Música

Álvaro Benito: «Es un milagro que Pignoise siga vivo»

Recién recuperado de una lesión de rodilla que acaba con su carrera en el Real Madrid, Álvaro Benito (voz, guitarra) forma Pignoise junto a Pablo Alonso (bajo) y Héctor Polo (batería). Más de 20 años después, sus canciones siguen siendo recordadas por miles de chavales y se han convertido en una parte indiscutible de la cultura pop española, lo cual representa para Benito un «motivo increíble de orgullo».

Ahora, han vuelto con un disco que conmemora su 20 aniversario revisitando los grandes éxitos de la banda mediante colaboraciones, tanto de leyendas como de artistas jóvenes influenciados por la propia música de Pignoise. A la vez, han anunciado los dos conciertos más importantes de su carrera: el 30 de noviembre de 2024 en Sant Jordi Club y el 7 de marzo de 2025 en el Wizink Center. Las entradas ya están disponibles.

Hablamos con Álvaro Benito sobre los difíciles inicios de la banda, el cambio que ha sufrido la industria musical durante estos 20 años y el efecto de Pignoise en otras generaciones.

Como tantos otros chavales de mi generación, he crecido escuchando vuestros temas en la radio. ¿Vosotros notáis que traspasáis generaciones?
Lo hemos notado después de seis años en los que yo estuve entrenando y en los que el grupo no tuvo actividad. Cuando volvimos en 2019 flipamos, porque estaba lleno de chavales. Nos sigue pasando. El otro día, en la firma de discos, venía un montón de gente joven diciendo que nos llevaba escuchando desde que tenía seis, ocho años, y es increíble el poder que tiene la música de engancharte desde muy jovencito a un grupo que te acompaña toda la vida. A mí me sigue pasando con los grupos españoles con los que he crecido.

Cuando tenía 10 años os escuchaba en Sol Música, no sé si te acuerdas de eso. ¿Cómo habéis vivido la evolución de la industria durante todos estos años?
Siempre pienso que cada uno somos hijos de nuestro tiempo y tenemos ese defecto de pensar que lo que hemos vivido es lo que más mola, pero es cierto que había mucho más romanticismo. En mis horas libres yo vivía pegado a la radio con mis casetes para grabarme las canciones. Si te gustaba un artista, te comprabas el disco y mirabas todo el folleto, el libreto, las letras, las fotos… Ahora, el consumo del arte, en general, es aquí te pillo aquí te mato. Hay demasiadas cosas volando por el aire a las que prestar atención y cuesta mucho focalizar. Se ha perdido algo por el camino. Se ha ganado también que la música es más democrática que nunca y todo el mundo puede tener su manera de expresarse.

Que sea más democrático también significa que es más difícil darte a conocer.
Mucho más, dímelo a mí. Estoy sacando un proyecto paralelo a Pignoise que se llama Chicle y hay que picar mucha piedra. Ahora es muy difícil que la gente te preste atención, sin ni siquiera que te llegue a escuchar. Hay muchos lugares donde consumir, donde exponerte y que la gente luego se quede contigo es muy difícil.

¿No tienes ningún hilo en la industria de dónde tirar?
No te creas, eh. Ya no hay un lugar donde cada semana te vean tres millones de personas. Ahora tiene que ser un proceso más lento de convencimiento, de boca a boca… No creo que haya ningún atajo. Si lo hubiese, lo cogería.

¿Cómo de complicados fueron los inicios con Pignoise?
Hubo muchos condicionantes en contra. Lo primero es que cuando decidimos mostrarnos estábamos verdes como músicos. De hecho, el primer disco nunca lo consideramos un disco, el de ‘Melodías Desafinadas’. A nivel musical todavía no habíamos encontrado nuestro sello. En nuestro segundo disco, aunque todavía estábamos un poco verdes, el concepto estaba ahí. Sobre todo, nos jugó muy en contra el hecho de que yo fuera futbolista. Nunca nos tomaban en serio, nos cerraron todas las puertas y fue un estigma muy difícil de superar, que solo ha sido posible con el paso del tiempo. Ahora, como mucho, pueden decir que no les gusta lo que hacemos, pero que no es una cosa seria ya no lo pueden decir.

¿Crees que en estos tiempos eso os habría venido algo mejor para daros a conocer?
Yo creo que no, porque en su día también tuvo mucha repercusión, pero al final las canciones no eran lo suficientemente buenas. Como si la música la hace el papa o el rey, da igual. Te tiene que gustar, emocionar, da igual quien sea el que cante.

Acabáis de fichar con Sonido Muchacho. ¿Cuál es vuestro recorrido desde que empezasteis en discográficas hasta aquí?
Los dos primeros discos son autoeditados. En ‘Anunciado en Televisión’ éramos de Globomedia, por lo cual tampoco éramos de ninguna discográfica. Yo creo que eso nos lastró, porque, si en aquel momento de éxito masivo hubiésemos sido de una compañía que impulsa artistas, se hubiese hecho un desarrollo como merecía. Lo hicieron en su día Sony con El Canto del Loco y Pereza, con los que pusieron toda la carne en el asador. Nos quitamos de Globomedia como pudimos, fichamos por Sony en 2010, y ahí sí se hizo un gran trabajo con ‘Año Zero’. Lo que pasa es que este año fue la caída abrupta de la venta del CD. Cayó un 65% en 2005. Pasamos de vender 120.000 del disco anterior a 20 y tantos mil que llevaba el último. Desde Sony nos dijeron que teníamos que cambiar el estilo y hacer algo más maduro. Entonces, dijimos que obviamente ahí se quedaban. Es que te encuentras gurús de la música en todos los sitios. Desde aquel momento estamos solos. Hasta ahora.

No os caracterizáis mucho por ser maduros.
Nos reímos de nosotros mismos lo primero, y me hacen gracia los artistas que se toman demasiado en serio. Como que el personaje le come a la persona y siempre tienen que llevar esa pose de artista. Algunos me encantan, como Loquillo o Bunbury.

Loquillo también es muy personaje.
Sí, pero el loco es muy así. Es una estrella del rock. Hay gente que es estrella del rock y otros que se lo quieren hacer. Esta es la diferencia. Tú ves a Loquillo y es una puta estrella del rock. Ves a Bunbury y es una puta estrella del rock. Ves a Leiva y es una puta estrella del rock. Luego ves a otros por ahí y se toman demasiado en serio. Nosotros nunca hemos sido de esa estirpe, la verdad. Ahora cada vez menos. Obviamente te haces mayor y te da más pereza hacer gilipolleces.

«Porque yo era futbolista no nos tomaban en serio, nos cerraron todas las puertas»

Antes hablabas del Canto del Loco y de Pereza y pese a ser de la misma quinta, solo quedáis vosotros.
Sí, Dani decidió ir en solitario, igual que Leiva, y fíjate cómo les ha ido. Yo siempre tenía esta concepción de estar en una banda. Aparte, somos amigos. Nunca se me ha pasado por la cabeza hacer un disco en solitario. Yo creo que Pignoise forma parte de mi vida, como Pablo y Polo, y no hay forma de separarse.

Lanzasteis ‘Diversión’ en 2021, y se me hace como el primer paso de este regreso.
Volvimos en 2019 con gran incertidumbre de saber qué iba a pasar con el grupo, qué había pasado después de seis años, si vamos a tener público, si no, y el primer concierto en el Arenal Sound fue una cosa mágica. Siempre definimos eso como el mejor momento de estos 20 años. 40.000 chavales cantándose todas las canciones a voz en grito. Fue un impulso de decir: “Hostia, el grupo se ha quedado, las canciones se han quedado, esto hay que darle continuidad”. Yo ya tenía canciones, así que preparamos ‘Diversión’. Es un gran punto y seguido porque mantiene la esencia de lo que ha sido Pignoise siempre, pero reflejando nuestro punto actual como músicos. Y ahora preparando material nuevo. Ya hemos quedado para hacer selección de repertorio, porque tenemos un montón de canciones que empezaremos a sacar adelante después de verano.

¿De dónde viene la idea de relanzar todos vuestros éxitos con colaboradores para el 20 aniversario?
Yo era muy reacio. No me gusta el revisionismo, ni los discos de grandes éxitos. Es una cosa que me da una pereza terrible. Yo siempre estoy mirando hacia adelante en la vida y en la música. Después del parón había mucha emotividad por el hecho de volver y lo bien que estaban yendo las cosas, y nuestro mánager dijo que teníamos que hacer algo, como una gira 20 aniversario. ¿Gira 20 aniversario? ¿Para qué? Si son las mismas canciones. ¿Por qué no hacemos un disco con colaboraciones? Yo, el único condicionante que puse fue que las colaboraciones fuesen la hostia, porque el hecho de regrabar canciones que llevo millones de veces tocadas y ensayadas no me seduce. Es un trabajo un poco mecánico, por decirlo de una manera sutil y bondadosa. Sin embargo, cuando Dani me iba pasando las mezclas, yo me iba quedando flipado. Por el nivel de las colaboraciones, por lo que aportaban… Ya sabes lo que pasa con la música, te lleva a ese momento vital en el que escuchabas esas canciones, y que te cambien esta grabación, por mucho que ahora esté mejor grabada, mejor cantada o lo que sea, pues toca los huevos. A mí me pasa como oyente. Al ser colaboraciones, la gente ha entendido que es una cosa diferente, con otra riqueza, y está funcionando muy bien.

¿Y ‘Estoy enfermo’? Es la única que no tiene colaboración.
No tenía sentido hacerla con otra persona y tampoco tenía sentido volver a hacerla con Melendi. Lo único que tenía sentido es sacarla otra vez, pero cantada entera por nosotros. Esta sí que hubiese sido mancillar la obra.

¿Os ha llamado la atención musicalmente algún compañero vuestro de Sonido Muchacho?
A mí me gusta mucho Carolina Durante. Me parecen muy originales. Diego escribe muy bien y es un chico majísimo. Me alegro de que le esté yendo tan bien a un grupo tan espontáneo, tan de garaje. Creo que Sonido Muchacho tiene mucho criterio a la hora de elegir sus artistas, pero por afinidad musical es lo que más me gusta.

Carolina Durante y otros grandes grupos han cogido el relevo de lo que vosotros estabais haciendo al principio. ¿Cómo habéis visto la evolución del género durante todos estos años?
Nosotros éramos más afines a grupos como Fanta, Airbag, Dikers, que al Canto del Loco o Pereza, en cuanto a estilo. Grupos minoritarios, aunque luego a nosotros se nos ha metido en ese vagón sin problema. Cuando te vas haciendo mayor, te das cuenta de que ponerle etiquetas a la música es absurdo. Un artista se expresa y no hay más. Es cierto que nos decían por aquel entonces que esa música tan guitarrera, tan punk pop, con tintes californianos, nunca había sido mayoritaria en España. Tampoco existía este caudal de festivales, que tienen algunas cosas poco positivas, pero lo bueno que tienen es que la gente cada vez va con menos filtros. Toca un artista urbano, luego un grupo indie, luego viene Pignoise, el que sea, y no pasa nada. La gente se canta las canciones de todos. En mi época, era impensable, porque éramos gilipollas. Afortunadamente, creo que la gente joven tiene la mente súper abierta y me parece maravilloso. Esto da lugar a que cualquier banda, del género que sea, pueda ser masiva.

«Siempre digo que he hecho canciones por encima de mis posibilidades. Tengo una facilidad para hacer melodías. Con el tiempo, me he formado y ahora por fin me considero un músico. Antes me sentía un intruso»

¿Cómo describirías tu carrera después de 20 años?
Ha sido emocionante. Es una enseñanza vital. Yo empecé de cero en esto de la música, cuando yo era futbolista, a una edad avanzada, sin tener las dotes que tenía para el fútbol y, a base de trabajo e ilusión, nos hemos abierto camino. Yo siempre digo que he hecho canciones por encima de mis posibilidades. Tengo una facilidad para hacer melodías. Con el tiempo, me he formado y ahora por fin me considero un músico. Hubo un momento en el que me consideraba un extraño ahí, un intruso que hacía canciones.

¿Habrías cambiado algo?
Es que la vida se vive hacia delante. Claro que me hubiese aconsejado: “Oye, tío, espérate un poco, no saques ningún disco todavía, fórmate más”, pero quién me iba a decir que el camino hubiera sido el mismo. Si lo haces con honestidad, porque es lo que te pide el cuerpo, pues hay que equivocarse y aprender de tus errores y no pasa nada. No me arrepiento de nada. Hemos currado mucho para que la cosa funcionara y ha habido recompensa.

Concierto en Sant Jordi Club, el Wizink… No está mal la recompensa.
Nos hemos tirado a la piscina. Siempre he pensado que somos un grupo de salas, pese a haber tocado delante de miles de personas muchas veces. Hubo diferencia de opiniones, porque yo quería hacer 3 o 4 Rivieras, y nos dijeron que era el momento de intentar un Wizink, y nos convencieron. O sea, nosotros vamos a dar un puto conciertazo vengan 7.000, 5.000 o 16.000 personas, que sería lo ideal. Me voy a explicar sin que suene mal esto, pero he visto conciertos en el Wizink de artistas en los que me he dado cuenta de que es un fenómeno social. Me fijo mucho en cómo reacciona la gente, y me ha sorprendido que a lo mejor un tío llena dos Wizinks, se cantan los cinco o seis grandes éxitos y el resto de canciones el 80% de la gente no se las sabe. No es como Extremoduro, que sí hay un público súper fiel que se las canta todas, sino que es más un evento social.

¿Crees que vosotros cuadráis ahí o que sois otra cosa?
Nosotros somos un grupo conocido, pero no tenemos ese nivel de popularidad porque llevamos 13 años sin sonar en la radio, y estos artistas de los que te estoy hablando no han dejado de sonar nunca. Es un milagro que el grupo siga vivo realmente porque, nosotros ahora sí, pero hemos estado años que no hemos movido las redes sociales, que no hemos hecho nada. En esto te soy totalmente honesto, que es lo que pienso de la banda después de haberlo analizado. Tenemos mucho público que se sabe nuestras canciones, pero hay que fidelizarlos como fans para que vengan a los conciertos. Nosotros caemos en cualquier festival con 50.000 personas donde sea, y te digo que las 50.000 se cantan ocho o diez canciones nuestras a muerte, pero luego esta gente a lo mejor no va a un concierto tuyo expresamente. Este es el trabajo de convencimiento y fidelización que tenemos que hacer. Si te sabes un montón de canciones nuestras, ¿por qué no vienes a vernos? Que te lo vas a pasar de puta madre.

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Publicado por
Gabriel Cárcoba