La primera película de ficción de RaMell Ross, tras su documental nominado al Oscar ‘Hale County This Morning, This Evening’, continúa explorando las heridas raciales de Estados Unidos. Adaptando la novela homónima ganadora del Pulitzer de ficción en 2020, narra la historia de amistad entre dos adolescentes en un reformatorio de Florida, históricamente conocido por sus métodos abusivos y denigrantes.
Desde el deslumbrante comienzo, donde la pantalla se inunda de una catarata de bellísimas imágenes (grandiosa la fotografía de Jomo Fray), Ross demuestra no solo ser un hábil narrador visual, sino también una sensibilidad y personalidad notables. El estilo poético y profundamente melancólico se acentúa con la atrevida propuesta formal que presenta el cineasta, quien compone toda la película desde la primera persona, contando la historia siempre en plano subjetivo.
La rigurosidad de la puesta en escena y el impresionante despliegue de ideas visuales son más que admirables, sobre todo considerando que se trata de su primera incursión en la ficción y tan solo su segunda película en total. Pese a -o en consecuencia de- ello, su enorme ambición artística se ve dañada por la barrera emocional que inintencionadamente acaba construyendo. A nivel narrativo, la cinta va perdiendo potencia conforme avanza, y la distancia entre el espectador y la historia se va haciendo progresivamente más grande, hasta el punto de que los temas tan impactantes que abarca terminan convirtiéndose en algo casi secundario.
Se agradece enormemente, eso sí, que Ross apueste por un cine de denuncia racial que no te grite a la cara, ni caiga en didactismos y obviedades. En su lugar, ‘Nickel Boys’ ofrece una visión absolutamente triste y enfadada pero exenta de esa literalidad tan molesta del cine comercial hollywoodiense. Por ello, su nominación al Oscar a mejor película sorprende -para bien-, por la radicalidad de la propuesta y su profunda vocación autoral, en donde se puede apreciar cierta influencia del Malick de ‘El árbol de la vida’.
Por supuesto, Ross aún está lejos del nivel de madurez de la obra magna de Malick, y su película nunca alcanza ese impacto filosófico-divino, pero sí deja la impresión de que estamos ante un cineasta valioso. Hay muchas cosas por pulir, pero nada que no parezca indicar que, con un equilibrio más sólido entre forma y contenido, Ross pueda convertirse en una figura clave para el cine independiente norteamericano. ‘Nickel Boys’ es una de esas películas que, aunque no entusiasmen, son toda una muestra de talento en bruto.