Yo iba mucho al Icaria, pero me daba un poco de rabia lo ladrones que eran con los precios del bar.
Uno de mis primeros recuerdo en Barcelona fue ir a ver a la sesión golfa Amelie, que estuvo allí en cartelera muchísimos meses.
Los últimos años, ese centro comercial era un campo de pena, dos o tres restaurantes random, alguna tienda, un super, y el cine, siempre más vacio que lleno.
Pero una pena.