Pues volviendo a nuestro selecto y divertido núcleo de directores eslavos favoritos (Tarkovski, Sokurov, Tarr y Paradjanov, ¿quién nos falta para el póker, @Ignasi?), el otro día vi
Solaris (1972) es laaaaaarga (casi tres horas) y un poquito plúmbea, pero plantea temas interesantes. La interpretación de Natalya Bondarchuk como una replicante avant la lettre es maravillosa, y tiene imágenes bastante chulas. Aún así, no acaba de ser especialmente emotiva, o yo no acabé de conectar con un tono quizás demasiado filosófico-existencial. En fin, una muesca gafapástica más.