Comparándose con Tom Petty pero reconociendo que es «la mitad de bueno» y con un «toque más triste», Lawson Hull es un artista australiano que no tiene miedo a abrirse en canal en sus canciones. Y no lo tiene porque es ahí donde destaca: en su composición. Su último lanzamiento, ‘Swim’, es una página más del diario personal que está tomando forma en su discografía.
El joven artista, acompañado por su guitarra allá donde vaya, se deja arropar por el pop más folk y alternativo para brillar con sus letras. Paradójicamente, este brillo lo logra gracias a la cruda oscuridad de la honestidad. Creando una atmósfera tranquila donde priman los instrumentos puros en lugar de la producción de ordenador que inunda las radios, Lawson Hull narra problemas universales con los que no resulta nada difícil empatizar. Ahí reside su fortaleza.
Es ese talento para saber contar lo que quiere transmitir el que, sin apenas promoción, lo ha hecho hacerse con más de cien mil oyentes mensuales solo en Spotify. Aunque ese no es el dato más curioso: Madrid y Barcelona figuran como las ciudades donde más se le escucha después de las australianas Sídney y Melbourne. Quizás España, ese país en el que domina el reguetón en las listas de éxitos
, sea también un país abierto a apoyar a los artistas indie de otros rincones del mundo.En la bonita ‘Swim’, donde Lucille Two le hace los coros, Hull expone sus inseguiridades acerca de una relación que cree que no merece y que tiene miedo de estropear. «Bebé, mi cabeza es un océano / No quieres caer aunque sepas nadar / Porque tengo la costumbre de hundir a la gente conmigo», canta jugando con las metáforas y con la verdad. Pero, a pesar de los malos presentimientos y su negatividad, son sus temores los que convierten ‘Swim’ en una canción profundamente romántica.
En el todavía pequeño catálogo del artista también destacan otros temas recientes, como el viaje por las tierras canadienses de ‘Canada’17’ o la mirada crítica hacia las tóxicas relaciones de sus amigos en ‘Honey’. Su primer lanzamiento de 2024, ‘Swim’, no tiene pinta de que vaya a ser el último. Y es que, en el mundo y la cabeza de Lawson Hull, parece que aún queda mucha marea por recorrer… y por nadar.