El sold out de La Milagrosa en la sala Changó, como parte de los conciertos por el 25º aniversario de Ochoymedio, no empezó por todo lo alto. Quizás se apareciese en los sueños de Germán GES para aconsejarle formar una banda, pero el pasado viernes la Virgen no acompañaba a su banda cuando salieron al escenario.
El grupo madrileño, que presentaba su debut ‘Ya no me duele mal’, se abrieron paso entre temas cercanos al post punk, pero esencialmente pop, tales como ‘Me paso por tu zona’ o ‘Cervezas, colillas, rayadas, pesadillas’. Tenían el favor de un público que se sabía las letras desde la primera canción, pero que no siempre estaba presente. Un poco como la propia banda, concentrada totalmente en la música y olvidando que hay una sala llena de gente delante. Cuando interactuaban con nosotros, caían en el cliché: «Si no tenéis un trabajo que os hace feliz y os paga bien, esta canción es para vosotros», soltó el bajista Gonzalo Sánchez antes de ‘Anestesiado’.
A partir del segundo tercio del concierto, la cosa cambió. ‘Disco’ convirtió la sala en un club retro y fue la primera canción en la que la banda brilló con potencia y crudeza, con pedal de distorsión y patadas al aire incluidas. ‘Danza de la muerte’, por otro lado, agregó una acertada variedad al set con una paleta sónica similar a si los Beatles fuesen una banda temática de Halloween, en el mejor sentido. El público hasta se animó a hacer la coreografía original de la canción, proyectada en la pantalla.
Desde donde estaba situado, no podía ver demasiado bien la figura de la batería. De repente, Marina Moon se convirtió en protagonista cuando se levantó para hacer los coros de ‘La vida es una mierda pero a veces mola un poco’. Instantáneamente, el concierto se elevó a otro nivel. Hay demasiados hombres en el indie español cantando de la misma manera, por lo que este tipo de cambios se reciben con los brazos abiertos. El propio Germán fue honesto: «¿Os habéis dado cuenta de que la batería es la que mejor canta del grupo no?», y no le faltaba razón.
A partir de este instante, la energía divina empezaba a aumentar y La Milagrosa fue capaz de capturar momentos mágicos. El momento acústico con toda la banda cantando al unísono en el centro de la pista o el dueto de Marina Moon y Germán GES al subir de vuelta al escenario, por ejemplo. El pogo más tocho del concierto parecía que se iba a dar en ‘Con otra cabeza’, el particular homenaje del grupo a los conciertos que empezaron cantando a capela. Los presentes no tardaron nada en sumarse al canto. Sin embargo, la Virgen realmente se apareció con la llegada de Alberto, vocalista de Biela. Con tan solo un tema, el joven frontman convirtió el concierto en un terremoto. Justo lo que se echaba en falta al inicio del show.
Desde ahí, y hasta el final del show, la pista se convirtió en un hervidero. En un momento dado, Germán bajó a cantar con el público con el único propósito de sentir el calor de los pogos, y vaya si lo sintió. Existía la sensación de que esta energía llegaba un pelín demasiado tarde, pero se disfrutó como si hubiese estado desde el principio.
‘Ponzano’ es uno de los mayores éxitos de la banda, pero aun así la locura que desató el tema fue algo inesperado. Así, La Milagrosa pasó de dar poco a dar absolutamente todo. Además, terminaron con un anuncio a la altura del último tercio del concierto: su debut en la Sala BUT el próximo 9 de abril de 2026.