Reseñamos el disco de la última banda del desaparecido Roberto C. Meyer, uno de los talentos fundamentales del underground de Pamplona. Este sábado, fiesta en Nébula, y pronto, otra en Bilbao.
Además de un buen disco de rock, el debut de esta banda de Londres supone un rayo de esperanza en cuanto implica que el género sigue interesando a las nuevas generaciones, tanto encima como al pie del escenario.
En su nuevo disco, Black Lips ha desistido en su intento de hacerse un hueco en el mainstream, o en esa zona en el limbo entre el indie y ser cabeza de cartel del FIB, y han optado por la anarquía.
Adéntrate en la madriguera de Feist y recuerda que nunca es tarde para una nueva primera vez (advertencia: cuidado con el sample de Mastodon, que muerde).
Pese a su pinta (y actitud) de gamberro incorregible, las canciones de DeMarco suenan lejos de esa imagen: en su nuevo largo, incluso se enfunda un traje de romántico algo anticuado, a lo Sean Nicholas Savage.