Pues al contrario que con la peli de Almodóvar que NO TE CREES NADA DE LO QUE PASA (todavía me dura el cabreo, sorry), aquí todo lo que ves en pantalla respira verdad. Funciona mejor en los tramos guionizados (la relación de Candela y Silvio, el viaje de fin de curso) o en las entrevistas testimoniales (la chavala del bullying que te rompe el corazón) que en los más discursivos (sobre todo al final), que aburren un poquito más porque ves a los chavales esforzarse por explicarse, pero ves también como no llegan. En contra, la duración, que es excesiva de todas todas. A favor, como decía, lo identificadísimo que te sientes (si tienes corazón humano) con ese universo adolescente, y la oportunidad de revivir de pleno lo difícil y tierno y duro y bonito que es tener 16 años.