Música

Cómo vivir en el campo / Yiyi

El canal de Youtube de Eugenio Monesma permite acceder hoy a las decenas de documentales etnográficos que el realizador oscense dirigió durante los años noventa desde diferentes pueblos de España, registrando para la posteridad aquellas tradiciones, costumbres y oficios históricos que hoy se encuentran perdidos o en peligro de extinción. Ver cómo se hacían en el pasado los quesos o los cueros artesanales, las baldosas, los bordados, los peines, los churros y las castañuelas, descubrir el oficio del cestero y de las palilleiras, es de lo más parecido que puede haber hoy a viajar en el tiempo.

Un viaje parecido propone Cómo viajar en el campo en su nuevo disco. Y eso que el grupo liderado por Pedro Arranz lleva este nombre tan bucólico desde su nacimiento allá por 2005. Pero ‘Yiyi’ es probablemente su disco más evocador de la tradición, y llega en un momento en que el folclore no puede estar más asimilado en el lenguaje pop de hoy.

Ha dicho Arranz que ‘Yiyi’ nace de una necesidad artística de romper con el sonido de su obra anterior, como el de su disco de 2020 ‘Siempre te he amado, nunca he dejado de quererte, toda mi vida es para ti‘. La guitarra eléctrica, en ‘Yiyi’, apenas está acariciada en cortes como el taciturno blues de ‘Planto de las tres tijeras’, que recuerda a Joaquín Sabina. No es el único tema sabinesco del disco: ‘El Mundo me debe nada’ también le evoca mientras menciona “jazmines y laureles”, y ‘María Guadaña’, cerrando el largo, también. La voz de Arranz lleva a esa observación, pues suena tan sabia como estas canciones merecen.

La evocación de lo rural en ‘Yiyi’ -un título que no significa nada- se da desde el primer corte, que recibe el título de ‘Alberto, Rosario y Manuela’. Podrían ser tres personajes vistos en vídeos de Monesma, pero el tema, rico en guitarras acústicas y cuerdas, es totalmente instrumental. Los ecos a La Buena Vida o a los Le Mans de ‘Buenos días, corazón’, o a ese pop de los noventa que tanto se dejaba empapar de jazz, son continuos, por ejemplo en la bonita ‘Costilla’, dedicada a una persona que para el narrador es “una perla de mayo”, o ‘Para presumir’, donde una caja de música guía el viaje.

En ‘Yiyi’, las canciones se suceden en todo momento serenas, calmas y plácidas e, incluyan silbidos (‘Por aquí te dirán que no’) o mandolinas (‘Martínez’, otra pista instrumental), exhiben un sonido artesano, rico, amasado con paciencia y mimo. A la riqueza contribuyen en ocasiones contadas los bonitos coros de Begoña Casado, quien aparece también en el single principal, ‘Algo que nos haga felices’, una maravillosa cápsula de nostalgia indie-pop que, recordando vagamente a Los Secretos de ‘Pero a tu lado’, se deja elevar por la aparición de un saxofón que definitivamente lleva la canción al pasado. Como los vídeos de Monesma, en el mejor de los sentidos.

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Publicado por
Jordi Bardají