Tiburona lleva sus influencias escritas en la frente. ‘Nos extinguimos’ llega a su ecuador con una versión de ‘Brebaje de amor’, la versión rockabilly de Angélica María (1966), original de los Clovers (1959). En el centro, ‘Brebaje de amor’ -un temazo en cualquier versión- ilumina el sonido de las canciones que han venido antes, y las que vienen después.
En su segundo disco, Tiburona, el trío de Madrid formado por Laura del Amo, Rita Dolores y Supercarmen Merino, sigue fiel a su estilo influido por el garage rock de los 60, las melodías ye-yé y las armonías a lo sunshine pop, dando mayor empaque a lo ofrecido en su debut de 2021, ‘Sola y feliz’.
Lo que no significa que no suenen cuidadas. La producción de ‘Nos extinguimos’, firmada por Laura, Rita y Carmen, es espectacular. Si las guitarras sonaran más crespas y crujientes, se harían polvo. Todo -armonías vocales, distorsiones, teclados- suena perfectamente engrasado. Esa perfección tan estudiada se extiende a unas melodías que pisan demasiado sobre seguro. Funcionan, claro, porque se comprometen con el pasado.
Esto suma un elemento de familiaridad excesiva a las canciones de Tiburona. Pero ellas las defienden con tanta vehemencia, que te las terminan vendiendo. Es la pasión con que cantan ‘Pensando en ti’, en la que suplican “un mísero beso” a ese chico que no entiende las señales. O la manera tan divertida en que desean la muerte a alguien en ‘Que mueras bien’. Muérete. No sufras, pero muérete, le dicen a la pobre persona que se ha cruzado en su camino.
Pero el compromiso de Tiburona por reproducir tal cual la vibra de otra época es el mismo que asume por escribir canciones inmediatas que se peguen a la primera. ‘Horizonte de sucesos’, la que describe la extinción humana, se diferencia incluyendo guitarras flamencas y castañuelas. El ritmo turbo de ‘Gobierno cero’ tiene todo el nervio que requiere una canción que habla del “estado del miedo”. Y ‘Relación abierta’ es más divertida que ‘La vida moderna’ hablando de lo mismo con menos prejuicios. No era difícil.