Sam Fender ha liado una muy gorda en Reino Unido, justo en la semana en que va a conquistar las listas con su nuevo álbum ‘People Watching’ con unas cifras espectaculares. Va a vender más de 100.000 copias en esta primera semana: disco de oro directo, una verdadera barbaridad en estos tiempos que corren. Ya tiene un lugar entre lo más vendido de todo 2025 y además Alexis Petridis de The Guardian le ha dado las 5 estrellas.
En estas, ha dado una entrevista a The Sunday Times que está dando la vuelta al mundo, por su opinión sobre el origen de la popularidad de líderes de ultraderecha como Andrew Tate. En su opinión, el problema es que se está hablando demasiado de «privilegios de hombre blanco» y se está hablando muy poco de «clases», lo que lleva a un sector de la población ya desamparado a sentirse más desamparado aún.
Ha dicho: «se nos da muy bien hablar de privilegios de hombre, blanco, hetero. Pero rara vez hablamos sobre clases». Y continúa: «Esa es la razón por la que los chicos jóvenes se están dejando seducir por demagogos y psicópatas como Andrew Tate. Les hacen avergonzarse todo el rato de ser quienes son y les hacen sentir que son un problema. Esa es la narrativa que reciben chicos blancos de ciudades perdidas. ¿La gente hace un sermón a un chaval de Durham que está jodido y le dice que es un privilegiado? Pues Tate le va a contar a ese chaval que él sí merece la pena. Es una narrativa atractiva».
Los medios anglosajones se están llenando de columnas de opinión sobre las palabras del artista número 1 ahora mismo en Reino Unido. Mientras algunas voces apuntan que ya era hora de que saliera este debate, mientras multimillonarios tipo Elon Musk están dominando ya descaradamente el mundo, Dazed ha escrito una columna con argumentos a favor y en contra, citando varios estudios sociológicos.
En Dazed subrayan que Sam Fender no tiene razón en una cosa: los discursos de ultraderecha misóginos no proceden ni calan especialmente más en la clase trabajadora. La misoginia es transversal, no es asociable a las clases bajas: por ejemplo, un estudio de una web aseguró que, cuando se habla cultura de la violación y acoso sexual, se hace 8 veces más asociado a escuelas privadas que a escuelas públicas. El texto de Serena Smith se pregunta también qué es la «clase trabajadora» en 2025, si tal término sigue atendiendo a la terminología marxista, o no.
Por otro lado, la columnista cree que Sam Fender tiene razón cuando dice que los «chavales blancos de ciudades perdidas» han sido ignorados por los políticos duante años, y su vulnerabilidad «está siendo usada por la ultraderecha y gente como Andrew Tate».
Si te preguntas a qué suena la música de Sam Fender, no tan popular por estos lares, la respuesta es simple: exactamente a Bruce Springsteen, el gran líder de la clase trabajadora estadounidense durante los años 80.