Música

Merina Gris: «No se tiene en cuenta la implicación psicológica de dedicarse a esto»

Puedes saber sus nombres, pero nada más. Julen, Paskal y Sara son Merina Gris, un visionario grupo del País Vasco que antepone la música ante todo, ocultando su identidad detrás de unas máscaras que recuerdan directamente a aquellas que Maison Margiela diseñó para Kanye West. Si les miras de frente, es como mirarte a un espejo.

Detrás de esta llamativa fachada, un repertorio que ellos mismos describen como «pop violento», pero que no merece ningún tipo de etiqueta. Sobre todo, es música basada en la autenticidad. Después de los geniales adelantos de ‘Nadie Cuando Lloro’, ‘Origami’, Hiru Damatxo’, ‘Lotu Zure Txakurrak’ y ‘lilili’, presentada en primicia en JENESAISPOP, han lanzado ‘ZULOA’, su segundo álbum.

Al llegar a las oficinas de Sonido Muchacho, el trío me recibe con las máscaras quitadas y me explican la idea detrás del título de ‘ZULOA’ (‘El agujero’), que no necesariamente implica algo desolador (a veces, pues sí). Cuentan que un agujero puede ser de seis tipos: el vacío, el hoyo, la grieta, el tragaluz, el butrón y el refugio. «Puede ser un sitio donde te escondes o por donde te caes, pero también un sitio por donde entra la luz, o la puta nada», cuenta Julen.

Hablamos con Merina Gris sobre desgaste mental, cantar en euskera, conformismo y la alegría de un recibimiento mejor de lo esperado.

¿Por qué no esperabais una acogida tan buena?
Julen: Habíamos perdido perspectiva, pero además siento que la peña está superestimulada. Como que hay demasiadas cosas. Ya todos los videoclips están hechos, todos los reels, todas las optimizaciones para que llegue tu música a la gente, todos los grupos de hyperpop ya han salido, todo se ha sampleado…
Sara: Y a la vez está siendo más difícil vender entradas. La escena se está polarizando un montón.
Paskal: Sí, el barro, una sala de 300 personas, cuesta más llenarla.
J: Ya no hay tanta gente en un bolo un jueves. Hay más gente en no sé qué bolo que va a ser histórico, y todo el mundo quiere estar ahí, pero no es compatible con ir después a conciertos de normal. Económicamente, a nivel de tiempo y a nivel de todo.

¿Cómo habéis recibido el fichaje de Sonido Muchacho?
J: Es una grata sorpresa. No solo porque nos mola mucho el roster que tienen y el ambiente en el que se mueven sino que también era una apuesta para profesionalizarnos y hacer las cosas un poco más en serio. Sobre todo en lo que respecta a mover la música, porque llegamos siempre sin energía a este momento. Si no tengo medios para conseguir entrevistas y eso, es que el disco se va a la basura.

¿Qué es lo que más desgasta?
J: Uf, pues muy buena pregunta, porque si lo supiera me iría mejor.
P: Se ha juntado la preparación del directo con que Sara ha estado fuera justo en la época de preparar los ensayos. Entonces, hemos tenido que concentrar mucho.
J: Creo que no es que calculemos mal el tiempo, sino que no se tiene en cuenta la implicación psicológica que tiene hacer lo que estamos haciendo. Nosotros hacemos música así, que es dando el 200%, dándole mil vueltas a todo, poniendo ahí la verdad que más nos jode, que incluso al principio hasta te duele escucharla. Eso tiene un desgaste emocional y psicológico que es una especie de losa o hándicap a la hora de ejecutar todos los puntos estratégicos que tiene un lanzamiento, como estar aquí para esta entrevista, rodar esto, sacarte estas fotos, preparar este concierto… Es un proceso intenso y muy bonito, pero también desgasta mucho.

La verdad es que eso se nota.
J: Creo que cuanto más te vacías, más guay es lo que haces.
S: Para mí Merina Gris es como un máster, porque la visión que tienen estos dos es muy adelantada para mí a lo que se hace. Creo que siempre vais un paso más adelante de lo que se podría hacer. Eso es una búsqueda que no tiene respuestas. Entonces, estáis muchísimo tiempo en esa búsqueda de algo que todavía no existe, ¿sabes? Para mí eso es lo que más os desgasta y a la vez lo más importante porque trae cosas nuevas.

¿No concebís otra forma más sana mentalmente de trabajar?
J: Entre discos ha sido sostenible. Incluso componiendo el disco, que lo hemos hecho de forma superlibre, sin prisa y no representa cómo estamos ahora.
P: Incluso nosotros pensábamos que íbamos de puta madre.
J: Ha sido el directo, porque tiene su complejidad. Tocamos todo. A mí me flipa cuando va todo enlatado, pero no es nuestra movida. También hemos modificado algunos temitas, porque ya que estamos… Es un poco enfermizo, pero mi objetivo es hacerlo 100% sostenible y creo que estamos en camino. Eso implica tiempo y dinero.

«El objetivo es hacer conciertos 100% sostenibles y creo que estamos en camino»

Lo que más me ha llamado la atención de vosotros es el contraste entre las máscaras que lleváis y lo vulnerables que son las letras. ¿Es buscado o natural?
J: Sale así 100 %. Yo siempre me he considerado vulnerable y tener los medios para mostrarlo es un alivio y sigue siendo difícil. Creo que si no es difícil, tampoco tiene mérito. Creo que tienes que buscar algo que te incomode un poco a ti también. Si para ti es fácil decirlo y te deja indiferente, creo que no es tan valioso.

Me parece muy interesante que no haya nadie detrás de esos sentimientos. O sea, las máscaras las usáis porque anteponéis la música a vuestra identidad, ¿no?
J: Euskal Herria es muy pequeña, veníamos de otros grupos y empezó como: Ahora os jodéis. Queríamos que le diesen importancia al qué y no al quién. Era una especie de performance que se ha ido alargando con el tiempo.

Pero luego me encuentro con unas letras tan personales…
S: Justamente, creo que por eso conecta con la gente. Como no hay nadie al otro lado, solo hay un espejo. Al oyente, las letras se le hacen más suyas que de normal.

La última parte de ‘Mejor’ me parece uno de los momentos más desgarradores del disco. Te dejaste la voz.


J: Sí, literal, me dolía el pecho.

Además, en todas las canciones tocáis temas muy vulnerables y personales, pero esta es la única que suena tan dramática. Al no entender euskera, claramente hay otra barrera extra.
J: ‘Mejor’ es un funeral. Yo tenía que enterrar ciertos sentimientos y ciertos sucesos de mi vida. Todo empezó con ‘lilili’. Esa es como algo que se escribe con la herida muy reciente y ‘Mejor’ es como con un reposo ya más reflexivo, pero amargo. Hay una frase que se repite un huevo en la canción, pero nadie me la menciona y para mí es devastadora, que es: «Quiero que seas feliz, pero que nada me sepa a ti». Yo ahí encontré el equilibrio de cómo me sentía con una ruptura. Tú quieres que la persona con la que has roto sea feliz, pero no quieres ser olvidado tampoco. He tenido mogollón de complejos con esa canción, con si era muy Disney. Como oyente me flipa eso, pero como autor igual no estoy tan cómodo. Estoy muy orgulloso, porque está pegando la que más con diferencia.

¿Por qué decidisteis cantarla en castellano?
J: No lo sé, tío. Por muchas cosas, porque muchas barras me salieron así. Es como que traducidas ya no tenían… A veces escribo en castellano y a veces en euskera. Mezclamos mucho porque también lo mezclamos a la hora de hablar.

¿Hay algún tipo de criterio?
J: Siempre habrá un criterio pero, consciente, no. No va dirigida a ninguna persona, pero alude a otra parte, ¿no? Es en segunda persona todo. Yo muchas veces ese tipo de conversaciones las mantuve en castellano con esa persona. Entonces me parecía mucho más directo y mucho más fiel a la verdad.

¿Os importa no llegar a tanta gente solo por cantar en vasco?
J: Si es solo por eso, no. No renunciaría a eso por llegar a más gente. Además, tengo dudas de si llegaría a más gente. Yo creo que no, personalmente. Si no, por esa misma regla de tres, en inglés llegaría a más gente todavía.

Claro, cuando escuchas una canción de pequeño en inglés no entiendes nada, pero lo puedes disfrutar. ¿Creéis que la gente puede tener un prejuicio con el euskera?
J: Lo pensábamos, pero la realidad nos está dando en la cara constantemente. Vaya por delante que para mí la experiencia completa es saber lo que dice una canción a nivel letra. O sea, para mí es imprescindible. Pero bueno, luego escucho Kendrick Lamar y yo sé inglés, pero en una primera escucha a pelo no entiendo ni la mitad. Ni de las referencias, ni de lo que está diciendo.
P: Yo no tengo ni puta idea de inglés y hay muchos temas que me pegan, porque igual pillo dos palabras y ya más o menos me hago la peli de qué va el tema. Mi manera de sentir la música viene más por la melodía y la propia música que por lo que se dice.
J: La gente consume música de formas muy diferentes. Si no, a nadie le gustaría Aphex Twin, por ejemplo.
S: Además, creo que ahora se premia mucho más lo auténtico. Si tú eres de Euskal Herria y has nacido con el euskera, vas a transmitir mucho mejor si cantas en euskera. Con eso sí que creo que hay prejuicios todavía, pero nuestra generación está mucho más abierta con el euskera, o sea, yo flipo muchas veces. Hay gente que va a los bolos, se aprende un par de frases, canta… En Serbia nos pasó, que había alguien que, no sé si estaba cantando, pero bueno, emulaba algo. Hay mogollón de ejemplos de lenguas minoritarias que están funcionando súper bien porque están haciendo algo que para ellos es natural.
J: Yo no entiendo que en Madrid metamos 200 personas en El Sol, porque luego dices: Ah, todos estos son los vascos que vienen a Madrid. Una polla. Casi toda la gente era de Madrid y yo no lo entendía.

«Ahora se premia mucho más lo auténtico; mogollón de lenguas minoritarias están funcionando súper bien»

Una de las últimas frases del disco es «No estar mal, es estar bien», traducido por Sonido Muchacho. Es una de esas frases que son generacionales.
J: Es que además es una tontería superevidente, pero yo nunca lo había pensado. Y mira que he pensado, ¿eh? (risas) Que puede ser leída desde el conformismo. El conformismo no es algo malo. Parece que en este mundo de perseguir tus sueños es algo malo, y depende de por donde se mire, pero no estar mal es estar bien porque es a lo único que puedes aspirar. A no estar mal. Al final, como vivimos hoy en día, y con todas las expectativas que tenemos con respecto a absolutamente todo, se crea una frustración generalizada que es una mierda.

Lo que menos me esperaba de un disco como este eran las referencias a The Killers (‘Mr. Brightside’) y Blink-182 (‘I Miss You’) en la producción.
J: Blink es mi adolescencia entera. Para mí son himnos. No escucho esos grupos hoy en día, pero son parte de mi ADN.

Llama la atención porque no tiene nada que ver.
Y además de The Killers no te creas que soy superfan. Conozco diez, lo que pasa que ‘Mr. Brightside’ es una canción que a nivel cultura pop tiene mucho peso . Me gustaba partir de cosas super obvias y super funko pop en ese aspecto, para ir como deformándolas para meterlas en un tema de Merina Gris.

Esos samples están…?
J: No (risas). Son ilegales.
P: Esto «off the record», por si acaso.
J: A ver, están muy «pitcheados». O sea, eso tiene que escucharlo Brandon Flowers para que se raye y nos denuncie. Y luego está el de ‘Origami’, que es ‘anthems’ de Charli xcx y está «pitcheada» medio tono. Ese es el más heavy. Me jodería si nos tumban ese tema, pero bueno, es lo que hay.

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Publicado por
Gabriel Carey
Tags: Merina Gris