Música

Juguete: «Hasta las mentes más privilegiadas pelean por entrar a un backstage»

Entre hoy jueves 13 y el sábado 15 de noviembre se celebra Jägermeister Night Embassy Madrid, un espacio para celebrar la identidad y la diversidad. También la creación, la libertad y la experimentación son protagonistas de esta fiesta que antes ha pasado por Berlín, Tokio, París o São Paulo. Casa Pepa, En1gma y Antídoto son los tres colectivos participantes, con un line up de artistas entre los que se encuentran L0rna, Mainline Magic Orchestra, Simona, u.r.trax, Shifa Ligero, Tiffany Calver, Brava, Fukcnormal, Yosef o Juguete.

Juguete es el proyecto de Rubén Coronado, en sus inicios conocido como DJ con el colectivo chica. Tan fan de Mecano como Danny Tenaglia, de Kylie como de Armand van Helden, es el nuevo invitado de nuestra sección MEISTER OF THE WEEK, comisariada por Jägermusic. Y ha decidido hablar de backstages. Las entradas para Night Embassy están disponibles aquí.

¿Por qué has decidido hablar de backstages?
No quería ser rebuscado, me apetecía hablar sobre algo que me pillara cerca y que no fuera demasiado específico para poder explayarme un poco. Años de rata de camerino me han curtido para tratar el tema con conocimiento de causa. También me hacía ilusión hacerle un guiño a mi amiga Perla, la reina indiscutible de los backstages.
Creo que la gente va a un club, entre otras muchas cosas, a encontrarse con personas a las que aprecia pero que no ve en su día a día. Son sitios que tienen este elemento “democrático”: juntan a personas que, de otra manera, no coincidirían. Es complicado (y medio irrespetuoso) tener una conversación distendida en la pista de baile, pero dales a dos conocidos un sitio más tranquilo donde puedan sentarse a hablar y cerveza ilimitada y probablemente tengan una conversación que solucione o destroce el mundo. La magia del backstage.
Muchos amigos, amantes y relaciones de trabajo nacen ahí. Y algunos enemigos, también. Por otro lado, los backstages tienen un componente medio sociológico, como de erótica del poder. He visto a las mentes más grandes de mi generación peleando por pulseras.

¿Recuerdas cómo era el primer backstage que pisaste? ¿Y el último?
Como muchos de los mejores y peores gays que existen, de pequeño iba a clases de teatro. Ensayábamos en un aula y, cuando íbamos a presentar la obra, nos movíamos a un teatro con sus camerinos, su montacargas y toda la pesca. A mí me volaba la cabeza. También pongamos que igual tenía 10 años, o sea que no era difícil que las cosas me volaran la cabeza. Me llamaba un montón la atención ese momento de esperar entre bastidores a que te tocara salir, como de estar detrás de donde se supone que estaba pasando la acción principal pero, a la vez, yendo un paso por delante porque sabías todo lo que venía después. Se podría decir que esos fueron mis primeros backstages.
El último, uno en el que no se podía ni estar. Mil personas, mucho ruido, puro caos. Sobreestimulante. Mi rollo, vamos.

¿Qué es lo más curioso o peculiar que has visto, o que te ha pasado en un backstage?
Si te respondo a eso, tendría que matarte.

¿Cuál es el peor backstage que has pisado y cuál el mejor? ¿Alguna anécdota?
Me cuesta elegir el mejor. Hace unos años, estaba en un camerino y, de repente, un chico sacó de una mochila todos los ingredientes para hacer Bloody Mary y preparó uno para cada persona que había en la habitación. Se había traído todo de casa, hasta tallos de apio. Placer adulto. Tengo buen recuerdo de ese, claro.
El peor, muchos en los que alguien ha sido desagradable conmigo o directamente ni me ha dirigido la palabra. Ten cuidado con cómo tratas a alguien en un backstage, nunca sabes cuando esa persona va a hacer una entrevista hablando sobre eso…

¿Qué música sueles escuchar en el backstage antes de salir a escena? ¿Alguna playlist favorita?
Normalmente, si estoy en un backstage es más en un contexto de club que de concierto, entonces hay música sonando fuera todo el rato y es un poco raro ponerte a escuchar otra cosa en alto. Lo que sí que hago a veces, aunque es un poco repelente, es ponerme los cascos y escuchar algo antes de pinchar. Soy muy disperso y tener ese momento “a solas” me ayuda a focalizar la atención.
Lo de la playlist, va cambiando bastante. Hago una nueva cada x tiempo con lo que escucho en el momento, ahora estoy con esta. Se llama “en standby”, no me comí mucho la cabeza con el título. Estamos en esas.

«Hay reglas no escritas: en un camerino, se fuma. Y yo ni siquiera fumo, pero soy una persona seria»

¿Qué es lo peor que has visto en un backstage?
Una persona obligando a las demás a que no fumaran dentro. Necesitamos seriedad. Hay reglas no escritas: en un camerino, se fuma. Y yo ni siquiera fumo, pero soy una persona seria.
He visto también muchos robos de móviles y derivados. Nunca te puedes fiar de nadie, y menos, en un backstage. Hay que estar espabilado.

¿Tienes alguna rutina que hagas siempre antes de salir al escenario?
No especialmente. Me pongo cacao en los labios, que siempre que pincho me quedo sequísimo, y me meto unas cuantas veces las manos en los bolsillos para asegurarme de que llevo encima los pendrives porque soy un puto desastre y siempre pierdo todo. Y nada, a la aventura.

Si el público pudiera pasar un día en el backstage, ¿qué crees que le sorprendería más?
La cantidad de gente que en realidad hay en la fiesta y que no han visto porque no han salido a la pista en ningún momento. Hay que luchar: no te puedes quedar cinco horas ahí atrapado. Esto es como con todo, lo más importante es el balance.

¿Cómo cambian las energías y las conversaciones entre el antes y el después del show?
Pues que haya terminado el show significa que ya son altas horas de la noche, así que todo es más distendido, más animal, más caótico pero, al final del día, más sincero. Citando a las grandes, «the backstage is a healing place».

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: juguete