Música

Supersubmarina: «Si hay lágrimas, que sean de alegría»

Citar a la prensa musical en un teatro con capacidad para 600 personas para una simple rueda de prensa suena a osadía: no quedan tantos periodistas en este gremio ni en toda España. Cuando se ha hecho alguna presentación en el madrileño Teatro Pavón -Love of Lesbian anunciando un WiZink, por ejemplo- normalmente ha sido en una sala pequeña de la planta superior. Pero nadie quiere perderse el regreso de Supersubmarina, su primera aparición pública tras el accidente de coche que sufrieron hace 8 años volviendo de un festi, y son varios los compañeros de la prensa generalista e incluso de otras áreas los que se acercan. Aimar Bretos presenta el acto, en el que nadie sabe cómo va a ser capaz de aguantar las lágrimas. La ovación para Supersubmarina con el público en pie, también con amigos y familiares en las primeras filas, se extiende un minuto largo.

El guitarrista Jaime, que ha tenido que someterse a 40 operaciones para evitar la amputación de una pierna, y acaba de contar en una entrevista con El País que estuvo a punto de quitarse la vida, pronto quita hierro al asunto: «Queremos que la gente esté contenta. Si hay lágrimas, que sea de alegría».

Preguntado por Aimar sobre si les cuesta hablar del accidente, deja la impresión incluso de que en este momento es la audiencia la que tiene que luchar por aguantar el tipo: «Ya no tanto, hemos hecho 2 años de terapia de grupo. Hemos revivido aquello una y otra vez hasta normalizarlo. Si me hubieras preguntado hace 5 años, me habría venido abajo o no te habría sabido contestar. A día de hoy recuerdo aquello de forma más fría. Dentro de que fue un día fatídico, a estas alturas puedes normalizarlo. Fue un día muy triste pero ahora piensas que ha sido una nueva oportunidad para nosotros».

El grupo está presentando el libro biográfico ‘Algo que sirva como luz’, escrito por el periodista Fernando Navarro. Indica Jaime: «Si alguno de nosotros se hubiera quedado allí, no estaríamos aquí, pero está Chicharro (manager, también en el coche en el momento del accidente) y la persona del otro coche, que también sobrevivió. Ahora toca reinventarnos y hacer otro tipo de cosas, pero siempre con la música en mente. Es por lo que estamos luchando. Es un objetivo parecido, solo que desde otra perspectiva. Teníamos dos opciones: quedarnos flotando en el ostracismo o coger el toro por los cuernos, hacer terapia y plantarnos como Supersubmarina, que creo que puede llevarnos a cosas muy buenas, quién sabe. Esa es la terapia que hemos hecho, a ver dónde nos lleva».

El batería Juanca, que estuvo en cuidados intensivos durante semanas, relata que le costó darse cuenta de la gravedad del accidente. Su primer impulso al recibir el alta fue ir al local de ensayo y prepararlo todo para volver. «Pensé que íbamos a hacer conciertos a finales de 2017. No era realista. Me di cuenta cuando volvimos a Baeza del hospital y subimos a Madrid a ver a Jose, que estaba en la Clínica San Vicente. Yo había preparado los instrumentos, montado todo, estaba todo limpísimo para ensayar… Esos meses fueron de «Juanca, date cuenta de que esto va a ser largo». Y ahí me vino un golpe de realidad de pasarlo realmente mal». Ante una pregunta del público, el grupo excusa así que en un primer momento emitieran comunicados, para después decidir abandonarlos: «La situación era lo suficientemente grave. Cuando salimos, necesitamos tiempo para nosotros mismos».

El periodista Fernando Navarro ha elogiado el compañerismo en la banda y en torno a ella, recordando una frase de su propia madre, fallecida de cáncer: «acércate a la bondad». Insistiendo en que el libro no solo celebra la vida, sino la amistad de estos «seres de luz», ha recalcado la generosidad de amigos, novias y familiares de la banda al contribuir con más de 60 entrevistas. A veces rompiéndose al volver al hotel tras lidiar con tantas emociones.

Un cariño que conoce muy bien el bajista de Supersubmarina, Pope, que conducía la noche del accidente. «En ningún momento tuvieron una mala palabra. Ni ninguno de ellos ni sus familiares. Nunca me echaron la culpa», agradece, siendo asistido enseguida por Jaime: «Es que tú no tenías la culpa, podíamos haber conducido cualquiera».

Curiosamente Jose El Chino, con problemas de movilidad y parálisis en el brazo derecho, es quien ha puesto varias notas de humor, por ejemplo sobre lo que coloca el fentanilo que les daban. Y eso que su relato es el de una persona que ha tenido que aprender a volver a «andar, vestirse, lavarse los dientes» y que apenas recuerda nada de 7 años antes del accidente ni de 7 años después. Aimar pregunta sobre qué le pareció escuchar la música del grupo tras haberla olvidado: «Hay canciones mejores y otras peores, te lo digo», espeta ante las risas del público. «Hay algunas que no las escucho, directamente». Y añade que algunas estaban en ‘La maqueta’ de sus inicios que publican el 12 de abril y que justo están promocionando.

El Chino reconoce que «han sido años durísimos» y sigue «con rehabilitación». «Pero ya me queda poco, creo». Actualmente intenta ir al gimnasio, jugar al fútbol o tocar la guitarra cada día. Pese a que el camino luce largo, se muestra esperanzado sobre el futuro de la banda. «Estoy seguro de que habrá otro disco. Soy muy cabezón». Jaime se muestra más precavido. «No podemos ser hipócritas, hay que ser realistas. No podemos decir que en un año o dos habrá algo. No lo sabemos. La voluntad no la vamos a dejar en ningún momento y eso es la gasolina que nos mueve».

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Publicado por
Sebas E. Alonso