Música

Einstürzende Neubauten sobreviven a coincidir con Nick Cave en Barcelona

En Barcelona, en el mes de octubre, en un mismo día te pueden coincidir varios conciertos que te interesen. Pero lo de este jueves, cuando se solaparon los Einstürzende Neubauten y Nick Cave and the Bad Seeds, entra en los anales de la mala leche conciertil. Ni el Primavera en sus peores momentos.

Por eso Blixa Bargeld no puede evitar darnos las gracias, con algo de sorna y sin mentar pieza, por haber venido a verlos a ellos y haber tomado “una difícil decisión”. Me sorprendo a mí misma gritando: “Not so difficult!”, aunque mi voz no le llega (spoiler: vale, confieso: tenía entradas y vuelo para ver a Nick en Lisboa).

La cuestión es que el Apolo registra una muy buena entrada para ver a los alemanes: gentes de negro, siniestros de vieja y nueva escuela… Delante de una tela amarillo chillón, como la portada de ‘Rampen apm (alien pop music)’, Blixa ejerce de gran mago, nos hechiza con su carisma desmedido que no necesita de especiales movimientos, solo de voz, gritos y presencia. De negro, elegantísimo, pelo largo y sombra de ojos reflectante que a cualquier otro mortal le quedaría fatal pero que en él luce espectacular. El resto de los Neubauten pasan más desapercibidos, pero tocan increíble. Desde mi posición no logro ver si esta vez llevan muchos cachivaches. Sólo atisbo un carro de la compra que Blixa informa que lleva acompañándolos desde 1996 y algunos tubos.

El concierto se basa principalmente en sus dos últimos discos, «Rampen» y ‘Alles in Allem’. Además, es inusualmente calmo, atmosférico y luminoso. No sólo en lo musical: las luces están especialmente brillantes esta noche. También las canciones son bastante fieles a las originales de los discos. Abren con ‘Pestalozzi’ y ‘Ist ist’. Hemos de esperar a la cuarta canción, ‘Grazer Damm’, para ver el lanzamiento de cuchillos de Blixa (hacia el suelo), que consiguen un sonido mágico (¡qué bien los tira!).

‘Sabrina’ es de las pocas concesiones al pasado. Blixa de vez en cuando nos explica historias, como cuando fueron a una feria mundial en Vancouver y algún organizador exigió su presencia. Tocaron entre indios del norte del Canadá y Yossou N’Dou. A Blixa le regalaron un trilobite. Esto para cantar, claro, ‘Trilobiten’, que queda genial con la armónica. Pero también sabe ponerse emotivo. Antes de tocar ‘Gesundbrunnen’ nos explica que “mi niñe cumplió 16 años hace dos semanas. Nació como hija. Ahora es mi hijo”.

Tras casi hora y media de concierto Einstürzende Neubauten salen del escenario para volver casi inmediatamente. Y regresan nada menos que con ‘Ten Grand Goldie’, que canto y bailo como si no hubiera un mañana y nos volvemos algo locos con ‘Besser isses’ y la calma pero sarcástica ‘Everything Will Be Fine’. Hay un último bis con ‘Susej’. Y se acaba. Han sido dos horas que han pasado en un suspiro, hechizados por el mago Blixa y sus secuaces. Un concierto especialmente terso e intenso. Para ser un grupo teóricamente oscuro, esta noche en el Apolo nos han llenado de júbilo y felicidad.

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Publicado por
Mireia Pería