Ya han pasado 12 años desde que Blaumut debutaran con su álbum ‘El turista’, donde destacaba muy especialmente ‘Pa am boli i sal’, su canción más exitosa y reconocible hasta la fecha. El quinteto barcelonés llega a su sexto disco ampliando su pop robusto atemporal, un tanto adusto, un tanto épico. Todo adornado con los destellos de música clásica que les otorga el uso de cuerdas: el violín de Vassil Lambrinov y el violonchelo de Oriol Aymat.
Blaumut pueden remitir a Love of Lesbian o Amaral, pero también al folk-rock de Mumford & Sons. Todo comandado por las letras y, sobre todo, la voz de Xavi de la Iglesia, tan suave como expresiva.
En ‘Abisme’ los Blaumut, sin salir de sus premisas habituales, sí que buscan otros caminos para ampliarlas. Han articulado el álbum en dos partes (o capítulos) de cinco temas cada una. La primera apareció en abril de 2024. Es más autorreferencial en las letras y muy expansiva, musicalmente hablando. No en vano, en una entrevista a Enderrock, Xavi de la Iglesia explicaba que en este primer capítulo “hemos intentado escoger las canciones más veraniegas, las que vemos más para tocar al aire libre, festivales y espacios abiertos”.
Estas intenciones se hacen patentes nada más comenzar en ‘Amateur’, una enérgica pieza en que el repetitivo mantra “Amateur, ets un amateur” suena a recriminación de Xavi de la Iglesia contra sí mismo, aunque las hechuras, cada vez más intensas, le desmienten. “Encara ho puc fer millor”, canta Xavi, como declaración de principios de lo que ha de ser el disco.
Y, efectivamente, mejor sí lo hacen. Solo hay que escuchar ‘Camises de palmeres’, pegadiza y algo melancólica, gracias a la cadencia tropical que mezclan con sus habituales arreglos de cuerdas. El resto de las canciones de este primer capítulo son fáciles, en el mejor sentido de la palabra, como ‘Miopia’ o una pequeña maravilla como ‘Calma’, tan bonita como clásica. También hay fugas hacia la grandilocuencia como ‘En el nom de la mare’, en que casi se van de ídem, pero la voz de la Iglesia logra llevar la canción a buen puerto, ese donde lo íntimo y lo épico casan bien.
La segunda parte, publicada ya en diciembre, contiene los temas que, según de la Iglesia, “nos imaginamos más tocando en auditorios y teatros”. Unas palabras que nos sugieren canciones más introspectivas. Pero lamentablemente, desluce en comparación con la primera parte. En este capítulo las canciones pecan de demasiado tristonas, de contener demasiada trascendencia impostada, y sus letras nos apelan menos. ‘L’home antic’, resulta demasiado anticuada en su letra pretendidamente costumbrista… aunque, dado el título, quizás era la intención. Las rimas consonantes de ‘La fotògrafa’ pueden acabar irritando. Quizás ‘Soroll blanc’, con sus querencias por la electrónica tardo-noventera, un poco a los R.E.M. de ‘Up’, recupera el nivel.
Definitivamente, Blaumut mejor cuanto más alegres y expansivos. Cuando, en vez de mostrarnos el abismo, nos enseñan el mar.
Al margen de su obligada gira por Cataluña y festivales, Blaumut actuarán el viernes 28 de marzo en la sala Villanos (Madrid), el sábado 29 en Jerusalem (Valencia) y el viernes 11 de abril en Azkena (Bilbao). Detalles, en su web.