Condé Nast ha comunicado hoy a los trabajadores de Pitchfork que pasarán a depender de GQ. Así lo informan medios como Stereogum. El mail dice: “Esta decisión ha sido tomada después de una cuidadosa evaluación del funcionamiento de Pitchfork y lo que creemos que es el mejor camino para la marca y la cobertura de música dentro de la compañía”.
En el mail se informa de que con los nuevos cambios organizativos, varios empleados de Pitchfork serán despedidos hoy mismo. “Miembros del equipo de Pitchfork tendrán información sobre la nueva estructura durante esta semana”.
El creador original de Pitchfork Ryan Schreiber vendió Pitchfork al grupo empresarial Condé Nast en 2015. Desde entonces ha sido muy visible su cambio editorial, abrazando el pop y centrándose en la diversidad, intentando conservar sus orígenes extremadamente orientados al indie.
Lo que realmente ocurrirá con Pitchfork bajo el paraguas de GQ es pura incertidumbre. Lo que no lo es es que la noticia reabrirá el debate sobre el futuro de la prensa musical, su adaptación a los nuevos tiempos y su influencia en las nuevas generaciones. Si el que en los últimos 15 años se ha considerado el medio musical más influyente no sobrevive o no lo hace con su esencia, ¿qué lo hará?