Cuando llegas al primer gigante, y miras SU TAMAÑO, te acongojas. Lo encaré con brío, agarrándome al pelo, cayendo varias veces, muriendo algunas... Y cuando subes y clavas la espada en el símbolo brillantes, y el coloso cae... Pues te da una punzada de pena.
Es emotivo como pocos.
(Luego ya entramos en lo repetitivo del esquema, que acaba siendo cansino pese a que cada coloso presente un desafío distinto. Pero el arranque y el entorno te dejan lóquer)-