Música

Grace Jones demuestra por qué es un icono de todo en Bilbao BBK Live

En la segunda jornada de Bilbao BBK Live, el verde de Kobetamendi fue sustituido por el barro y los parches de paja, debido a la lluvia de las horas previas. Mientras que el primer día ofreció estilos y enfoques muy diferentes, este se centró en el baile y el groove, con Grace Jones siendo la reina de la ceremonia.

El vozarrón y la sensibilidad de María José Llergo debutaron ayer en el festival vasco, para regocijo de los asistentes. En plena presentación de ‘ULTRABELLEZA‘, la cordobesa representa perfectamente esta dicotomía en el escenario, pudiendo pasar del cante más bonito y puro a ser la más chula del patio. Aun así, la dulzura de su voz no se desvanece en ningún momento. Aunque empieza siendo comedida, termina soltándose con ‘RUEDA, RUEDA’ y ‘JURAMENTO’ y ganándose al público totalmente.

Aliron Studio

Khruangbin y Parcels presentaron experiencias similares. En ambos conciertos se bailó muchísimo y ambas bandas rozaron lo unidimensional, con matices. El trío estadounidense planteó su show como una disco jam eterna de funk, soul y guitarras flotantes en la que rara vez aparecían las voces. Al menos, así lo interpretó la gente, que no paró de bailar. Para los que no nos sabíamos todas las canciones, parecía que estas se fundían unas con otras, pero se disfrutó igual. Uno de los momentos más memorables llegó con ‘May Ninth’, siendo de esas canciones que transmiten una nostalgia que no se puede explicar. La banda no dijo ni una sola palabra en todo el concierto, ni siquiera «hola». Fue como un espejismo de buenas vibras. Vinieron, hicieron lo suyo, regalaron un rato buenísimo a los asistentes y volvieron a desaparecer.

Por otro lado, Parcels, pese a dar un concierto más ajustado al estándar, disfrutaron de uno de los públicos más fieles y ensordecedores de la velada. Con esto, me doy cuenta de que son una boy band disfrazada de grupo de funk (ojo, no es nada malo). Uno de los mayores atractivos de la banda australiana es precisamente ver cómo tocan y cómo interactúan entre ellos mientras lo hacen. En este sentido, su equipo realizó un gran trabajo de cámara en mano captando sus expresiones, sus manos, el ambiente, la química… ‘Somethinggreater’ fue una de las favoritas, con el público botando nada más escuchar el primer rasgueo.

Blame Photography

Grace Jones fue un acontecimiento para Bilbao BBK Live. Fue el primer concierto de la edición en el que han separado la pista del escenario Nagusia con un pasillo, así que desde el principio pintaba bien. Lo que siguió fue todo un espectáculo de magnetismo, poder y presencia escénica aderezado con música atemporal. Pongo el sonido como un acompañamiento porque la figura de la jamaicana es tan gigante que nadie podía quitarle ojo. Yo incluso me he olvidado de bailar. ‘Slave To The Rhythm’ me lo ha recordado, pero al mismo tiempo Jones, a sus 76 años, se ha pasado los 15 minutos de canción (y despedida de su grandísima banda, uno por uno) dándole al hula-hop sin parar. Se ha despedido del escenario con el aro todavía girando. Ese ha sido el nivel.

Los 30 minutos de retraso merecieron totalmente la pena (pese a sacrificar a Ralphie Choo). Sin embargo, entre temas de Prince o Jill Scott se oían los pitidos del público, que solo podía ver un gran telón negro cubriendo todo el escenario. Nadie lo sabía todavía, pero la razón de la demora era que Jones había perdido un zapato. Cuando la lona por fin se levanta dramáticamente y aparece ella, con una capa y una calavérica máscara dorada con plumas atada a la frente, toda tardanza es olvidada. Este fue el primero de diez mágicos outfits, casi uno por canción. De repente, sonaba el bajo más penetrante que jamás hayas oído con ‘Nightclubbing’. Su voz sonaba maravillosamente bien. Qué gusto.

David Recio

A lo largo de la casi hora y media que duró su set, Jones se centró en los temas esenciales de su obra, y alguna sorpresa. Sonaron ‘Private Life’, que interpretó casi entera de rodillas, ‘Demolition Man’, ‘My Jamaican Guy’, ‘I’ve Seen That Face Before (Libertango)’, ‘Williams Blood’, una solemne versión de ‘Amazing Grace’ y ‘Pull Up To The Bumper’, en la que usó el mencionado pasillo subida a cuestas de un segurata -al que acabó besando- para dar la mano a todo el que tuviera la suerte. Mientras tanto, cientos de pompas envolvían el escenario. Uno de los obsequios de la musa de Studio 54 fue la presentación de una nueva canción llamada ‘The Key’. Contó que «saldrá pronto» y que éramos los primeros en escucharla. Mentira, porque ya la había mostrado en otros festivales este verano, pero esa felicidad momentánea estuvo bien. Muy funky, muy ‘Nightclubbing’, pero con más elementos en la mezcla.

Su gran sentido del humor y espontaneidad brillaron durante todo el concierto. El «I’m gonna beat this motherfucker now» antes de reventar dos platillos en ‘Demolition Man’, el lanzamiento de copa de vino a aquel miembro del público sin éxito («Well, it’s good luck») o el coño al aire durante los equilibrismos de ‘My Jamaican Guy’ solo son la punta del iceberg del infinito carisma de Grace Jones. «¿Cómo se dice horny en español?», preguntó en un momento dado. A falta de lo que ocurra el último día, Grace Jones ha dado el mejor concierto de esta edición de Bilbao BBK Live, recibiendo una ovación a la altura. De su show, porque ella es inigualable.

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Publicado por
Gabriel Cárcoba