Televisión

‘Monstruo 3’ mezcla a Ed Gein, nazis, Hitchcock, leatherface, autoginefilia y ¡Addison Rae!

Netflix ha vuelto a cosechar gran éxito con otra temporada de la saga sobre asesinos en serie ‘Monstruo’. Tras las dedicadas a Jeffrey Dahmer y a los Hermanos Menéndez, la tercera nos lleva a Plainfield y a la historia de Ed Gein, material de partida de relatos fundamentales en el cine de terror como son ‘Psicosis’, ‘La Matanza de Texas’ y ‘El silencio de los corderos’. La serie es consciente del potencial meta y esta temporada ha sido criticada por acercarse demasiado a esto, y por inventarse demasiadas cosas para rellenar huecos (se sabe poco de Ed Gein realmente), aunque también se han inventado cosas en las anteriores entregas, con peores resultados.

La 1ª temporada empezaba funcionando en un toque siniestro que Murphy no mostraba desde ‘AHS Asylum’, pero desaprovechó todo el potencial que podría haber tenido explorar la mente de Dahmer para convertirse de repente en otra serie, una sobre las víctimas y el racismo policial. La 2ª renunciaba a la oscuridad y parecía más una temporada de ‘American Crime Story‘, intentando transformar por el camino en iconos pop a dos víctimas de abuso sexual infantil, dos psicópatas que asesinaron brutalmente a sus padres (según la versión que creamos, pero, en cualquier caso, en ninguna es buena idea aplicarle esa decisión). Eso de “ponerse creativos” con la historia hace que ‘Monstruo 3’ presente muchos fallos, claro, pero consigue también que sea la temporada más interesante de la saga, puesto que por fin intentan hacer algo distinto.

Quizás tiene que ver el hecho de que ésta es la primera donde Ryan Murphy se aparta, la primera con solo Ian Brennan como creador. Brennan es el guionista de todos los episodios e incluso director de algunos (con Max Wrinkler dirigiendo el resto), mientras que en las anteriores Murphy tenía bastante peso, y los episodios intercalaban distintos directores y guionistas. Hay una autoría en ‘Monstruo 3’ que a veces funciona mejor y a veces peor, pero que es de agradecer. Brennan se apoya en la esquizofrenia de Ed Gein para usar un narrador no fiable que se acerca peligrosamente al “todo vale” en cuanto a lo que se nos muestra. Pero ayuda a intentar entender qué podía haber en la mente de Gein, perdida entre la represión sexual, Edipo y el aislamiento, y con el Holocausto siendo la gota que termina de despertar el dragón de la psicosis.

Hay varias líneas delicadas a las que ‘Monstruo 3’ se acerca y, en mi opinión, consigue sortear. Por ejemplo, puede ser peligrosa la relación que se establece entre sus crímenes y lo trans, pero precisamente el esquema no lineal ayuda a aclararlo, explicando la autoginefilia a través de Christine Jorgensen y diferenciando lo que realmente deseaba Gein. O la esperable queja de “intenta que nos de pena Ed Gein”; es cierto que se puede levantar la ceja en algunos momentos del final, pero creo que lo que se intenta (con una sutileza que no es la de ‘Los Domingos’ pero sí mucho mayor que en producciones de Murphy) es entender una mente como la de Gein, dejando la duda de si, en otro contexto, su camino habría sido distinto. En este sentido apunta la secuencia final, reinterpretando hacia el amor una de las frases que más daño le hizo a él e, indirectamente, a sus víctimas. Sí creo que se podía hacer lo mismo rebajando un poco la recreación de la violencia, violaciones y atrocidades varias que cometió, aunque, de nuevo, puede entenderse con la premisa de que la historia se cuenta desde su mente.

Delicado puede ser también perderse en el punto meta, siempre presente en estas producciones y aquí más que nunca. Vemos cómo la figura de Gein influyó en Hitchcock y Anthony Perkins, director y protagonista de ‘Psicosis’, vemos cómo Tobe Hooper quiso ir un paso más allá en ‘La Matanza de Texas’ e incluso vemos la mítica secuencia “¿me follarías?” de ‘El silencio de los corderos’, con Buffalo Bill a ritmo de ‘Goodbye Horses’. Hay hueco hasta para una especie de crossover con la desaparecida ‘Mindhunter’ de Fincher. Y el extra aquí es que lo meta se conecta con una reflexión acertada, pero un tanto incoherente. Porque la desensibilización del público que parece denunciar esta temporada, la fiebre del true crime y a la vez la gran incomodidad por el sexo en la pantalla (tanto desde una postura conservadora como desde una postura woke), es algo que ha contribuido a fomentar el propio Ryan Murphy, a diferencia de otros creadores como Alan Ball y Gregg Araki (ambos con un enfoque sex-positive y, a la vez, una mirada más humana a sus personajes).

En cualquier caso, a que la cosa funcione ayuda también el buen hacer del reparto. Una vez superado el shock inicial, es cierto que Charlie Hunnam hace un gran trabajo, junto a Suzanna Son, Vicky Krieps y secundarios como Tom Hollander, Joey Pollari, Charlie Hall o, sorpresa, la cantante Addison Rae, que interpreta a una de las víctimas. Aunque sin duda la estrella de la función es Laurie Metcalf en el complejo personaje de la madre de Ed Gein. Además de por ‘Lady Bird’, Metcalf os sonará por sus míticos papeles en ‘Roseanne’, ‘Scream 2’ y en uno de los mejores episodios de ‘Mujeres desesperadas’, y es una brillante decisión de casting, demostrando de nuevo su capacidad para dar un mal rollo impresionante. En resumen, como decimos, con sus más y sus menos, se agradece que la factoría Murphy intente hacer algo distinto, como fue también la temporada ‘NYC’ de ‘American Horror Story’ hace un par de años. Ojalá hubiese tirado más por aquí con ‘Dahmer’.

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Publicado por
Pablo Tocino