Música

Iggy Pop derrota al apagón de Mad Cool; Muse, a lo suyo

La primera jornada de Mad Cool 2025, con más de 49.000 asistentes, no estuvo exenta de drama. Tanto el concierto de Gracie Abrams como el de Iggy Pop se vieron afectados por un problema técnico que desató la intranquilidad y la frustración entre los asistentes. Especialmente para los muchos que atrajo la autora de ‘The Secret of Us’, quien tuvo que interrumpir su set durante más de media hora. Para intentar compensar de alguna manera a sus fans, la cantante se bajó al foso e interpretó algunas canciones con su guitarra acústica.

Algo menos accidentado fue lo de Iggy Pop, ya que el set del veterano solo se vio afectado antes de que realmente llegase a comenzar. Con mucho desparpajo, el rockero animaba al público como podía mientras se intentaba solucionar el percance con el sonido. Con aproximadamente 25 minutos de retraso, el concierto empezó definitivamente y ya sí que no hubo más incidencias. A sus 78 años, Iggy se movía -sin camiseta, por supuesto- como pez en el agua y como si su aguda cojera no le supusiera ningún impedimento para recorrer el escenario de un lado al otro con una vitalidad pasmosa.

Con la piel arrugadísima y colgante y su característico pelo largo, Iggy se empeñó en demostrar al público que los viejos rockeros nunca mueren. Y si lo hacen, va a ser ahí mismo, desgañitándose enfrente de miles de personas. Es lo que lleva más de cinco décadas haciendo y se nota: su presencia es eléctrica.

En la estupenda banda que le acompañaba en este concierto -con gran presencia de trompetas-, había mucha juventud y diversidad. Pareciera que el artista nos quisiese transmitir el mensaje de que la música es para todos y que está en buenas manos. Su set estuvo dedicado principalmente a su época con The Stooges y a sus primeros álbumes en solitario de los años 70. No faltaron grandes clásicos suyos como ‘I Wanna Be Your Dog’, ‘Gimme Danger’ o ‘Raw Power’. Y fue particularmente bonito ver al cantante interpretar ‘Lust for Life’… ¡una canción que le representa tan bien! Tras tantos años sobre el escenario, tanto vivido y tanto cantado, escuchar a Iggy entonar “I got a lust for life!” es impagable. Y es de verdad. El tío sigue teniendo una energía arrolladora: se baja al foso a interactuar con sus fans, se echa agua por la cabeza y hace cortes de mangas a diestro y siniestro. Grande.

Ainhoa Laucirica

Justo después llegó la hora de Muse, quizá los cabezas de cartel más populares de la jornada. Estaban allí en sustitución de Kings of Leon, que tuvieron que cancelar su gira. Los ingleses, tan dados a escenografías artificiosas, dieron su show en un espacio protagonizado por varios cubículos móviles que proyectaban diferentes patrones y luces. Un recurso efectivo y resultón para acompañar la épica futurista que caracteriza a la banda. Momentos como la voz en off de ‘Simulation Theory Teheme’, una canción de Matt Bellamy en solitario que aquí funciona más o menos a modo de interludio, reforzaban ese mundo de ciencia ficción que llevan años construyendo.

El grupo comenzó con una novedad, su tema recién estrenado ‘Unravelling’. A partir de ahí sacaron todo su arsenal de viejos y nuevos éxitos para el deleite del gran público. Sus fans, entregadísimos, las cantaban y las vivían todas con enorme intensidad. Para los que somos algo menos entusiastas, el espectáculo, aunque siempre correcto, resultó excesivamente familiar. Da la sensación de que los británicos llevan demasiado tiempo ofreciendo lo mismo, no ya en sus canciones, sino en sus directos, y no les vendría nada mal un cambio de aires. Aun así, es justo reconocer que en muchas ocasiones la fórmula funciona bien, sobre todo porque canciones como ‘Supermassive Black Hole’ o ‘Time Is Running Out’ son himnos bastante consolidados para cualquier tipo de público. También porque Muse suelen tener siempre un buen sonido, y en esta edición de Mad Cool, volvieron a demostrar sus más que competentes habilidades como músicos de masas y “entertainers”. No faltaron ni los láseres, ni las llamaradas, ni los fuegos artificiales, que aparecieron al final de ‘Starlight’, la canción con la que cerraron su hora y media de set.

A nivel vocal, Bellamy comenzó bien, pero a medida que el concierto avanzaba se percibió cierto desgaste. Se notó especialmente en ‘Undisclosed Desires’, una canción pegadiza y digna de cantar a gritos rodeado de gente que sonó bastante decepcionante y descafeinada, en la que el cantante parecía ahogarse para poder llegar a las notas. Pero más allá de algún detalle de ese estilo, Muse fueron Muse: solventes, profesionales, entretenidos.

Mad Cool

El último concierto del día vino firmado por Weezer. Arrancaron muy enérgicos con ‘Hash Pipe’, de su disco verde. Detrás de ellos se proyectaban diferentes paisajes galácticos y semi-apocalípticos, pero más que misterio, la banda liderada por Rivers Cuomo transmitió mucho buen rollo desde el principio. Repasaron sus grandes éxitos, principalmente los de su álbum azul como ‘Undone’, ‘Say Ain’t So’ o ‘My Name Is Jonas’ ante un público que coreaba y bailaba todas las canciones. Tampoco faltó ‘Island in the Sun’, una de las más celebradas y su canción más popular. Fue un concierto animado y divertido, donde los californianos combatieron el cansancio de los asistentes -el mío incluido- con su saber hacer. Pusieron el broche final con uno de sus grandes temazos: ‘Buddy Holly’.

Mucho antes, a las 19:00, con el sol abrasador abofeteando sin piedad la explanada de Villaverde y a todos los que allí nos encontrábamos, Leon Bridges presentó su agradable espectáculo. Sin duda, se vio perjudicado por la meteorología, ya que se hace difícil disfrutar plenamente del bonito R&B relajado del artista en esas condiciones. Pero es lo que había, y poco le importó al artista, que incluso hizo que algunos de los privilegiados refugiados en su centímetro de sombra se levantaran para bailar al son de ‘Texas Sun’ o para cantar con él la emocionante balada ‘River’.

Ainhoa Laucirica

Después de Bridges, era el turno de Gracie Abrams en el otro escenario principal, aunque desgranado su set en Barcelona un día antes, optamos por una opción alternativa que resultó ser más adecuada, ya que no hubo ni apagones ni incidentes de ninguna clase. Geordie Greep tocaba en una de las carpas pequeñas y, ¡qué gran decisión por parte de la organización! No solo por poder refugiarse del calor, sino también porque fue el ambiente perfecto para disfrutar del proyecto en solitario del cantante de la ya extinta black midi. Greep iba vestido en traje con su habitual aspecto viejoven mientras que la mayoría de sus músicos salían sin camiseta. Acompañado de batería, bajo, chelo, guitarra, y teclado, el artista creó uno de esos conciertos mágicos donde daba la impresión de que el tiempo se detenía, transportándonos a un lugar muy lejano y abstracto casi sin que nos diéramos cuenta. No parecía que nos encontráramos en medio de un festival masificado, sino en un pequeño club de jazz underground. Las canciones mutaban unas en otras y fluían con ligereza mientras los músicos, poseídos por sus instrumentos, se dejaban llevar por completo. El público estaba o bien en trance o bien haciendo pogos (sobre todo en la espectacular ‘Holy, Holy’), formando una atmósfera única para el que fue el concierto más especial -y mejor- de toda la jornada.

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Publicado por
Fernando García