Es un thriller de sci-fi que mezcla acción, comedia, gore, las pelis de justicieros de Charles Bronson, peleas imposibles a lo Matrix, Robocop, Alexa y unas gotas de Philip K. Dick. Todo con un regustillo a serie B que se nota ya desde el reparto, con Logan Marshall-Green, la versión marca blanca de Tom Hardy, a la cabeza. Viéndola no paraba de pensar que es la típica peli que el público vitorearía en Sitges y, efectivamente, ganó el premio del público allí en 2018. Está en Netflix y es cortita, así que para pasar un rato entretenido va bien.