Mucha estética vacía, mucha pose hueca, muchas ideas mal resueltas, mucho tono trágico impostado, mucha provocación escatológica gratuita (bien de sangre y vómitos, primer plano de una vagina orinando para el jackpot completo), mucha metáfora de preescolar… Ángela Molina se esfuerza (y mucho) en hacer algo con su papel, pero tiene muy poquito donde agarrarse. Y aun así, somehow podría haber sido muchisisisísimo peor. A su favor hay que decir que de las tres nominaciones a los Goya (dirección de arte, vestuario, y maquillaje y peluquería) podría ganar las tres sin problemas. Y que hay una (1) escena que tiene gracia (la de los lacitos rosas, si me preguntáis). Por lo demás, sinceramente no hace falta que perdáis vuestro tiempo ni vuestro dinero. A mí por lo menos me invitó mi ex. Siempre es peor que te hagan un shakirazo, supongo.