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Los Planetas, en Razzmatazz, son igual de emocionantes

Confieso que, cuando se anunció la gira del 30 aniversario del ‘Súper 8’, la acogí con cierto desdén. Ah, la nostalgia. “¡Estoy por encima de eso!”, pensaba yo. Pero los maravillosos conciertos de The Magnetic Fields tocando el ’69 Love Songs’ me hicieron cambiar de idea. ¿Gozar en directo de mi disco favorito de uno de mis grupos favoritos? ¡Por supuesto! Así que me encontré expectante en un Razzmatazz lleno: las entradas para las tres fechas de Barcelona (9, 10 y 11 de octubre) se agotaron rápidamente.

Para abrir los conciertos de Barcelona, los Planetas han escogido a Marcelo Criminal. El murciano estaba solísimo en un escenario enorme, con una pequeña guitarra y unas proyecciones muy kitsch que mezclaban vídeos de Tik Tok, sudokus y ‘El chiringuito’. Arrancó con quizás su mejor canción, ‘El día que murió Pedro Sánchez’. Con su humor habitual, Marcelino hizo bromas sobre lo duro que resultaba para los fans en esos momentos estar en primera fila. Pero juro que, precisamente por esas primeras filas, escuché a gente cantando sus letras a pleno pulmón.

Casi todos los presentes éramos cuarentones, aunque atisbé a unos cuantos menores de 20 años no acompañados. La sala transpiraba expectación. Incluso yo misma me descubrí nerviosa. Puntualísimos, Los Planetas emergen cuando falta un minuto para las 21h. No está Eric, como se venía especulando, sino el baterista habitual de esta gira, Roberto Escudero. Tampoco hay teclados. El conjunto está reducido a cuatro. En escrupuloso orden, van cayendo los temas de ‘Súper 8’, empezando por el primer himno, ‘De viaje’, aunque parece que le falta reprise y el segundo himno, ‘Qué puedo hacer’, ambas coreadísimas, claro. El problema es que hay un montón de acoples que deslucen. El sonido es regulero, una sopa de noise. La voz de J suena enterrada, a ratos no se le entiende

… pero eso no importa: forma parte del ritual, es lo que le da autenticidad y encanto al concierto.

Son las que no son himnos, precisamente, las que más emocionan: ‘Si está bien’, ’10.000’, ‘Jesús’, ‘Brigitte’ y ‘Rey sombra’… Quizás porque no se escuchen casi nunca en los directos de Los Planetas, quizás porque son el auténtico corpus emocional de ‘Súper 8’: esas canciones sobre ‘angst’ adolescente son referentes generacionales y, a día de hoy, nos siguen tocando profundamente. Particularmente, se me arrasan los ojos en la dupla ‘Brigitte’ y ‘Rey sombra’, mientras J no puede disimular una sonrisilla de satisfacción al ver al público tan entregado. Tras tamañas puñaladas traperas a mi corazón, ‘Desorden’ me emociona algo menos. Nada que no solvente la catarsis de ‘La caja del diablo’, que arranca con mucha gente del público hablando… pero más gente aún chistando. Primer pogo y primeros empujones de la noche. Fin también, al fin, de los acoples de la muerte.

Los 45 minutos de ‘Super 8’ han acabado, pero el concierto no. Los 45 minutos siguientes se llenan de hits planetarios de todos los discos. Se echan de menos repescas de la época de ‘Súper 8’, como ‘La casa’. Pero la selección es infalible: ‘Segundo premio’, aunque suena rara sin la batería de Eric, ‘Santos que yo te pinte’, ‘Corrientes circulares en el tiempo’… Floren va con una camiseta sin mangas, haciendo poses de “guitar hero” indie. La sala se hunde con ‘David y Claudia’ y ‘Pesadilla en el parque de atracciones’. Pero para hundimientos, las perlas de los bises: un ‘Islamabad’ en el que J nos recuerda esta es “una canción para luchar contra el fascismo. Todos somos iguales”, ‘Un buen día’ donde sí, J menciona a Eric. Y la locura absoluta (pogos, incluso crowdsurfing) con ‘Mi hermana pequeña’. Final total. Se nos ha hecho cortísimo. Hubiéramos querido más. Pero con coartada nostálgica o sin ella, Los Planetas me han regalado la enésima catarsis emocional.

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Publicado por
Mireia Pería
Tags: los planetas