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Disco de la Semana: keiyaA / hooke’s law

Consuela descubrir que, mientras el mainstream estadounidense parece estancado, el underground -qué sorpresa- sigue prosperando, lleno hasta los topes de imaginación y creatividad. Aquí entra keiyaA, cantante y productora nacida en Chicago pero afincada en Nueva York, que en 2020 pasó del anonimato absoluto a ganarse la admiración de Jay-Z, Kelela y Solange después de que su debut, ‘Forever, Ya Girl‘, hiciera las mieles de la crítica. Un disco que keiyaA subió a Bandcamp precariamente, usando el wifi de un vecino porque el amigo que la hospedaba no había pagado el recibo.

Construido sobre una fusión de R&B alternativo, neo-soul, deconstructed club, funk y psicodelia, ‘Forever, Ya Girl’ era el íntimo trabajo de una artista que trataba de “centrar las historias y la inteligencia de una mujer negra en el contexto de un mundo sumido en el capitalismo tardío”, proponiendo un nuevo sonido soul que aunaba de forma novedosa sus estudios en el jazz y sus influencias R&B, hip-hop y electrónicas.

El éxito repentino no salvó a Chakeiya Camille Richmond, sino que la llevó a sumirse en una “espiral” de depresión, inseguridades y estrés tan terrorífica que su segundo disco, ‘hooke’s law’, salió en Halloween. Ella dice que arrastra traumas de la infancia a su edad adulta -tiene 33 años- y ‘hooke’s law’ propone la idea de que enfrentar esos traumas también es amor propio, no solo “darse un baño y encender una vela porque eres una mujer negra”.

Afrontar la oscuridad de su psique ha sido el propósito de keiyaA durante la creación de ‘hooke’s law’. Hay ejemplos muy claros, como la flotante ‘devotions’, donde la artista reconoce sus ideaciones suicidas; y ciertas historias como la de ‘nobody show’ parecen localizar ese trauma en una posible negligencia parental. No extraña que en ‘be quiet!!!’ keiyaA ruegue ser salvada de su propia “naturaleza reclusiva”. En 2023, su hermano de 24 años fue asesinado mientras grababa un videoclip.

El dolor se transforma en rabia en puntos del álbum como ‘i h8 u’, que, sobre un beat de lo-fi y capas digitales distorsionadas, arremete contra el sistema del alquiler y su lógica abusiva: lo tilda de “fraude” y al propietario, de “tonto”, mientras sus cálidas armonías neo-soul la envuelven. En la nebulosa y etérea ‘stupid prizes’ se retrata como una “superviviente” que ha salido adelante aunque haya sido a palos. Es interesante cuando esa rabia dialoga con la libido en cortes como ‘take it’, uno de los más influenciados por el jazz: la letra ruega la adoración del otro, pero la instrumentación incluye cristales rotos y disparos.

Abundan en ‘hooke’s law’ los acordes mareados e hipnóticos típicos del neo-soul, así como su uso de capas y capas de armonías vocales reconfortantes y envolventes, a veces hasta el abuso, convirtiendo el disco en un claro «mood piece» que degustar poco a poco y sin prisa (estamos hablando de casi una veintena de pistas). Sin embargo, la producción es efervescente, impredecible, a veces espinosa, y aunque la intimidad de ‘hooke’s law’ puede sentirse claustrofóbica al principio, la imaginación que keiyaA le echa a la instrumentación compensa esa sensación con creces.

El paisaje sonoro coquetea continuamente con el glitch, el sonido de videojuego y la sobredosis de autotune, pero ‘hooke’s haw’ ofrece otro sinfín de ideas interesantes a las que aferrarse, como ese afrobeat que sostiene a duras penas ‘k.i.s.s.’; esa ‘think about it/what u think?’ que coquetea con el drill, el autotune y el neo-soul; el viaje circular del jazz al pop -y del pop al jazz- de la citada ‘take it’; o los diferentes flirteos del disco con la IDM, el breakbeat, la psicodelia o el ambient-synth, reflejados en cortes como ‘until we meet again’, donde keiyaA recuerda a su hermano a través de un viaje en dos partes; o esa ‘break it’ que devanea entre la neurosis y la calma, como todo el disco en realidad.

keiyaA se preocupa además por conferir al disco un sentido de viaje, incluyendo samples de poemas recitados de Jayne Cortez o Pat Parker o un reprise de ‘motions’, y armando un conjunto de canciones en su mayor parte muy breves que se suceden casi sin descanso, como si hojearas rápidamente un diario personal. Dando sentido al disco, su título alude a una ley física que viene a decir -metafóricamente hablando- que hay ciertos objetos que nunca se romperán por mucho que los dobles o estires. Está claro lo que nos quiere decir keiyaA, pero corroborarlo a lo largo de ‘hooke’s law’ no puede ser más entretenido.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: keiyaa