Grian Chatten está familiarizado con Madrid, más allá del hecho de que los irlandeses Fontaines DC tengan un miembro español en sus filas. Vino de adolescente, tiene amistades aquí y se pasea por ejemplo por la tienda de vinilos Marilians, donde se deja fotografiar. En una de esas visitas, el pasado mes de mayo, y con tiempo de sobra, atendió a la prensa para hablar de la nueva obra de su grupo principal.
‘Romance’, el cuarto álbum de los irlandeses e indudable Disco de la Semana, es un nuevo retrato del mundo en el que vivimos, entre el apocalipsis y la esperanza. Las letras quieren refugiarse en el amor, a veces con más éxito, a veces con menos, mientras la música se debate entre el pepinazo guitarrero, y la contemplación. Sobre todo ello hablamos con el líder de Fontaines DC, quienes el próximo 2 de noviembre actuarán en el WiZink Center de Madrid.
El disco habla sobre algo así como estar enamorado en mitad del fin del mundo. ¿Sientes que estamos al pincipio del fin del mundo?
Siempre (risas). Constantemente estamos como al principio del fin de algo. Estamos viviendo a la vez varias cosas terroríficas, como la falta de confianza en los medios de comunicación, y con razón. Hay muy poca confianza en la política. La gente está dividida, polarizada en las redes sociales. Está el crecimiento de la IA, por no mencionar el cambio climático. Literalmente estamos en el fin del mundo. Hay un montón de razones para sentirse así.
¿Qué te hace sentir peor, qué es lo más miedo da, qué te parece lo más peligroso de todo esto?
No sé, me preocupa todo. Lo que está pasando en Gaza es horrible. Es atroz y tan obvio… Pero también el cambio climático ya está matando a gente en todo el mundo. Aunque este disco no es político, es más sobre la sensación de estar sobrepasado.
No siento que tu música sea política, pero sí parece contener la sensación de que el mundo no está funcionando apropiadamente. De que todo está mal a tu alrededor.
Sí, es más sobre un individuo afectado por lo que está pasando a su alrededor.
¿Cuál es el cometido del amor en medio de toda esta crisis?
La subsistencia. Es el alimento que sostiene la vida, la razón para estar vivo. Como las matemáticas, la ciencia… Robin Williams dice en ‘El club de los poetas muertos’ que la poesía, la belleza, el romance, el amor, es aquello por lo que seguimos vivos. Es el objetivo de un mundo que a menudo luce totalmente nihilista.
De todas las palabras posibles, ¿por qué has elegido «Romance» para titular el disco?
El disco tiene cierta sensación de grotesco. Hay un sentimiento grotesco y mecánico. Y hay cierta contradicción con la sensación de «romance» de los años 50, de una película de Audrey Hepburn. Me gustaba la idea de contraponer esos mundos. Hay algo muy Audrey Hepburn en el tema ‘In the Modern World’, incluso en el tema ‘Romance’, hay como una sensación de salón de baile. En el año 2060 esas tradiciones, esa noción de amor, será una reliquia. La gente leerá sobre él y dirá: «Antes la gente se enamoraba… ¡Idiotas!». Me parece muy interesante.
¿Qué opinas del amor hoy en día? Todo lo que está pasando en cuanto a identidad de género y relaciones abiertas.
En ‘In the Modern World’ hay una frase que es «you, and me and Sal» y está ideada desde el planteamiento de una trieja. En el fin del mundo, «por lo menos pasemos estos últimos momentos los tres». Esa era la idea: todo lo que queda del mundo somos tú, y yo, y Sal. Aunque es el único modo en que el álbum toca ese tema.
El álbum empieza de manera «creepy» con ‘Romance’ (NdE: se ríe y tararea la parte más «creepy») y termina más optimista, con ‘Favourite’. Háblame de ese desarrollo.
Me alegra que preguntes eso porque tengo una respuesta clara (risas). La primera canción, ‘Romance’, es la más optimista en letra, pero es la más oscura en sonido. La última, ‘Favourite’, es sobre entregarse a un delirio, relajadamente: «no puedo más, no puedo pelear más, me voy a retirar de este mundo». Es sobre la ausencia de esperanza. Pero sí hay esperanza en ‘Romance’. Así que tiene sentido que la persona que nos da esperanza es la que se rinda en ‘Favourite’. El optimismo es lo que nos sostiene por el camino, lo que nos da esperanza durante ‘Romance’.
¿Hay puntos de inflexión por el camino?
No (risas) Es broma. Estuvimos debatiendo sobre el tracklist, pero sobre todo nos preocupaba cómo empezar y cómo terminar.
‘Starburster’ es sobre un ataque de pánico. Ahora estamos más acostumbrados a hablar de salud mental, pero no sé si sabías lo que era un ataque de pánico la primera vez que tuviste uno.
No sabía lo que era cuando tenía 16 años. Empecé a tener muchos hace poco. Los últimos dos años. Probablemente de gira. Pensé que era un ataque de ira, de rabia. Básicamente necesitaba romper o tirar cosas. Me encerraba en mi habitación sin saber lo que era. Pero ya no los tengo y la razón es que me diagnosticaron TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad), y me he estado tratando. También tenía un amigo en el colegio que tenía una salud mental complicada, así que estoy familiarizado con estas cosas desde hace mucho.
¿Estar de gira es tan horrible?
(risas) Es muy difícil llegar a cierto nivel de compromiso. No puedes descansar, no puedes pasar un finde en casa, recuperándote. Es muy difícil. Al principio es muy emocionante: todo el mundo es maravilloso, el autobús está limpio, haces las camas, estás de buen humor y con ganas. Dices «este va a ser un gran tour, me lo voy a pasar bien, voy a cuidar de mí mismo». Y algo pasa de repente hacia la mitad, y es difícil sostener eso.
«Literalmente estamos en el fin del mundo. Hay un montón de razones para sentirse así»
¿Es peor en América, lejos de casa?
No sé, ahora me apetece mucho hacer gira en Reino Unido, porque hace mucho que hemos hecho. Hemos estado en América 3 veces en 3 años. En Europa, vas cambiando de país, la cultura es diferente de un lugar a otro, y es una sensación más rara. En Estados Unidos, tienes una mayor sensación de consistencia: siempre hay un 7 Eleven. Pero me encanta hacer gira por Europa, porque es tan bonita.
En ‘Starburster’ es brutal ese momento en que tomas aire. Es como el perfecto retrato del ataque de pánico. ¿Cómo surgió?
Hay tantas palabras en la canción que necesitaba tomar aire (risas), así que decidí hacer ese sonido cuando llegaba el estribillo. Al final ha sido un gancho. Así salen esas cosas, cuando estás en mitad de una composición. Es muy divertido. Es decir, no es un tema sobre algo divertido. Pero fue liberador.
¿Por qué el single principal no fue ‘Here’s the Thing’? ¿Te importa cuál es la primera presentación de un disco?
Me interesa porque quiero que la gente se vaya introduciendo en el disco de la manera correcta. ‘Here’s the Thing’ estuvo en la conversación. ‘In the Modern World’ también tenía que tener vídeo. ‘Favourite’… Quiero mostrar un poco de todo, lo amplio de la composición.
¿Ves a Fontaines DC como una banda de rock’n’roll?
Me gustaría que la gente lo viera como algo diferente, como un viaje diferente. Pero si estoy en un taxi y me pregunta el conductor qué música hago, diría que rock’n’roll, para ponérselo más fácil. ¿Tú qué crees?
Os pondría en la categoría «alternativa» de los Grammy, nunca en rock’n’roll.
Lo prefiero, vale.
Mi pregunta viene de que en el disco hay cuerdas y teclados. Obviamente mandan las guitarras. No sé si trabajas en un sonido principal y cohesivo.
Es muy variado. Creo que cada canción la tratamos individualmente. Tratamos de tener fe en que la voz y mis letras hagan todo sonar coherente. Que le den consistencia. James Ford (productor) como que sitúa los diferentes elementos en la misma habitación. Es un logro suyo.
¿Quién sería el tipo de artista que os gusta a todos? ¿Y quién os dividiría?
A todos nos gusta Nick Cave & The Bad Seeds. El último material de Nick y Warren, el de los últimos años, es alucinante. ‘Romance’, la canción, está muy influida por ‘Skeleton Tree’. ¿Quién nos divide? Es difícil… Déjame pensar… Es muy interesante, pero no se me ocurre.
¿Algo de hip hop? ¿Algo pop como Billie Eilish?
Nos gusta a todos bastante, yo creo.
Te preguntaba porque te veo más en una visión poética tipo Kae Tempest, con quien has trabajado, y el grupo me lo imagino más rock’n’roll, o post-punk, o lo que sea.
No sé, tío. Igual se me ocurre luego.
En ‘Sundowner’ dices algo así como «no soy cínico». ¿Crees que somos demasiado cínicos en el mundo moderno, por ejemplo en la industria musical?
No, no diría eso. De hecho a veces parece que la gente tiene dificultades para vivir la verdad porque es demasiado dura. Es una pregunta difícil. Necesitas cinismo porque puede concederte un espacio para asumir la verdad. Sin cinismo no habríamos descubierto la verdad en Irlanda, lo que estaba pasando en la iglesia. Si quieres ser un buen detective, necesitas algo de cinismo.
En ‘Romance’ hay referencias al manga, a la literatura, al cine… Por ejemplo, dices que hay una influencia muy grande de ‘Sunset Boulevard’ (‘El crepúsculo de los dioses’). ¿Dónde podemos encontrarla?
En ‘In the Modern World’ quería realmente sonar a esa película. Me fascina la idea de glamour venido a menos. Hay una influencia de gente como Lana del Rey. O de Amanda Lear. ¿Conoces ‘The Sphinx’? Es una de las mejores rendiciones al glamour venido a menos. Me encanta cuando dice: «I wish that I could be a silent sphinx eternally / I don’t want any past / Only want things which cannot last».
¿Por qué te atrae tanto el glamour venido a menos, siendo tan joven?
Es el delirio creado por vivir en el pasado. ¿Eso es la felicidad? Vivir en un sueño es una fantasía, es la felicidad de la ignorancia. Eso es lo que es ‘Romance’, nuestra sensación de delirio buscando la felicidad.
¿Cómo te ves como líder de un grupo a los 50, a los 60 años?
(risas) No lo sé, no me imagino tocando ciertas canciones, como ‘Boys in the Betterland’. «Hombres viejos en el hospital». (risas)
«Tenemos una culpa católica irlandesa… Se supone que no debes sentirte sexy. O hablar de eso. En este disco estamos rompiendo con eso un poco»
Dices que has ganado más confianza en tu voz, por ejemplo ahora cantas sobre deseo. Hay una canción llamada ‘Desire’, aunque no sé si será sobre «deseo» o tendrá plot twist. ¿Qué te ha hecho sentirte más cómodo con eso?
Supongo que poco a poco ha venido con mi desarrollo como autor y mi desarrollo de arreglos musicales. No me veo a mí mismo siempre como un personaje, sino que me voy situando en la canción. Con ese contexto, mi voz tiene más sentido. Creo que es una idea total. En cuanto al deseo, tenemos una culpa católica irlandesa…
… por la que tienes que pedir perdón toda tu vida, como dices en una letra.
Exacto. Se supone que no debes sentirte sexy. O hablar de eso. En este disco estamos rompiendo con eso un poco, queremos disfrutar de la libertad que nos da que nos hayamos convertido en una banda exitosa. Lucho contra eso. La negación me hace sentir incómodo. Si me enfrento a eso, no estoy tan alterado. Si lo ignoro, sí me siento alterado. Quería tratar esa incomodidad. Esa pérdida.
Nos puede sonar familiar en España… Finalmente, ¿qué es el amor en un álbum llamado ‘Romance’. Si el disco fuera una etapa del «romance», ¿cuál sería? A veces suena un poco a la fase de «venganza»…
La de tomar el control. Y dejar el control ir. Estar siempre en un globo de nieve, como en la película (‘Ciudadano Kane’). Pero si estás atrapado, no eres libre. Hay un mundo idílico dentro, pero que no te permite ser libre.