Allá voy:
Por mucho que se pacte una ley educativa, no servirá de nada si no va acompañada de un buen sistema de calidad, que audite, controle y exija resultados (reales, no inventados por la escuelita de turno).
Y ya, para escandalizaros, diré que otro problema crucial de la enseñanza es que el modelo educativo es bastante monolítico, de modo que si nos la jugamos todos a una, el fracaso es general. De poder elegir entre una oferta con diferentes modelos, se vería que sistemas funcionan mejor. Yo podría meter a mis hijos -que jamás existirán- en una escuela con método escandinavo y tú a los tuyos en otra con el sistema waldorf. Se investigaría más y se iría a una mayor eficacia, tras descubrir qué modelos funcionan mejor.