Música

Delaporte: «‘Déjate caer’ es dejar de luchar contra las cosas que no te gustan de ti»

Cuando Delaporte visitaron el podcast REVELACIÓN O TIMO con motivo de su disco anterior, ‘Aquí y ahora’, mantuvimos una charla que tuvo mucho de terapéutica. Sandra se sinceró sobre sus problemas de salud mental y los motivos que la llevaron a cambiar Madrid por el monte. Aquella charla, junto a otras entrevistas anteriores, creo que produce en este nuevo encuentro un clima de confianza que hace al dúo deslenguarse sobre su evolución. Tiene sentido porque la salud mental está orquestando la deriva artística de Delaporte, cuyo disco ‘DÉJATE CAER’ es tan bailable como espiritual. El dúo bromea con el uso de palabras como «hierbada» o «yogui», pero está claro que se encuentra en otro lugar en el que no estaba antes. Esta es, pues, la entrevista más «hierbas» jamás publicada por JENESAISPOP, pero todos aquellos que estéis en un proceso o en un viaje hacia vuestro interior, encontraréis algo que os sea de utilidad.

Delaporte actúan esta semana en Benicàssim dentro de la programación de SanSan, exactamente les toca el sábado 19 de abril, día de Amaia, Franz Ferdinand, Lori Meyers o Alcalá Norte. También tienen una fecha que siempre es importante para ellos: el 21 de noviembre en La Riviera de Madrid. Resto de festis y recorridos, en su web.

Este último disco, ‘Déjate caer’, yo lo he entendido como una segunda parte del anterior, ‘Aquí y ahora’. ¿Es así?
Sergio: «Al principio, efectivamente, iba a ser un «Aquí y ahora, volumen 2″. La idea era sacar una versión extendida con algunos temas que se habían quedado en el cajón, pero luego acabamos teniendo muchos temas totalmente nuevos y hubo un desacuerdo».
Sandra: «Yo estaba enfadada, no podía ser ‘Aquí y ahora 2’. Las canciones no estaban compuestas de antes, excepto ‘Happy Meal’, que yo me enfadé mucho porque querría haberla sacado en cuanto la terminé…»

¿Cuál sería la diferencia entre los dos discos?
Sergio: «El punto vital en el que estamos no es el mismo. En ‘Aquí y ahora’ estábamos empezando a encontrar, vamos a decirlo así, «el mundo espiritual». Cuando empiezas a encontrarte con la espiritualidad, te construyes un discurso mental, que es muy válido, pero que sigue siendo mental. Luego llega un momento en que te das cuenta y te dices: «cuidado, que eso es el mismo ego de antes, solo que ahora disfrazado de gurú».
Sandra: «Sigues siendo igual de estúpido. Con las mismas taras (risas)».
Sergio: «Entonces, dices: «realmente lo que tengo que hacer es aceptar todo lo malo, todo el miedo, la vulnerabilidad y las cosas a las que no me quiero enfrentar». Yo llevaba como un año intentando trascender el ego, superar el ego, y me he dado cuenta de que en realidad tengo que usar el ego, aceptar todo lo que es nuestra identidad para poderla trascender».
Sandra: «‘Aquí y ahora’ era más la celebración de la vida, salir de un proceso muy oscuro, y era muy luminoso. Pero no era realista porque había lucha con esas partes de mí que no me gustaban, que no quería ver, que decía «esto es feo», la híper exigencia. Me hago sufrir un montón y quiero llegar a todo y ser perfecta para todas y para todes y como que no llego, no llego, no llego… Y eso me genera mucha lucha, mucha frustración, mucha rigidez. Me lo ha generado toda mi vida el intentar ser perfecta, el intentar tener éxito. Un poco ya también la vanidad de las redes, el perfil de «tengo que ser esto para gustar, para que me quieran». Hacer el amor con esa parte de ti que tanta infelicidad te ha generado es muy difícil, requiere mucho amor y requiere dejarse caer. Y por eso se llama así el disco».

¿Y eso no estaba ya en el disco anterior?
Sandra: «No, está en este. En el disco anterior había algo de «¡he visto la luz, ya estoy curada, yuhu! Voy por la calle y me como el mundo». Pero me di cuenta de que no me comía el mundo. En ‘Cielo ardiendo’, por ejemplo, se ve que bien, bien, no estoy. Hablo de que me he anestesiado y no solo yo: a mi alrededor veo que todo el mundo está muy anestesiado, que no siente sus miedos y que se pasa la vida anestesiándose con redes sociales, mirando Netflix, quedando con gente cuando no lo necesita, solo por quedar con gente, llenando el tiempo, gastando energía, gastando tu ser, buscando tener dinero, buscando el reconocimiento, buscando que tu pareja jamás te abandone… Vivimos desesperados, es muy cansado todo… Escribo de ese dolor, y ‘Somos diablos’ igual: es que tengo un diablo dentro, es que no lo aguanto, no lo soporto. El ansia de tener una máscara: «dime cómo quieres que sea, que voy a ser así para gustarte y no honrarme nada». De ahí salió ‘Déjate caer’, cuando me di cuenta de todo esto».
Sergio: «‘Déjate caer’ es dejar de luchar contra las cosas que no te gustan de ti. Antes de Delaporte musicalmente me escondía detrás de una música mucho más tranquila. Hasta literalmente en los conciertos me escondo detrás de los cacharros porque los ratos que puedo ir delante a bailar, me cago (risas) Y eso lo he forzado. Creo que en La Riviera, esta última, ha sido el primer concierto de mi vida donde no me he forzado, donde no he hecho un papel. Antes hacía un papel, incluso la manera de moverme, la manera de bailar. Y no sé qué pasó el día de la última Riviera. Ese día, además me levanté un poco de bajón, pero hubo algo que hizo clic».
Sandra: «Jamás, nunca, jamás, Sergio había bailado tanto conmigo en un escenario. Jamás, nunca».

«‘Déjate caer’ es dejar de luchar contra las cosas que no te gustan de ti»

Una terapia psicológica normalmente son bastantes años. ¿En qué punto estáis? ¿Hacia dónde creéis que vais?
Sergio: «Hay muchos tipos de terapia y una cosa de que los dos nos hemos dado cuenta, es que no compartimos terapeuta, pero sí filosofía».
Sandra: «Compartimos una terapeuta durante varios años, Rosario».

¿No está contraindicado como pareja artística?
Sergio: «No, depende. Antes era un tipo de terapia muy cognitiva. Vas entendiendo las cosas pero luego bajarlas, como tú dices, lleva años. Tú puedes entender claramente qué te pasa con tu padre, pero dices «¿y ahora qué hago con eso?»
Sandra: «Te sigues sintiendo igual».
Sergio: «Ahora hago un tipo de terapia que es humanista, pero más allá de eso, luego hacemos sesiones que son mucho más con el cuerpo, no cognitivas. O técnicas para alterar tu estado de conciencia como de «breath work», meditación, toda una serie de cosas que traspasan la parte racional y que bajan directamente al cuerpo. Tu cuerpo lo sabe todo y cuando conectas con eso es como que te pasas 10 pantallas en una sesión».
Sandra: «Pero te tienes que dejar caer. Tienes que quitar toda la resistencia, tu mente intenta protegerte, pero te protege mal y te protege con maneras de vivir muy disfuncionales. Sientes miedo y te distraes.Yo he estado mucho tiempo con cognitiva. En cognitiva soy un cuadro: unas peleas, unos rollos mentales… lo de siempre, que si la exigencia, la perfección. Y me he dado cuenta de que el cerebro no funciona con lenguaje. Tú le puedes decir mil veces «tienes que pensar A», que no lo va a hacer. Solo funciona con experiencias, con las experiencias que se sienten emocionalmente. Si toda tu vida mantienes el miedo y haces conductas evitativas de ese miedo, vas a estar preso y metido en esa caja toda tu vida. Seguir con cognitivo, ahora mismo para mí, en el punto en el que estoy, es hacerme daño. Mi psicóloga me echó de su terapia, me dijo: «te echo porque estás utilizando todo lo que te digo para hacerte más daño. Así que no podemos seguir juntas, búscate otra terapia que te haga sentir, porque tienes miedo a sentir».

«Mi psicóloga me echó de su terapia, me dijo: «te echo porque estás utilizando todo lo que te digo para hacerte más daño»»

Qué fuerte.
Sandra: «Me echó. Me ha venido muy bien porque he empezado otro tipo de terapia del cuerpo, mucho más conectada con otros planos, con otras cosas, experiencias que no conocía, que mi mente muchas veces dice «esto no os va a servir de nada, te lo estás inventando, esto es una hierbada». Ojo, pues estoy conectando».
Sergio: «La mente llega después, es al revés. Con la conductual, lo de la mente lo tienes que bajar. En ese caso te salen emociones que no sabes ni de dónde vienen y luego la mente llega a la semana después y dice: «Ah, eso era, por eso me sentía así. Por eso me dolía el tobillo».
Sandra: «Yo estoy conociendo el amor incondicional. He podido ver cosas en mi familia que tenía muy tapadas, porque estar con ellos me reavivaba heridas. Toda mi vida sin mirar a los ojos a mi padre y poder comunicarle sin vergüenza que estoy asustada o que algo me hace sentir vulnerable o cosas así. Reexperimenté con «breath work», que también es un poco hipnosis, mi nacimiento, que ya esto es megahierbas, ¿vale? Yo no sé si esto lo vas a meter en la entrevista, pero experimenté cómo me miraba mi madre al nacer y el amor que había cuando no era nada, era un saco de carne, cuando no tenía que ser alguien, no tenía que justificar mi existencia. Encima nací bastante pocha, porque nací antes de tiempo, pesando muy poco… Toda mi vida he estado intentando justificar mi existencia, y de pronto he conectado, he experimentado algo diferente a eso».

Todo esto que me contáis está relacionado con el tipo de electrónica que hacéis, ¿verdad?
Sandra: «Total».

Hablamos de que hay cosas que llevan sus tiempos, pero el disco sí que tiene como una urgencia por llevar las cosas a una solución más rápida. ¿Hay una relación entre esta cantidad de beats y esa urgencia de alguna manera?
Sergio: «Nunca lo había visto».
Sandra: «Sí que es verdad, joder, eres la primera persona que lo dice. Ojo a tu sensibilidad porque hay urgencia y tienes toda la razón porque la necesito porque no estoy cómoda cuando siento miedo. Nadie lo está».
Sergio: «Habrá que hacer un disco que se llame «Déjate caer de verdad» (risas)».
Sandra: «También he descubierto la importancia de honrar las emociones que te vienen. Por ejemplo, si siento ira, coger algún palo y reventar algo o irme a bailar techno o ponerme techno fuerte e irme a correr a tope. Hay que sacarlo porque si no lo sacas se empieza a liar esa energía y empieza a haber ahí confusión y se lía. Esta música y el techno en general para mí es una vía para expresar esas emociones y a la vez es una vía rápida y urgente como un salvavidas. ¿No te pasa a ti que a veces no te aguantas?

Es complicado, es muy largo, ya te lo cuento otro día.
Sandra: «A mí me pasa a veces que no soporto, no lo puedo sostener, me sobrepasa. Y por ejemplo, escucho ‘La ternura es simple’ y de pronto lloro. Y cuando lloro es cuando me rindo. Y digo «me permito sentirme asustada» después de haber estado ahí sosteniéndolo en lucha tensa, tensa, tensa…»

¿Lloras bien o lloras mal? ¿Por qué dices que te rindes?
Sandra: «Lloro de compasión, de «joder, no he sabido abrazarme», o «qué mal me he portado conmigo». Pero me rindo».
Sergio: «Cuando te rindes, se va. Pero te tienes que rendir de verdad, no vale rendirte para que se vaya. Cuando estuvimos los dos con fiebre, hubo una noche que ya no podía más, y mi cuerpo quería rechazar el estar mal. Te pones todo tenso. Y hubo una noche que ya no podía más y entonces decidí, me senté y empecé a respirar y a pensar en todos los dolores que tenía. Me decía a mí mismo: «Bienvenido, dolor. Esa es tu casa, quédate todo lo que necesites». Lo repetí hasta que de verdad lo pensaba y cuando de verdad lo pensaba se iba. Pero luego lo intentaba hacer con otro dolor, pero claro, lo hacía para que se fuera y no se iba. Solo cuando de verdad me rendía, se iba».

Parte de la música electrónica de los 90 era muy espiritual. ¿Al final creéis que el techno cura? Por lo menos como Delaporte, como artistas, os ha renovado.
Sergio: «Creo que las dos cosas siempre van juntas».
Sandra: «Me estoy imaginando aquí como una major diciendo «tenemos que renovar la imagen». «Nos han dicho los influencers de 18 años que…» (risas) No, fue que a mí me pilló una época muy mala y era todo muy inconsciente, la verdad, sobre todo al principio. De hecho, fue una época en la que yo incluso pensé en dejar la música, porque lo que yo hago es sufrir respecto a las expectativas que tengo, al resultado que espero. Me sigue pasando: entonces era más inconsciente, ahora es más consciente. Nos pusimos enfermos justo cinco días después de sacar este disco. Cuando tuve que cancelar todas las entrevistas, en realidad estaba en una lucha de «estoy decepcionando». Lo asustada que estaba, la frustración que tenía. Que me quería forzar, no me podía levantar a hacer pis, ¿vale? Pero me quería forzar a ir a Sevilla. No podía decir que no».

Entonces no te ha curado el techno…
Sandra: «A ratos. El techno para mí es una manera de expresar emociones que me cuesta mucho expresar, en concreto la ira. La ira es algo que siempre me he reprimido mucho porque, por cómo soy, he aprendido a complacer mucho. Dime qué quieres que sea, qué lo voy a hacer. Con mis parejas, con la industria, haciendo canciones antes… Antes estaba muy pendiente del resultado de gustar o no. Antes de sacar ‘Aquí y ahora’, estaba muy cagada porque para mí era una locura sacar eso. Era muy distinto, era muy arriesgado, era muy violento y muy visceral. No sabía si a la gente le iba a cuadrar. Y estaba muy asustada. Encima todo esto vino con un momento vital en el que Sergio y yo estábamos un poco más en crisis porque estábamos en momentos distintos, yo estaba ya a tope con la espiritualidad y creativamente fue un boom. Empecé a abrazar la creatividad a través de las raves, a través de irme a bailar. Sentí ahí algo bullendo muy fuerte y me explotaba el corazón, lo tenía que sacar, pero él eso no lo estaba viviendo. Hubo un choque musical, de gustos, vital y todo era muy confuso, muy raro, pero necesitaba sacarlo. Y dije: «mira, me da igual lo que la gente piense, me da igual que sea violento, me da igual perder». En la oficina decían «es que esto no es nada pop, esto no va a funcionar». Pero era genuino al menos, y yo tenía que sacar esa tensión acumulada».

¿Has hablado de la ira como una cosa positiva, ¿puede ser?
Sergio: «Válida. La cuestión es no considerar emociones positivas y negativas. Las dos son válidas».

Para mí la ira es una cosa súper masculina para mal que me quiero quitar…
Sergio: «Pero para mí era ira reprimida. Siempre he tenido problemas de represión de ira. De hecho, a mí toda la gente que me conoce me dice: «tú eres tan tranquilo, nunca te he visto enfadado». Y para mí eso era una ventaja, porque yo tenía esa misma idea. Pero este año me he dado cuenta de que reprimir ira durante 42 años te crea problemas, empezando por el estómago. Siempre he tenido acidez de estómago y ahora por primera vez la estoy superando. Tengo que conectar con toda esa ira y sacarla. Claro, no la saco yendo a pegar una abuela en el callejón. La saco de una manera sana y lo curioso es que cuando la saco lo que me sale nada más haber vomitado esa ira es un montón de amor. Estuve haciendo en terapia un trabajo sobre la fuerza y la ternura. Yo me muevo mucho más en la ternura, es mi zona de confort, incluso con las parejas. De hecho, yo no me siento a gusto con mi parte masculina y solo lo he descubierto este año, pero me he dado cuenta realmente bajando al cuerpo y haciendo cosas solo con el cuerpo, que en el fondo no existe distinción entre fuerza y ternura, que incluso mi ternura sin la fuerza es una mentira, igual que la fuerza sin la ternura es una mentira. Solo cuando integras esas dos partes, sale el amor de verdad y sale algo genuino con lo que te sientes total, completo, te sientes uno. Pero para eso tienes que validar toda una serie de emociones que dependen de cada uno. Para mí son las emociones tipo ira y que son oscuras. Luego hay gente que al revés, que se escuda detrás de eso y no valida su vulnerabilidad, no valida el ser más tierno, no valida la otra parte.

Habéis mencionado dos veces ser un poco «hierbas».
Sandra: «Piensa, Sebas, que hacemos música, somos artistas. Y estamos hablando de nuestras emociones toda la entrevista. Que no hemos hablado de lo típico que hablan los artistas…»

Es porque habéis estado en nuestro podcast y ya os conozco, pero de verdad creo que habéis hecho marca, entre comillas, con todo esto.
Sandra: «Te estamos hablando de cosas que para mí son abrirme el pecho. Me he dado cuenta de que la única manera en la que puedo ser más genuina es abriéndome, hablando de lo que me entusiasma».

¿En vuestro entorno han entendido este viaje?
Sergio: «Yo siempre he tenido mucho valor sobre la amistad y siempre he pensado que además la amistad es algo que hace falta construir, que hace falta tiempo para tener amistades fuertes. Pero este año estoy conociendo gente que enseguida me siento conectado y como si fuéramos amigos de toda la vida. Tampoco he cambiado muchas amistades, pero sí que hay personas que naturalmente se dejan de ver».
Sandra: «Me está pasando al contrario. Yo toda la vida he sido hiperextrovertida, sociable, sociodependiente. Porque era mi manera de ser. «Baja a tomarte una pizza». «Sí, ahora mismo». Cuando vivía en Madrid tenía muchos amiguis, colegas, gente. Y ahora tengo menos amigos, los cuento con los dedos. Me gusta mucho mi soledad, porque vivo sola en el monte y elijo mucho con quién quedo, cuándo y por qué».

Habladme de la producción del disco, por ejemplo, el modulador vocal de ‘Techno rico’. ¿Habéis buscado que tenga unidad? ¿Os imagináis un disco entero más hyper pop?
Sandra: «El plugin se llama Little Alter Boy».
Sergio: «De Sound Toys. Nunca hemos trabajado pensando en el disco. En general ningún disco».
Sandra: «Ni siquiera en el género».
Sergio: «Siempre hemos trabajado pensando tema por tema. Y luego la coherencia la vemos al final. Hay veces que nos raya que no hay mucha coherencia entre ‘Techno rico’ y ‘Rendición’. Pero al final vemos que sí hay coherencia».
Sandra: «Sí, todo forma parte de lo mismo. Hay temas que han salido de ideas en casa, produciendo en un avión, ideas completas o a medias que le pasaba a Sergio. ‘Rendición’ era un tema que era para el proyecto de Bruno [NdE: proyecto paralelo de Sergio], pero de pronto le dije a Sergio: «Esto es Delaporte. Lo exijo».

Sergio, tú te bebiste un vaso de agua en nuestro podcast cuando Sandra se puso a explicar su proyecto en solitario, Alexandra.
Sergio: «No, lo de Alexandra fue casi una propuesta mía. Cuando vi que Sandra iba por un tipo de techno, le dije: «mira Sandra, yo me bajo de ese carro porque no es santo de mi devoción» y de hecho lo veo una cosa súper sana. Soy pareja abierta musical».
Sandra: «Practicamos el poliamor musical. Hay bastante producción mía y producción de él, como muy entera. Hay mucho de Sergio en algunos temas como en ‘Dopamina, golondrina’ o ‘Rendición’. Y mucho mío, como por ejemplo en ‘Cagarla’, que salió entera del tirón, ‘Happy Meal’ o ‘Cielo ardiendo’.
Sergio: «Y luego hay temas ping-pong».

«‘Rendición’ es haber hecho el amor realmente juntos»

¿Hay algo que pueda ser la piedra angular del siguiente disco?
Sandra: «‘Rendición'».
Sergio: «En ese tema hemos sentido una verdad».
Sandra: «Nos hemos conectado mucho más los dos, porque hemos estado un tiempo intentando encontrarnos estilísticamente y a nivel compositivo, porque yo he sido muy independiente y de alguna manera he empujado un poco a Sergio. Eso nos ha generado nuestras dificultades y ahora nuestros encuentros. Y yo creo que el camino compositivo de los siguientes discos va hacia ‘Rendición’. No digo que vaya hacia ese estilo, sino hacia el amor y la conexión. ‘Rendición’ es haber hecho el amor realmente juntos. Mientras que los otros son más ping pong, más «te lanzo una idea», «pum», «venga, más».

Pero ya habéis hecho el amor antes, ¿no?
Sandra: «Sí, pero esta es diferente».
Sergio: «Esto es como hacer el amor tántrico».
Sandra: «Lo otro igual era más mecánico. Sí. ¿Vale? Pim pam».
Sergio: «Sí, un polvo. Me parece maravilloso».
Sandra: «Y esto es el típico polvo que dura siete horas y que te estás ahí, la vida, y te entretienes en mirar cada detalle».

Sandra, he leído que has estado 40 horas sin dormir en una rave, sin beber, sin drogarte. No dormir es malísimo para el cuerpo también, ¿no? O sea, al final no coordinas.
Sandra: «Mira, yo acabé metida en el mar. Me quedé ahí flotando».

No sé si es muy buena idea…
Sandra: «Ya. No lo recomiendo, pero me lo pasé muy bien. Entras en otro estado de conciencia. El pedo del sueño: ojo con ese pedo, nadie habla del pedo del sueño, pero hay mucha gente que cree que va drogada y no es cierto: tiene sueño. Es malísimo, de verdad, sí. Estás más irascible y todo te molesta, totalmente de acuerdo. ¿Por qué lo he hecho? Pues, pues…»
Sergio: «No estoy de acuerdo. No descansar es malo, pero no dormir no es necesariamente no descansar. Hay estados de conciencia que normalmente no practicamos y que a lo mejor son los que Sandra consigue alcanzar cuando baila techno, en los que realmente aunque no duermes estás descansando. Y hay gente que lo ha investigado. ¿Sabes lo de las ondas en las que se queda el cerebro? Alfa, beta, gamma… Por ejemplo, el samadhi, que son estados de conciencia a los que llegan ciertos yoguis que se les ponen los ojos así, no están durmiendo, están muy activos, pero descansan más que durmiendo».
Sandra: «Es verdad que hay días que has dormido un montón y que estás fatigado como con el cerebro denso, confuso, y da igual lo que duermas, que no es suficiente, que tienes una fatiga vital, un cansancio existencial, por favor, qué sopor».
Sergio: «Cuando estás enamorado al principio de conocer a alguien, te enamoras muchísimo, te enchochas y ahí puedes estar sin dormir un montón de tiempo y te sientes bien, con energía».

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Publicado por
Sebas E. Alonso
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