Tinashe ha logrado este verano uno de sus mayores éxitos comerciales, 10 años después de su mayor hit, ‘2 On’, su single de debut. El viral de ‘Nasty’, convertido en un éxito real en listas, sobre todo en Estados Unidos, ha supuesto una gran validación para una artista que lleva cinco años de carrera independiente y que siempre se ha mantenido fiel a sus instintos artísticos. ‘Nasty’ ha volado sonando 100% a Tinashe siendo, además, una canción interpretada completamente en solitario (por cierto, al contrario que ‘2 On’, en la que aparecía el rapero SchoolBoy Q, quien últimamente ha lanzado el discazo ‘Blue Lips’).
El fenómeno “match my freak” ya es historia del pop, pero Tinashe Jorgensen Kachingwe tiene otras cosas que ofrecer en ‘Quantum Baby’, el disco que lo contiene. Sobre todo, canciones que pisan sobre seguro, pero que siguen exhibiendo la maestría de Tinashe componiendo melodías y su puntería subiéndose a beats interesantes y ricos que sientan como un guante a su versátil voz. Hasta la Tinashe que va en piloto automático tiene cosas que ofrecer.
El formato minidisco -importado del k-pop- sienta bien a Tinashe. En ‘BB/ANG3L’ el repertorio de 7 canciones ayudaba a poner cada una de sus pistas en valor, y vuelve a ser el caso de ‘Quantum Baby’, segunda parte de la trilogía que Tinashe ha ideado en esta nueva era.
Esto significa que incluso la canción menos llamativa en un inicio puede crecerse con las escuchas. ‘When I Get You Alone’ es otra producción R&B típica de Tinashe, pero su cambio de beat final la eleva y la hace pasar de posible relleno a potencial favorita. ‘Cross that Line’ peca de acomodarse en la fórmula clásica de Tinashe, pero incorpora destellos de Jersey Club que la hacen interesante.
Aunque las verdaderas joyas de ‘Quantum Baby’ son claras como el día. ‘Thirsty’ es una canción perfecta de Tinashe, el mejor tipo de R&B que es capaz de hacer, sexy y taciturno a partes iguales. ‘Getting No Sleep’, el libidinoso segundo single, se instala en la medianoche con la ayuda de un breakbeat viscoso y resbaladizo de Nosaj Thing que Tinashe convierte en hit gracias a su savoir faire vocal; no se puede tener más gusto cantando.
La brevedad de ‘Quantum Baby’, sin embargo, juega en su contra cuando el disco incluye dos canciones que ya son brevísimas de por sí, y que se pueden considerar interludios: el neo-soul de ‘No Simulation’ abre el álbum con una gran melodía, pero no parece una canción completa, y ‘Red Flags’ arriesga apostando por un minimalismo extremo al apoyarse en una nube de sintetizador completamente desnuda. Son buenas composiciones pero hacen que el disco -que ya es corto- sepa a poco.
‘Nasty’ ha triunfado por su simplicidad y por su carácter bobo; es una canción para bailar haciendo el tonto. Es difícil que los milagros ocurran dos veces y, aunque ‘No Broke Boys’ tiene gracia como canción, digamos, “bratty”, ahora que este término está de moda; no iguala la espontaneidad de ‘Nasty’. Pero quedaros con la cosa de la simplicidad, porque si algo ha conseguido Tinashe en estos años es afilar su estilo hasta el punto de no necesitar recargar sus producciones de ninguna manera; le salen hits hasta de las orejas, y en ‘Quantum Baby’ reúne un puñado.