El nuevo disco de Einstürzende Neubauten está construido en base a un concepto que bautizaron como “rampen”: las improvisaciones que iban ofreciendo en sus directos en 2022. Pero ¿y el “alien pop music”? Pues es un nuevo subgénero que han inventado. Como dice Blixa Bargeld en una entrevista en The Quietus: “No dejemos la popularidad de la música pop a la mayoría: hay una música pop minoritaria. Música pop para chicas diferentes, música pop para chicos diferentes, música pop para los extraterrestres”. Pero ‘Rampen’ también esconde una coña sobre los Beatles: la portada pretende emular el disco blanco… pero en amarillo. Según Blixa, porque existe un universo paralelo donde Einstürzende Neubauten son tan famosos como los Beatles.
Teorías aparte, en la práctica ‘Rampen’ es un muy buen disco de EN. Para estar basado en improvisaciones, suena muy poco improvisado. Las canciones son redondas, acabadas. Es largo, de 74 minutos, pero más por la abundancia de temas (quince) que por la longitud de las mismas. Es un disco inusualmente plácido y, ehem, agradable de escuchar. ‘Rampen’ por un lado es atmosférico, arrullador, pero contiene, efectivamente, buenas dosis de pop… a la Neubauten (rastro sonoro de los Beatles no hay, por eso): canciones suavemente marciales y extrañamente pegadizas, conducidas por la característica voz de Blixa, que suena siempre sardónico, ya esté susurrando o increpando. La instrumentación, basada una vez más en las percusiones de fabricación propia, está apaciguada, pero sigue siendo una locura maravillosa.
La primera canción, ‘Wie lange noch?’, no es un pepinazo como ‘Ten Grand Goldie’, pero sí un inicio subyugante, que rompe en furia comedida al final, con una línea de bajo y de cuerda que atrapa. Blixa pasa del susurro al grito. Tensa y pegadiza es también la siguiente ‘Is Ist’, marcial y misteriosa gracias a sus efectos de sonido (pianos fantasmagóricos, ruidos bucales).
Otros posibles “hits” que pueblan el disco son ‘Pestalozzi’, que toma el nombre del pedagogo suizo, en que Blixa recita una enumeración aparentemente inconexa, entre la Velvet y lo ambiental. O la nana ‘Before I Go’. O ‘Isso Isso’, como si la agresividad, más que formar parte de la canción, fuera paisajística. ‘Everything will Be Fine’, tras cierta morosidad rompe en un gran estribillo. Aquí Blixa narra una guerra apocalíptica, que cierra con ese estribillo sarcástico, “todo irá bien”, aunque la canción no suena sarcástica en absoluto: “Blessed are those who believe / It’s time and nothing else but time” (“Benditos sean los que creen. Es tiempo, y sólo tiempo”). El horror que ha de venir (y el que ya adivinamos), en vez de ser mostrado de manera espantosa, lo es de manera sosegada. ‘Planet Umbra’ hechiza con su introducción de cuerdas sintetizadas y sus sonidos acuáticos procesados. Es oscura y fascinante como su título: una viñeta de ciencia ficción calmada pero levemente amenazante.
En el último tercio el disco tira hacia las “baladas”, ‘Trilobiten’ a la cabeza. Y sí, va de eso: fósiles. Aunque Blixa señala en varias de sus entrevistas como su favorita la final ‘Gesundbrunnen’ (“fuente de salud”). Blixa explica que, poco antes de acabar el disco, su hijo se reveló como trans. Y para él fue como “abrir una puerta que ni siquiera estaba ahí”: un universo no binario a explorar. Para Einstürzende Neubauten la música es eso: nuevos mundos sonoros a explorar, una expedición que jamás acaba. Y ‘Rampen: apm (alien pop music)’ es, una vez más, una gozosa constatación de que los alemanes siempre miran más allá.