el set de Alex Crossan no termina de despegar.
Por un lado, el público no está demasiado familiarizado ni siquiera con las canciones más populares de Mura Masa, como ‘Firefly’. Es inevitable pensar que en Reino Unido la situación sería diferente. Allí, ‘Boy’s a liar’ habría hecho colapsar el recinto. Aquí, la emoción es menor. A duras penas una fan que tengo al lado canta ‘bbycakes’ con el entusiasmo que merece. Crossan, extremadamente reservado, desaparece detrás de las máquinas. Una segunda vocalista emerje y pide un aplauso para este “chico tan tímido y talentoso”.
‘Hollaback bitch’ insufla una necesaria energía en el ambiente, pero ‘tonto’ demuestra que los ganchos de Mura Masa pueden ser eso mismo, demasiado “ton ton tontos”, como dice la letra de la canción. La verdad que revela el concierto de Mura Masa en MIRA es que el festival parece ser otra cosa. Las sesiones electrónicas más libres de MIRA funcionan mejor porque no se apoyan en canciones de pop ajustadas a una fórmula y duración determinados.
Por eso, el set de Evian Christ convence. Presentando ‘Revanchist’, su debut oficial después de 10 años de espera, Evian ofrece un set épico por las razones que no esperas: su sesión está marcada por la promesa continua de una liberación, una explosión, que nunca ocurre.
Las ráfagas de sintetizador de Evian Christ, tan afiladas, se dedican a construir tensión… y a dejarla en el aire en el momento en que parece va a explotar. Las bases rítmicas son muy escasas y, cuando aparecen, Christ les pone la zancadilla, las rompe, para que bailar de manera convencional nunca sea una opción ni una posibilidad.
El set de Evian Christ está marcado por la continua expresión de una promesa no cumplida. Es el trance como medio y como fin. Y funciona, deja al público de MIRA flotando, en suspensión. Y, de paso, se sale de la norma de lo que una sesión de tecno debe ser.