Música

Pulp ofrecen uno de los conciertos de su carrera en Primavera Sound

La jornada, como reza el tópico, fue de menos a más, con Beth Gibbons y Pulp como vencedores de la noche.

Voxtrot en el Plenitude sufren el calorazo y solazo de las seis de la tarde. Llevaban ya 16 años sin venir al festival, nos informan. Su pop a la británica es agradable, menos Belle & Sebastian en directo que en sus discos. Suenan muy bien, pero les falta algo de sangre.

Aidan Moffat tiene la pinta de un jubilado escocés de vacaciones, pero con más carisma. A plena luz de día las historias chungas de Arab Strap lo son algo menos, el sol les castiga en el escenario Cupra. Llevan una banda ampliada: batería, teclados. Los graves retumban de más. También hay sitio para sumergirse en el ruido, cuando acaban convirtiendo ‘The Shy Retirer’ en una rave perversa. Siempre es un enfermizo placer verles, pero su propuesta hubiera sido aún mejor de madrugada en un escenario pequeño.

Gisela Jane

Las multitudes se desplazan para llegar al Plenitude a Mannequin Pussy. Merecen un escenario mayor. Pero también ocurre lo de siempre: tapón en los accesos, espacio delante. Las Pussy arrancan algo seriotas con su emo/hardcore/shoegaze, ya que tienen problemillas técnicos. Missy Dabice está a ratos al borde de la afonía, pero se pone fuerte cuando toca. A medida que avanza el concierto, despliega toda su artillería interpretativa. Lanza diatribas contra la religión y Estados Unidos, se arreglan los problemas técnicos y la banda se va animando: se pasan al ruido acelerado y al pogo punkoso y acabamos todos engorilados con elles.

Blonde Redhead en el Cupra hacen una actuación parecida a la del Weekender, solo que el pañuelo palestino ahora luce en el cuello de Kaze Makino. El atardecer les sienta bien. Pero en ese mismo escenario, quien va a gobernar es Beth Gibbons en uno de los mejores conciertos de la jornada. Y probablemente del festival. Le acompaña una banda de impresión para recrear el magnífico ‘Lives Outgrown’: viola, violín, un multiinstrumentista que toca marimbas, percusiones y ¡hasta un fagot! No hay electrónica aparentemente. Todo es orgánico.

Clara Orozco

Hay hambre de Beth. El público que nos congregamos en primeras filas la escuchamos con fervor… aunque se cuele el chunda-chunda de los escenarios adyacentes. Ella se lo toma con humor, y se pone a bailar de espaldas entre canción y canción. Es un placer reencontrarse con su voz en directo, con su estilo retraído, su clásica sudadera, con verla aferrarse al micro. El despliegue de ‘Floating on a Moment’ es para desencajar la mandíbula. También hay repescas de su primer disco, ‘Out of the Season’: ‘Mysteries’ (piel de gallina) y una espectacular ‘Tom the Model’, con toda su fanfarria cinematográfica, cantada como un clásico absoluto por el público. ‘Beyond the Sun’ es apocalíptica, demencial.

Crees que ya no puede haber nada mejor. Pero no estamos preparados para la que se nos viene encima. Personalmente no esperaba que tocara nada de Portishead. Pues toca ‘Roads’. Ovación cerradísma, hay gente a mi alrededor abrazada llorando. Incluso ella al final se le rompe la voz. Es imposible emocionarse más. Beth también está emocionada: nada más acabar el concierto, se lanza al foso a darnos la mano y agradecernos estar ahí. Más agradecidos estamos nosotros de habernos reencontrado con Beth Gibbons.

Clara Orozco

Pulp es el segundo reencuentro felicísimo de la jornada. Acabar de ver a Beth me impide presenciar el arranque de Jarvis y los suyos en el escenario Santander. Pero llego cuando están con ‘Disco 2000’. Un despropósito tocarla la segunda, si me preguntan. Va a ser mi único pero del concierto, porque es una fiesta monumental. Esto no es nostalgia: esto es reivindicar por todo lo alto uno de los mejores cancioneros de los 90. Jarvis está pletórico, de voz, de poses, de carisma. Como con Gibbons, es una felicidad inmensa reencontrarse con él y, como con la Gibbons, más placer aún ver que está en un estado de forma magnífico. La música no va a la zaga. Se han traído un cuarteto de cuerda y aquello suena espectacular.

La sucesión de hits es tremebunda: ‘Miss Shapes’, un ‘Something Changed’ que dedican a Steve Mackey a Steve Albini… ¡Si hasta la oscura ‘Weeds’ de ‘We Love Life’ suena estratosférica! Pero es que aún hay más: chirigota de pitos para ‘Sorted for E’s & Wizz’, el arranque con chelo y la barbaridad de versión que hacen de ‘This Is Hardcore’, un ‘Babies’ emocionantísimo… Me las canto todas de pe a pa. Claro, cuando llega ‘Common People’ se viene todo el Primavera abajo. Pero es que encima cierran con ‘Razzmatazz’, una favoritísima mía que no estaba prevista en el setlist. Es imposible sentirme más feliz. Ha sido un concierto brillante, quizás el mejor que les he visto nunca, y les he visto muchas veces, gira de ‘This Is Hardcore’ incluida.

Tras tantísima felicidad, también acabo necesitando mi dosis de locura. Y esa me la dan The Armed en el Plenitude. No va ni la segunda canción y uno de sus cantantes ya se ha tirado entre el publico. El suyo es un show fragmentado y demencial, como su música. Es súper punk-pop acelerado: tralla, ruidaco, voces desgañitándose, bailes loquísimos de sus tres cantantes y toneladas de diversión.

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Publicado por
Mireia Pería