‘Um’, el álbum debut de Martha Skye Murphy, habita en un espacio lúgubre y misterioso. La artista inglesa no busca respuestas ni despertar emociones concretas con sus canciones, sino que deja todo un espacio abierto para que lo que provocan sus evocadores sonidos vaya paulatinamente mutando en los oyentes. Su estilo recuerda inevitablemente a los universos oníricos y subyugantes de Julia Holter, mientras que su voz operática por momentos retrotrae a la mismísima Kate Bush.
Pero Murphy nunca es esclava de sus influencias, más bien se apoya en ellas para reforzar su propia visión. Con una confianza que no es frecuente en primeros trabajos, el álbum transita con gracia por concavidades ambient e incluso industriales, atravesando a su vez melódicas texturas art pop.
De todos los elementos que hacen de ‘Um’ una experiencia fascinante, destaca por un lado la voz soprano de la cantante, que se retuerce en lamentos y susurros logrando una notable expresividad. Por otro, la calidad de las producciones que la acompañan son capaces de construir un mundo oscuro tan peligroso como profundamente conmovedor. ‘Kind’ es el perfecto ejemplo de ello, una canción que recoge todas las cualidades del álbum y que comienza como una tenebrosa balada a la Nicole Dollanganger hasta que en la mitad da un inesperado giro barroco en el que la acumulación de instrumentos y sonidos la convierten en un indescifrable enigma cargado de poder de sugerencia.
Murphy no emprende este viaje sola, sino que añade a un par de invitados en la secuencia del disco. En colaboración con Roy Montgomery, compositor experimental de culto, ‘Need’ es una emocionante canción de folk avant-garde, conducida por una sombría línea de piano y lánguidas guitarras acústicas que progresivamente van distorsionándose. Mientras que para culminar el proyecto, Claire Rousay aparece en ‘Forgive’, una pieza mayoritariamente instrumental en la que se cuelan varias voces lejanas.
Al escuchar la viva interpretación vocal en ‘Pick Yourself Up’, es inevitable no pensar en la autora de ‘Hounds of Love’, pero Murphy consigue incorporar esa melodía y estribillo aparentemente más animados a la estética tétrica del disco. Otra de las mejores composiciones que aquí se encuentran es ‘Spray Can’, un tema que también encapsula la magia impredecible de ‘Um’ y que culmina con unos inquietantes y tensos sintetizadores.
En su atrevido debut, Martha Skye Murphy ofrece una sólida colección de canciones cuya anárquica estructura hace que estén continuamente en movimiento, que nunca quieran ser un espacio cómodo y amable. Las letras crípticas y los extraños sonidos que ofrece nos transportan a un lugar lejano, a un abismo desconocido y aterrador.