La primera incursión en el cine de animación de Pablo Berger es, por encima de todo, un bienvenido soplo de aire fresco en el cine español y una exploración de las múltiples opciones narrativas exclusivas que nos ofrece el medio animado. ‘Robot Dreams’ se ambienta en el Nueva York de los 80 y presenta a Dog, un perro que vive solo en su apartamento de Manhattan, hastiado del rutinario trascurrir de los días y de su absoluta soledad. Un día durante una de sus habituales veladas pegado frente a la televisión, ve un anuncio sobre unos robots de compañía y decide comprarse uno para poner fin a su tristeza.
El cineasta adapta la novela gráfica de Sara Varon otorgándole un tono melancólico y clasicista al relato. No es la primera vez que Berger opta por el silencio en sus obras, ya lo hizo en ‘Blancanieves’ (2012) homenajeando al cine mudo de los años 20, y vuelve a hacerlo, aunque de distinta manera, aquí. El director imprime la suficiente fuerza a las imágenes, acompañadas de la bella partitura de Alfonso de Villalonga, como para hacer de la ausencia de diálogos uno de los aspectos más acertados de la película.
Se ha dicho mucho que ‘Robot Dreams’ es una cinta sobre la amistad, pero resulta mucho más apropiado entenderla como una sobre el amor en general. Un amor que cada espectador puede interpretar a su manera, romántico o simplemente amistoso, pero no conviene descartar lo primero, ya que la propia película nunca lo hace. De hecho, otro de sus grandes logros es que nunca concreta la relación entre los dos personajes protagonistas.
En términos narrativos, si bien Berger aguanta el pulso firme durante la mayor parte de metraje, se nota un ligero desgaste hacia la mitad que inevitablemente lastra la experiencia completa. El núcleo dramático de la película está demasiado dilatado, haciendo que esta dé vueltas innecesarias sobre sí misma. Las buenas ideas y el ingenio continúan ahí, pero el rumbo de la historia se entorpece. Afortunadamente, en los últimos minutos, el cineasta vuelve a encaminar la trama en una resolución realmente lograda, tan real como dolorosa y, en última instancia, bonita.
‘Robot Dreams’ es una historia adulta, intimista y agridulce que, paradójicamente, plasma con gran profundidad la necesidad humana de conexión con otros a través de personajes no-humanos. No siempre consigue atrapar, pero en sus mejores momentos, Berger es capaz de capturar toda la belleza y la tristeza del mundo con una sencillez conmovedora.