Esta semana se ha celebrado otra edición de BIME, la feria internacional de la industria musical de Bilbao, punto de encuentro entre diferentes sectores. La inteligencia artificial, la deriva de las instituciones en Europa, las nuevas formas de promoción de los artistas y la salud mental han sido protagonistas de las charlas, las conferencias y la conversación en la calle.
En un entorno con tanto sobre lo que pensar y donde todo el mundo acude más bien por networking, las propuestas musicales en sí no siempre están en el foco. Al fin y al cabo, ya lo están el resto del año. En cualquier caso, La M.O.D.A. ofrecieron un concierto sorpresa, SVSTO cumplió en radical solitario, y tanto Teo Lucadamo como Cariño sufrieron no poder realizar prueba de sonido y/o retrasos.
Para mí fue una ocasión única de poder ver cómo era el directo de Triquell: el proyecto autor de la genial ‘Jugular’ resultó un grupo de 5 chavales, dando un buen espectáculo más macarra de lo esperado, definitivamente influido por el hip hop, no solo por el pop electrónico. Incluso hubo un intento de pogo.
Los Premios Aúpa dejaron ganadores como Amaia (Mejor Artista), Zahara (Mejor Producción), Rufus T Firefly (‘Todas las cosas buenas’, Mejor Proyecto) o nuestros compañeros de Mondosonoro. También hubo premio honorífico a Manuel Alejandro, que acudió a recogerlo emocionado a sus 93 años. Llegó a interpretar ‘Procuro olvidarte’ y a continuación apareció por sorpresa Amaia para hacer una rendición a piano de ‘Como yo te amo’. Instantáneamente se ha viralizado en Instagram. Imaginad que alguien lo suba a Youtube.
En las conferencias, Leire Martínez habló sobre su pasado en La Oreja de Van Gogh, a su lado Francisca Valenzuela se preguntó para qué la contrataron un buen día en una major si no hicieron más que intentar que cambiara su estilo, y ya el último día Rubén Blades robó todo el foco.
Entrevistado por Fernando Navarro, el pionero de la salsa ofreció una suculenta mina de titulares. En EFE y en consecuencia en periódicos de toda España gustó mucho eso de que «era de izquierdas pero no de la de los dictadores». También que «la política no corrompe, la política desenmascara» o que «hay gente que no es de izquierdas, sino una sinvergüenza». Pero lo verdaderamente noticioso de su comparecencia no fue lo político o incluso filosófico, sino lo que tuvo de entrañable y divertido. El artista recordó que cuando le ofrecieron ser Ministro de Turismo, pensó que lo iban a poner en un aeropuerto de Panamá a recibir a la gente tocando la guitarra.
Blades también hizo reír al público que abarrotó la sala cuando habló de lo importante que fue para él su abuela Emma. Una artista pionera feminista que le inspiró toda su vida y le descubrió lo que era la muerte. «¿Entonces, abuela, tú te vas a morir?», le preguntó de niño. «Sí. Y tú también», fue su respuesta.
Rubén rechazó distinguir entre «intelectuales de la salsa y salvajes de la salsa» y reconoció su admiración hacia René, Bad Bunny o incluso los españoles Stay Homas, con quienes terminó colaborando. Sobre Benito, indicó que «se atreve a decir cosas que otra gente no» y que su residencia «le ha subido la autoestima a Puerto Rico».
El artista, que presumió de no haber tenido nunca mánager, reveló curiosidades como que empezó una canción con Bob Dylan en torno a 1985 o 1986 que jamás acabó, y aseguró haber ido siempre por libre. Incluso después de que ‘Decisiones’ tuviera que sortear la censura por incitar al aborto, a la infidelidad y al alcohol. Blades presumió de haber sido censurado tanto en Cuba como en Miami. «Cada dictador tuvo su estilo para prohibir mi disco», bromeó. «Hay gente que no me escuchó porque era comunista y otra que no me escuchó porque era comunista pero ya no. Cada uno se monta su película», añadió en otro momento.
Sobre los tiempos actuales, reflexionó que «mucha gente comparte su ignorancia, más que la que comparte su conocimiento». Subrayó que esta es la era en la que hay «mayor acceso a la información y a la vez más ignorancia». Y puntualizó sobre la libertad de expresión: «Una cosa que escucho y me molesta es que hay que respetar la opinión de los demás. Lo que hay que respetar es el derecho a opinar, pero no la opinión (…) Si tú quieres opinar una estupidez es tu problema, no el mío”, ha abundado.
Tras curiosidades sobre el día en que se acercó a John Lennon y se rozó con él pero no se atrevió a hablarle, su defensa de que «el deporte y la música son los mejores lugares para el contacto humano y para que se entienda la gente», o el momento en que colaboró con Lou Reed y Elvis Costello, Rubén Blades cerró de manera contundente con un consejo: «Nunca es demasiado tarde para ser feliz».