Música

Dora Jar / No Way To Relax When You’re On Fire

“This is how I hold my tongue” es la primera frase de ‘No Way To Relax When You’re On Fire’, el debut de Dora Jar. Tras ser telonera de chiquitos como Billie Eilish o The 1975 y publicar los EP de nuevo contando en la producción con Solomophonic (mano derecha de Remi Wolf), Felix Joseph (Jorja Smith, Mahalia), el mismo George Daniel de The 1975, AoD (Stormzy, FKA twigs) o Henry Kwapis (Dominic Fike), y algún nombre curioso en la composición como el de Ariel Rechtshaid. Con todos ellos, Dora Jar ha dado forma a un disco donde no se “muerde la lengua” precisamente, porque sus letras son uno de los aspectos que más llama la atención.

No es la más directa del lugar, eso sí, y casi todo es tirando a críptico. Hay algún momento donde no, como cuando canta “I let you turn the key / slow boy, hurry / leave all your clues on me / fingerprinting” en la sensual ‘Devil Eye’, pero en general la vemos sobrevolando temáticas con imágenes y emociones concretas. Y eso puede venir, ojo, de los Beatles. No porque se note algo en temas como ‘Sometimes All Ways’ o ‘This Is Why’, sino porque ella misma los declara (junto a gente como Stephen Sondheim) una influencia enorme, “me encanta la absoluta confianza en ellos mismos que tenían en los sin-sentidos, y todo el significado que podía albergar eso. Por ejemplo, “sitting on a cornflake / waiting for the van to come”, o “no one I think is in my tree”. No tiene sentido lógico y aún así carga muchísima emoción e imaginación”. Kate Bush también es alguien con quien se le está comparando (‘Cannonball’ es quizás el mayor ejemplo), pero además podemos acordarnos de The Japanese House, Phoebe Bridgers e incluso de St. Vincent (‘Puppet’) o Fiona Apple (el final de ‘She Loves Me’). Y luego está la juguetona ‘Smoke Out The Window’, que por un momento llega a parecer un cruce entre ‘I Fink You Freeky’, la Lily Allen de ‘Sheezus’ y hasta country.

Una de las temáticas aquí presentes es precisamente la búsqueda del sentido, pero del sentido de uno mismo, de quién eres. “What’s about me? / everything’s changing / it’s gone in a flicker” dice en el tema titular, y en ‘Timelapse’ se compara con dicha técnica para reflejar cómo Nueva York se mueve tan rápido “que lo que te rodea se acaba haciendo borroso, y el cambio parece intenso e inevitable; quería que sonara como perderse en el timelapse de la vida”, explicaba hace poco. O el Síndrome del Impostor, que en el fiestón electrónico de ‘Behind The Curtain’ se mezcla con la película ‘El Mago de Oz’ y con unas grabaciones de la máquina que usaba para hablar su hermana Lueza, que padecía de parálisis cerebral y falleció cuando Dora tenía catorce años. O el propio título del disco. Porque “es una frase muy visceral, hay un sentimiento positivo en eso de estar en llamas, espiritualmente, cuando estás cálido por dentro y te sientes con seguridad, te sientes de puta madre haciendo exactamente lo que quieres hacer… pero también está el dolor de la quemadura, y está el encontrarse bajo un foco que quizás no quieres”, indica sobre eso de no relajarse “when you’re on fire”.

Y las drogas, claro. Ya lo indicaba mi compañero Jordi al hablar de ‘Ragdoll’, pero es que no solo ahí: en ‘Puppet’ hay una experiencia tras usar unas bayas, y en ‘No Way To Relax When You’re On Fire’ dice “I heard about you / from the girls in the bathroom / you’re a ketamine angel”. Dora dice que no entiende a la gente que usa las drogas para evadirse, puesto que para ella representan una manera de conectar consigo misma, con lo más profundo, y entenderse. Parte de estas canciones, de hecho, han venido de distintas sesiones ya sea guiadas o personales. Para algunos, puede que las canciones de ‘No Way To Relax When You’re On Fire’ consigan ese mismo efecto.

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Publicado por
Pablo Tocino
Tags: dora jar