No era una mixtape más, sino un gran disco con una absoluta armonía de sonidos clásicos y actuales en el que caben gospel, soul, funk, hip hop, trap y hasta house, que reconforta y pone de buen humor, a diferencia de otros de los últimos álbumes del género.
Ocho años después de conocerse, Hamilton Leithauser de The Walkmen y Rostam Batmanglij, ex Vampire Weekend, unen esfuerzos y talentos en un disco colaborativo que nos devuelve a un pasado musical tan reconfortante como singular.
Un disco que se eleva a un nivel musical y lírico superior, y que será capital para el género, tanto por su potencial comercial, como por su halo de hito generacional. ¿Es además la despedida de Agorazein?
Gran retrato del folleteo con o sin amor entre adultos de cualquier género de 20 a 50 años, aproximadamente. Su target comercial, sin duda, es brutal. Incluye rap.