Bonnie “Prince” Billy no puede parar de crear y ‘The Purple Bird’ es la 22ª adición a su discografía (sin contar sus cinco discos previos publicados con otro alias, o con su nombre de pila). Después del notable ‘Keeping Secrets Will Destroy You‘ (2023), un trabajo de canciones folk escritas en torno al tema de la sobriedad, Oldham presenta su propia versión de un disco de country.
En ‘The Purple Bird’, Oldham se junta por segunda vez en su dilatada carrera con un productor. El autor de ‘I See a Darkness’ ha tirado de agenda y ha cedido la labor a su viejo amigo, David «Ferg» Ferguson, al que conoció hace 25 años. Ambos se han ido a Nashville y, junto a la «mejor banda que puedes tener en Nashville ahora mismo», han grabado estas 12 simpáticas canciones.
Lo mejor de ‘The Purple Bird’ es su simplicidad. Cada canción expone un mensaje claro y directo, pero inteligentemente escrito y contado. Oldham reflexiona sobre la naturaleza cíclica del estado de ánimo (‘London May’), la importancia de amar al prójimo (‘Sometimes It’s Hard to Breathe’) o el cambio climático (‘Downstream’) y siempre lo hace de manera sopesada y cristalina.
Esta sencillez es muy evidente en la pista inicial, la tierna ‘Turned to Dust (Rolling On)’, donde es claro el intento de Oldham de escribir la canción de country típica que podría sonar en la radio. Meditaciones como «right is right, and wrong is wrong, no matter what side you’re standing on / can’t we all just get along?» suenan a cliché, pero Oldham las expone de forma sincera y encantadora.
El espíritu de ‘The Purple Bird’ es optimista, no solo por las letras, sino también por una instrumentación colorida y vivaz que incluye violín tradicional, mandolina, guitarra y varios instrumentos de viento que animan alegremente las canciones, especialmente en ‘Tonight with the Dogs I’m Sleeping’ y ‘New Water’. El yodel aparece en la, no obstante, triste balada ‘Boise, Idaho’, que pide una colaboración con Lana Del Rey.
Ese optimismo se cuela incluso en las canciones más sombrías. Y es una elección deliberada, por ejemplo, en ‘Guns Are for Cowards’, una reflexión sobre la violencia con armas que, sin embargo, no puede sonar más alegre en su recuperación del típico vals de carrusel. La canción termina con un coro tabernero, contenta por un mundo lleno de paz. Es una lección que comparte ‘Our Home’, otra celebración comunal: «When the hard times are coming to push you down low / You’re only as good as the people you know».
Otro elemento que une las canciones de ‘The Purple Bird’ es el agua: el agua que cura en ‘New Water’, el que simboliza nuevas oportunidades en ‘The Water’s Fine’, o el que relata el cambio climático en ‘Downstream’. Sobre todo, el agua en ‘The Purple Bird’ significa que, incluso enfrentándonos a cuantiosos problemas, siempre hay un refugio al que acudir, un amigo que nos está esperando, o la posibilidad de empezar de nuevo. El espíritu de ‘The Purple Bird’ es el de ver el vaso medio lleno, en lugar de medio vacío.