Música

Ashnikko / Smoochies

Ante unas listas dominadas por el pop más inofensivo posible (un saludo a Taylor Swift, Olivia Dean y Alex Warren), se agradecen propuestas como la de Ashnikko, que vienen a sacudir el sistema. En ‘Smoochies’, su segundo largo, la cantante y rapera estadounidense coquetea continuamente con el mal gusto y lo porno, como en esa portada que pretende evocar ternura e incomodidad al mismo tiempo.

Concebido como un disco más inmediato y fresco que el debut, ‘WEEDKILLER’ (2023), ambientado en un “mundo distópico posapocalíptico”, ‘Smoochies’ pretende parecerse a una “conversación de comida con amigos en la que se dicen las mierdas más gráficas y groseras”. ‘Smoochies’ da de eso dos tazas.

En ‘Chichinya’, de corte k-pop, Ashnikko revela haberse “afeitado los pelos de los dedos de los pies por ti”. En ‘Sticky Fingers’ pide a su chico que “no tema su arbusto” y que le “adore los pies”. Hablando de fetiches, en ‘Liquid’ Ashnikko reconoce querer jugar a ser “sirenas con agujero”. Aunque la mejor expresión del disco aparece en ‘Microplastics’ en forma de orden: “Clitorisk it, bitch”.

“Te quiero dentro de mi cuerpo como los microplásticos” es una de esas expresiones que no abundan en el pop. Ashnikko corre clito-riesgos en ‘Smoochies’ y ofrece una alternativa incendiaria y disruptiva al pop comercial actual, aunque lo hace tirando demasiado de sus influencias, a veces a costa de su personalidad, y sin un hit tan claro como ‘Slumber Party’ o ‘Daisy’.

Son duros los beats creados junto a Slinger y Oscar Cheller, por ejemplo los de ‘Smoochie Girl’ (aún inspirados en M.I.A.) o ‘Full Frontal’, puro house rap en el que Ashnikko pide una lobotomía inyectándose bótox en el “lóbulo frontal”. A veces los beats electro-house resultan en canciones mejores (‘Itty Bitty’) o peores (‘I Want My Boyfriend to Kiss’). COBRAH

aparece en ‘Wet Like’, quizá porque su estilo inspira varias pistas.

Es transparente el coqueteo de ‘Smoochies’ con los sonidos del pop estadounidense de los años 2000, con los que esta artista, criada brevemente en Estonia, creció. ‘Sticky Fingers’ parece de las Pussycat Dolls; Gwen Stefani casi parece invitada en ‘Microplastics’; ‘Liquid’ evoca los bops R&B de Cassie y Christina Milian; y las influencias del bhangra pakistaní y Bollywood que una vez empaparon el R&B de la época aparecen en pistas como la citada ‘Microplastics’ o ‘Lip Smacker’.

Otros recursos parecen directamente plantados, como si Ashnikko jugara a las adivinanzas pop. ¿Es la percusión de ‘Trinkets’ un sample directo de ‘It’s Not Right, But It’s Okay’ de Whitney Houston? ¿Es ‘Skin Cleared’ una interpolación de Kanye West? Otras ideas son arriesgadas pero funcionan menos, como el country robotizado de ‘She’s So Pretty’. Y da bajona que el álbum cierre con una pista acústica, ‘It Girl’, por si acaso lo anterior ha sido “too much”.

La propuesta de ‘Smoochies’ ofrece nostalgia pop a través de un sonido abrasivo y un estilo lírico irreverente y obsceno que hace parecer a Ashnikko la versión Death Grips del pop, sobre todo comparada con muchas de sus contemporáneas y contemporáneos. La arrolladora personalidad de Ashnikko marca el disco, aunque algunas pistas podrían reproducir menos ideas del pasado.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: ashnikko