Es fácil mirar con los ojos de hoy las obras de pasado, al margen de su contexto. ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’, el séptimo álbum de The Cure, parece una obra pionera en un sentido: su extensión y variedad, su máxima de “todo vale”, hacen que parezca una “playlist” como las que se estilan hoy. El disco ni siquiera funciona necesariamente en su secuencia original, sino que se presta a la escucha aleatoria sin ningún problema.
En realidad, ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’ se concibe como álbum doble: en vinilo se edita con dos discos de vinilo, a 5 pistas por cara (más o menos). En CD, las 18 pistas vienen juntas, por lo que, en este formato, el concepto de disco doble se disuelve.
La extensión de ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’ responde a la intención de Robert Smith de demostrar la versatilidad de The Cure, en un momento en que sus gustos musicales se expanden. The Cure ya había ayudado a definir varios géneros -el post-punk, el rock gótico y el guitar pop- durante los 70 y 80, pero la banda tenía ambición de ir más allá. El recopilatorio ‘Standing on a Beach’, el primero de The Cure, lanzado en 1986, pronto se quedaría muy, muy corto.
‘Standing on a Beach’ es, en el momento, el lanzamiento de mayor éxito de The Cure a escala internacional. Smith y su banda vienen de publicar ‘The Head on the Door’ (1985), su álbum más pop. La trayectoria ascendente de The Cure continúa con ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’, sumando nuevos hitos y éxitos y, al mismo tiempo, mostrando a un grupo ya muy crecido en su ambición pero nunca pesado ni demasiado serio. En ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’ cabe la «tortura» pero también el humor y, a pesar de ser uno de sus trabajos más largos, también es uno de los más amenos. Este álbum, que precede a ‘Disintegration’ (1989), ofrece ya un adelanto de la obra maestra que está por llegar, pero también muchas otras cosas que empiezan y terminan en su secuencia, y que han pasado a la historia como curiosidades inolvidables.
La idea inicial de Smith para ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’ es componer una obra musicalmente transversal y ecléctica y, para ello, por primera vez democratiza la toma de decisiones dentro de la banda. Smith, como líder, encarga al bajista y guitarrista Simon Gallup, al guitarrista y tecladista Porl Thompson, al tecladista Lol Tolhurst y al baterista Boris Williams que cada uno componga un puñado de canciones para el disco. Posteriormente, todas las canciones son sometidas a votación, y las mejores entran en el álbum. Durante la grabación, que tiene lugar en el mítico estudio Miraval, en Provenza, Smith busca capturar la frescura y espontaneidad de las primeras tomas, sin darles demasiadas vueltas. ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’ se graba en tres semanas y se publica en mayo de 1987.
Aunque Smith asegura haber manejado hasta 40 canciones para ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’, el disco se queda en 18. Muchas pistas ofrecen un sabor de The Cure familiar, como el banger post-punk gótico de ‘Torture’, el jangle-pop de ‘Perfect Girl’ -«perfecta», la chica, porque no habla inglés- o la siniestra y casi industrial pieza final, ‘Fight’. Y que la literatura inspira a Smith lo vuelve a demostrar la preciosa ‘How Beautiful You Are’, que se basa en un poema de Charles Baudelaire.
Y cuando The Cure se ponen pop, otra vez, les salen dos de los mayores éxitos de su carrera: ‘Just Like Heaven’ estaba en este disco aunque no lo recordaras. En ‘Just Like Heaven’, guitarras, bajos, teclados y melodía vocal convergen para crear uno de los hits más emblemáticos de los 80. Sus 600 streamings actuales en Spotify dan fe de su estatus de clásico. El otro gran hit del álbum, ‘Why Can’t I Be You?’, es un subidón de azúcar solo equiparable a su histérica letra, en la que Smith canta sobre querer achuchar a su amante hasta al muerte.
Pero la variedad de ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’ es realmente su mayor aliciente. Sobre todo, su hambre de distintos sonidos. Las eufóricas trompetillas, casi latinas, de ‘Why Can’t I Be You?’ dan mucho sabor a un álbum lleno de diferentes sonoridades que apuntan a una visión global: suena un sitar en ‘If Only We Could Sleep Tonight’, un clarinete en ‘One More Time’, un acordeón en ‘How Beautiful You Are’, cuerdas en ‘Like Cockatoos’, un órgano en ‘Fight’… Curiosamente, todos estos sonidos son sintéticos. El único instrumento real invitado en ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’ es el saxofón de Andrew Brenner en ‘Icing Sugar’ y ‘Hey You!!!’, aunque no lo parezca.
La paleta de sabores de ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’ da lugar a composiciones que son verdaderas sinfonías sonoras. Ahí están la amenaza tropical de ‘Like Cockatoos’, mi deep cut favorito de The Cure, de acertada ambientación llena de pajarillos, o el baile de ‘Hot Hot Hot!!!’: este single funky de The Cure es un espectáculo de punteos de guitarra que se deslizan de los dedos, cuerdecillas y efectos tipo llamada de teléfono que es imposible de resistir. Hasta una “trompeta” suena al final, en un delirio ya total. Como dato, su mayor posición comercial fue en España, donde entró en el top 10.
Aunque no todas las pistas de ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’ funcionan necesariamente a la altura de las mejores canciones de la banda: ‘Snakepit’ es un buen homenaje, muy siniestro, a la película de 1948, pero dentro de la secuencia se queda en curiosidad. El post-punk de ‘Shake and Shiver’ redunda en ideas mejor desarrolladas en otras canciones de The Cure pasadas y futuras. La variedad de ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’, por otro lado, nunca termina de cuajar en un todo global como hacen otros álbumes de la banda, de ahí que el disco se pueda escuchar de manera desordenada aunque Smith no lo pensara de esa manera.
No obstante, si algo une las composiciones de ‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’ es su visión del amor martirizada, de tortura en vida. Aunque no es una visión siempre seria o depresiva. ‘The Kiss’, la pista inicial, habla de un beso que es «veneno» para Smith. Tal es su angustia que Smith fantasea con la muerte de esa chica en la que no puede parar de pensar. Pero, después, Smith dedica ‘Why Can’t I Be You’ a una persona tan angelical y delicada que, para él, es «angelicada». Smith, borracho de amor, se inventa palabras y suena más achuchable que nunca. En la guitarrera ‘All I Want’, una frase como «te quiero abrazar como a un perro» exhibe cierto humor involuntario, 100% Robert Smith.
‘Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me’ funciona porque ofrece un inmenso y profundo escaparate de todas las ideas que pueden caber dentro de un álbum de The Cure. Y también, y sobre todo, porque las canciones son en su mayor parte espectaculares: The Cure sabe convertir piezas menos conocidas, como las baladas dream-pop ‘One More Time’ y ‘A Thousand Hours’, en absolutos clásicos gracias a sus sublimes melodías y arreglos, y también el pop barroco de ‘Catch’ y ‘How Beautiful You Are’ se cuentan entre las cumbres creativas de una banda que, en el momento de este disco, todavía no ha tocado techo.